SAO PAULO (Brasil).- El presidente brasileño, el ultraderechista Jair Bolsonaro, afirmó este jueves que puede intentar reelegirse en el 2022 en caso de que el Congreso no apruebe una reforma política de su gusto.
«Si no aprueban una buena reforma política y el pueblo lo quiere, estamos dispuestos a continuar otros cuatro años», aseguró el jefe de Estado en una rueda de prensa que concedió tras participar en un evento con miles de evangélicos en Sao Paulo.
«Si aprueban una buena reforma política puedo renunciar a la posibilidad de la reelección», agregó el capitán de la reserva del Ejército.
Bolsonaro, un antiguo crítico de la figura de la reelección y que en su campaña electoral del año pasado dijo que tan sólo aspiraba a un mandato, admitió en dos oportunidades este jueves su intención de continuar en el cargo.
La primera alusión la hizo durante una visita a Eldorado, su ciudad natal, en la que, ante cientos de seguidores que fueron a recibirlo, agradeció a quienes lo votaron en las elecciones presidenciales del 2018 y a quienes lo votarán «más adelante».
Se trata de la primera vez que admite su intención de intentar un segundo mandato desde que, durante su campaña electoral el año pasado, prometió presentar un proyecto de ley a consideración del Congreso para extinguir la posibilidad de la reelección.
En la época afirmó que presentaría al Congreso un proyecto de reforma política, lo que aún no ha hecho, que incluiría el fin de la posibilidad de la reelección. «En ese caso y si soy elegido, seré el primero en no poder aspirar a un segundo mandato», dijo.
En la misma rueda de prensa de este jueves afirmó que asumió el Gobierno con Brasil «reventado económicamente» pero que está trabajando para revertir esa situación y que las inversiones van a regresar al país cuando el Congreso apruebe la reforma a las jubilaciones propuesta por el Ejecutivo.
Según el mandatario, la aprobación de la reforma que dificulta las jubilaciones y corrige el enorme déficit en las cuentas públicas del país elevará la confianza de los inversores, que son los que generan empleo y renta.
«No hay actos de corrupción en mi Gobierno. Quien genera empleo no es el presidente sino la iniciativa privada. Queremos que, cuando los inversores tengan confianza en nosotros, retomen sus inversiones», afirmó.
El ultraderechista admitió la posibilidad de intentar la reelección poco después de participar en Sao Paulo en la «Marcha para Jesús», el principal evento de masas de los evangélicos en el país, en la que agradeció a los fieles de estos grupos religiosos por su apoyo en las elecciones y por ayudarlo a cambiar Brasil.
«Ustedes fueron decisivos para ayudar a cambiar el destino de Brasil», afirmó el jefe de Estado, que fue elegido con el fuerte apoyo de la mayoría de pastores y líderes evangélicos del país, así como de los fieles, gracias a su discurso de defensa de los valores cristianos.
El número de evangélicos en Brasil creció cerca de un 60% en la última década, hasta cerca de 42 millones de fieles en el último censo (2010), frente a los 123 millones de católicos, y la activa participación de sus pastores en política los ha convertido en una importante fuerza en el Congreso.
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