El partido ante Venezuela, este martes en Caracas, tiene para la selección peruana un sesgo de reposición del inicio mal trajeado camino a Catar 2022. Sería distinto haber sumado los puntos desperdiciados para no estar colgado del estribo, como sucede ahora.
Con todo, la bicolor lucha subirse al avión que lo lleve a Catar. Para ello deberá derrotar al equipo vinotinto en una final que tendrá bastante de áspero y pocas decencias futbolísticas.
El escenario trae un buen recuerdo a la selección peruana. En 1975 se jugó el título ante Colombia. El estadio olímpico de la Universidad de Caracas era cancha neutral.
En ese mes de octubre mientras recorría las calles la Procesión del Señor de los Milagros, la bicolor con gol de Hugo ‘Cholo’ Sotil se encumbraba con el cetro de la Copa América.
Es distinto ahora. No vamos por un título, pero en el césped caraqueño nos jugamos parte de la clasificación a Catar 2022.
El triunfo ante Bolivia por 3-0 algo dice de que el equipo alcanzó la continuidad de su juego, de haber superado los intervalos de un gitano desempeño para consolidar el más preciado tesoro del fútbol. Un Mundial, que no venden en la botica.
¿Qué tenemos? La fortaleza de la escuadra de Ricardo Gareca se sostiene en el sector medio y la ofensiva. Si Cueva, Yotún (si juega), Peña y Carrillo aceleran en sus movimientos fantasiosos, Venezuela la pasará mal.
A ello se suman Trauco y Lapadula, también Tapia para que la hebra de la madeja encuentre rápido hallazgo y de ahí para adelante el ovillo completo para elaborar una victoria que resuella justo en el aniversario cuatro de la clasificación para Rusia 2018.
La defensa está bien y encima un arquero de nivel mundial como Pedro Gallese que es garantía. En años no teníamos un arquero de esa talla, enorme, que ofrece seguridad. Tenemos razones para ganar, salvo que en la cancha veamos otra cosa. (Hugo Laredo Medina).