SANTIAGO DE CHILE.- La Corte de Apelaciones de Santiago rechazó hoy un recurso de amparo presentado por el excapitán del ejército Pedro Fernández Dittus (foto), que comandaba la patrulla que quemó vivos a dos jóvenes en 1986, informaron fuentes judiciales.
El exoficial buscaba con el recurso (hábeas corpus) anular su nuevo procesamiento como autor del delito de homicidio, pero la Corte lo desestimó por considerar que las decisiones del juez Mario Carroza con respecto a él son ajustadas a derecho.
Fernández Dittus es uno de los doce exmilitares procesados por Carroza, quien reabrió el caso después de que un exintegrante de la patrulla rompiera un pacto de silencio de casi 30 años y contara la verdad de lo que pasó.
El recurso que había presentado el abogado de Fernández Dittus buscaba anular el procesamiento sobre la base de que éste ya había cumplido una condena anterior por cuasidelito de homicidio (no intencional), dictada por la justicia militar.
Su abogado defensor, Enrique Ibarra, adujo, en unas declaraciones a medios locales, que no era posible condenar dos veces a una persona por los mismos hechos, motivo por el cual, a su parecer, el procesamiento que hace dos semanas hizo Carroza «debería ser anulado».
La resolución de hoy considera que en esta etapa procesal no corresponde alegar un posible aplicación del principio de «cosa juzgada» como pretendía la defensa de Fernández Dittus.
El abogado Héctor Salazar, que representa a Carmen Gloria Quintana, superviviente del caso, argumenta que lo que hubo en el caso de Fernández Dittus fue «una cosa juzgada fraudulenta» que quedó en evidencia con los nuevos antecedentes que dieron pie a la reapertura de la causa.
«Nadie se puede aprovechar de su propio dolo. Fernández Dittus no se puede aprovechar de cómo logró obtener fraudulentamente una sentencia muy benigna para él y escudarse en ese instrumento para hoy evadir nuevamente la justicia», recalcó el abogado querellante.
Carmen Gloria Quintana y el fotógrafo Rodrigo Rojas fueron detenidos en 1986 por una patrulla militar, rociados con gasolina y prendidos fuego para luego llevarlos a las afueras de la ciudad, donde fueron arrojados a una zanja junto a un camino rural del que lograron salir unas horas más tarde y pedir ayuda. Rojas falleció 96 horas después.