RÍO DE JANEIRO.- El diputado Eduardo Cunha, principal impulsor del juicio político a la mandataria Dilma Rousseff, renunció a la presidencia de la Cámara Baja pero no a su escaño, el que podría perder en el proceso abierto por ese cuerpo legislativo.
“Solamente mi renuncia puede ayudar a estabilizar la Cámara”, expresó con voz quebrada Eduardo Cunha quien había sido suspendido por sospechas de corrupción luego de que aceptara a trámite las acusaciones contra la suspendida presidente.
Afirmó que decisión tiene como objetivo estabilizar la presidencia interina el legislador Walter Maranhao, quien no cuenta con el apoyo de los diputados en momentos que se debate el proceso a Dilma Rousseff.
Cunha aseguró que, desde que puso en marcha el trámite que llevó a instaurar el juicio contra Rousseff, ha sufrido una «persecución», que, incluso, afirmó que fue la causa que llevó a la Corte Suprema a suspenderlo del ejercicio de su cargo mientras se le juzga por supuesta corrupción.
«Tengo la conciencia tranquila», pues «contribuí a que el país esté mejor y a librarlo de un Gobierno criminal», que «hundió en el caos a la sociedad brasileña», declaró en alusión a la gestión de Rousseff.
Cunha subrayó su «confianza» en la Justicia brasileña, reiteró que demostrará su inocencia y que no tuvo participación alguna en las corruptelas detectadas en la estatal Petrobras, que configura la base de las acusaciones en su contra.
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La renuncia de Cunha a la presidencia de la Cámara Baja obligará a convocar nuevas elecciones para ese cargo, que desde su suspensión está en manos del diputado Maranhao, quien es rechazado por la gran mayoría de los parlamentarios.
Esa falta de sintonía entre Maranhao y los miembros de la Cámara Baja mantiene casi paralizados los trabajos legislativos, lo cual, según Cunha, podrá ser remediado con su renuncia y una nueva elección interna en ese órgano.
Cunha, miembro del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que lidera el presidente interino, Michel Temer, agradeció a esa formación el «apoyo» y deseó «el mayor éxito» al Gobierno del presidente interino, quien sería confirmado en el cargo siempre y cuando Rousseff fuera destituida en el proceso que concluirá a fines del próximo agosto. (ECHA – Agencias)