Brasil: Batalla de versos estalla en mayor torneo de poesía hablada de Latinoamérica

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RÍO DE JANEIRO (Brasil).- Una batalla campal de versos comenzó este jueves con el «Río Poetry Slam», la mayor competición de poesía hablada de América Latina y que este año congrega a mujeres negras de 15 países en la emblemática ciudad brasileña de Río de Janeiro.

La batalla de poesía hablada es uno de los eventos más destacados de la Fiesta Literaria de las Periferias, (FLUP), un espacio diseñado para las comunidades más pobres y relegadas de Brasil.

En su octava edición, la fiesta de las letras, que se extenderá hasta el próximo domingo, girará en torno al feminismo negro y por eso en el «Río Poetry Slam» las participantes son todas mujeres negras.

Para Roberta Estrela D’Alva, curadora de la competición, el que este año la participación sea exclusivamente para mujeres negras, es una forma de darles un espacio que les ha sido negado.

«Creo que sobre todo, en el rol de voces que no son oídas, las voces de las mujeres negras son las menos escuchadas aún», señaló la curadora a Efe.

Esta característica hizo que algunos países de América Latina con cultura y tradición negra no pudieran participar en la competición, ya que por ser el «Slam» un estilo peculiar de la poesía hablada, no es muy practicado en comunidades negras de países como Colombia, donde son comunes estilos más tradicionales.

Armados con la palabra y ayudados con su voz y su representación, poetisas de países de América, África y Europa empezaron este jueves a mostrar las estrategias para transmitir su sentir.

Aunque provienen de países tan disímiles culturalmente como Costa Rica, Bélgica, Canadá, Gabón, Mozambique, Holanda, Portugal o Estados Unidos, todas tienen en común las problemáticas que día a día viven como mujeres, y más como mujeres negras que padecen también el racismo y la discriminación constante.

Por eso, la mayoría de sus poesías son un grito de denuncia contra las violaciones de las que son víctimas continuamente, donde sus cuerpos, sus mentes y sus derechos son violentados por el simple hecho de ser mujeres y existir.

Y si el texto lo dice, la expresión se ahonda con las tonalidades, las miradas, el movimiento de su cuerpo y la interacción que logran con el público, quien es el gran jurado.

En la primera ronda de eliminatorias, racismo, sexismo, guerras, desplazamiento y refugiados también fueron parte de los tópicos tratados por las artistas.

La costarricense Queen Nzinga Maxwell, la única participante latinoamericana además de las de Brasil, resaltó el valor de lo real y criticó en una de sus poesías la importancia que hoy en día se da al falso físico tan de moda en estos tiempos.

Alta, de mirada optimista y sonrisa generosa, esta poetisa y artista se autocalifica como una luchadora de la vida y por eso se inspiró en una reina ancestral africana para escoger su nombre artístico.

«Nzinga quiere decir una persona que nació para guerrear, para luchar. Ha cobrado un nuevo significado también con la historia de la reina Nzinga de Matamba, entonces hoy en día también significa mujer de gran fortaleza», explicó a Efe.

Ella siente que en el «Slam» la mujer negra no está relegada, sobre todo porque es un estilo practicado en su mayoría por la cultura negra.

El «Slam» nació en California (Estados Unidos) en la década de los 80 basado en el «Spokenword» (palabra hablada), estilo de origen africano.

La diferencia es que el «Slam» se desarrolla como competencia con unas reglas específicas.

«Los poemas tienen que ser de autoría propia, tienen que ser de no más de tres minutos y no se pueden usar instrumentos musicales o musicalización de ningún tipo. Es solamente el cuerpo, la boca y la voz», aseguró a Efe la poetisa costarricense.

Tampoco se pueden usar elementos que complementen el escenario y el vestuario debe ser cotidiano, sin aditamentos ni rasgos de disfraz.

En esta competencia solo vale la palabra y la esencia misma del poeta.

La ganadora de la sexta edición del «Río Poetry Slam se conocerá el próximo domingo cuando la batalla campal de versos, palabra y voz haya terminado.

EFE/María Angélica Troncoso

 

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