Brasil sin tregua por los incendios forestales y soporta la mayor sequía en siete décadas

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BRASILIA (Brasil).- El Gobierno brasileño termina hoy una semana bajo contingencia para responder a la mayor sequía en siete décadas y la propagación de incendios forestales en santuarios medioambientales como la Amazonía, que además perjudican a países vecinos.

La falta de agua impacta de forma extrema o severa a mil 400 ciudades, o sea, casi una cuarta parte de los municipios; mientras las llamas devoran extensas áreas de bosques y pastizales en zonas como la Amazonía, y además el humo espeso cubre casi todo el gigante suramericano e incluso llegó a Uruguay y Argentina.

Aparte de movilizar pipas con el líquido hacia las comunidades damnificadas y reforzar las brigadas de bomberos, el Gobierno anunció medidas como el dragado en el río Amazonas y otras vías fluviales, así como la distribución de purificadores de agua.

El Ejecutivo creará una “autoridad climática” con sede en la urbe de Manaos, que se enfocará en diseñar estrategias que permitan la adaptación de las poblaciones vulnerables ante los riesgos asociados con eventos naturales.

En tanto, el Supremo Tribunal Federal continúa con la discusión de otras acciones para contener los incendios en la Aamazonía y el Pantanal, otro vital refugio de la biodiversidad, y se abrieron 52 investigaciones para determinar si fueron provocados.

Brasil afronta un escenario muy complejo que expertos vinculan directamente con el cambio climático.

También tiene el 76 por ciento de las áreas dañadas por los fuegos en Sudamérica, este año perdió 6.7 millones de hectáreas en la Amazonía por esa causa y registra en la actualidad más de cinco mil focos activos.

Indeci: diez personas han muerto hasta ahora debido a los incendios forestales

El agua del Amazonas descendió a niveles alarmantes en medio de la peor sequía que impacta a los afluentes de dicho río, al 59 por ciento del país desde el norte hasta el sureste e incide en una caída drástica de los niveles de humedad relativa del aire, solo comparable con los del desierto del Sahara.

Según las autoridades medioambientales, más de mil 900 kilómetros del torrente y del principal tributario, el río Madeira; a diario experimentan descensos cada vez más drásticos y esta tendencia puede persistir al menos hasta octubre, cuando debe comenzar las lluvias.

El fenómeno exacerba, asimismo, los problemas de seguridad alimentaria y perjudica la navegación de las comunidades que solo son accesibles por vía fluvial, como la localidad indígena de Fidadelfia.

Fuente y foto Prensa Latina

 

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