La Federación Internacional de Periodistas (FIP) ha manifestado su apoyo a la lucha mantenida por los periodistas y los trabajadores de los medios de comunicación chilenos para que la Reforma Laboral garantice derechos como el derecho a huelga sin reemplazo.
La ley, que fue aprobada por el Senado en agosto, volvió ayer a la Cámara Alta para ser revisada punto por punto y superar así los principales déficits legales que obstaculizan el libre y pleno ejercicio de los derechos sindicales en el país andino, según los sindicatos.
Por primera vez en treinta años, la aprobación de esta ley, que es una de las promesas emblemáticas del gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, va a permitir la revisión y la modernización del sistema de relaciones laborales establecido entre los trabajadores chilenos y los empleadores mediante la modificación del Código de Trabajo.
La reforma aborda tres de sus antiguas reivindicaciones de los trabajadores: el fortalecimiento de los sindicatos, la ampliación de la negociación colectiva y la eliminación de una norma que permite a las empresas contratar reemplazos durante las huelgas.
El movimiento sindicalista chileno en conjunto ha estado peleando por que la ley contemplara tres puntos básicos:
– Que no haya reemplazo de huelga
– Que la extensión de beneficios no se pueda acordar unilateralmente por el empresario, porque desincentivaría la afiliación sindical
– Que para convenir pactos de adaptabilidad se requiera al menos un 30% de representatividad sindical
“Aunque no recoge todas las legítimas demandas y aspiraciones de los trabajadores, debemos reconocer que constituye un avance que valoramos. La normativa es el piso mínimo aceptable para los trabajadores”, declaró el afiliado de la FIP, FENATRAMCO (Federación Nacional de Trabajadores de los Medios de Comunicación Social de Chile), en una intervención en la Comisión del Senado el pasado 3 de agosto.
La FIP y sus afiliados locales se han mostrado muy críticos con el empresariado chileno y su campaña “injustificada, inaceptable y absolutamente exagerada” contra la reforma, así como contra el derecho a la huelga sin reemplazo contemplado en la misma.
La ley fue aprobada por el senado en agosto con 22 votos a favor, 14 en contra y dos abstenciones, después de que el Congreso de los Diputados la aprobara previamente con 67 votos a favor.