La selección peruana creció en sus posibilidades de alcanzar la zona de repechaje con el triunfo ante Bolivia. Una victoria refrescante, oxigenada, con un fortalecimiento anímico para pelear la otra final que se avecina ante Venezuela.
Los tres puntos logrados ante la verde fue de catálogo, de cómo debe ser un partido de clasificatoria, Con un planteamiento sesudo de parte de Ricardo Gareca, más que jugar bonito, la bicolor tuvo la noche del jueves contundencia ofensiva.
Los bolivianos como rival mostraron lo suyo, se prodigaron hasta donde Perú le permitió. Cuando la defensa altiplánica empieza a tambalear ante el toque de los nuestros, claramente era un anticipo de lo que vendría.
Perú pesó más como equipo. Como un colectivo macizo y frontal. Lapadula, Cueva y Peña hicieron su tarea y el resultado fue un holgado triunfo que alimenta la fe y la creencia de que puede llegarse a Catar 2022.
En adelante depende Perú depende de sí mismo. Es vital ganar el martes 16 a la vinotinto. Es el resultado que direcciona el futuro. Se puede y se debe.
Ahora bien, Colombia, Chile y Ecuador y Uruguay son los muestrarios de un molde al que se debe superar. Están ahí, también con la chance intacta. Perú está a la espera que trastabille uno o dos de ellos para consolidarse en la zona de repechaje.
Hasta después de la derrota (0-1) ante Argentina el pasado 14 de octubre, la suerte peruana estaba de cabeza. En el penúltimo lugar y mirando desde abajo a los cabecillas, muchos pensamos que el negocio de la clasificación caía en saco roto.
Sin embargo, este triunfo ante Bolivia permite que la sensación de clasificación se haga sostenible. Se puede creer y tener fe. Razón tuvo Ricardo Gareca en la conferencia de prensa previa: “Tenemos confianza, pero no podemos confiarnos”. (Hugo Laredo Medina).
Foto EFE