BEIJING.- China logró por primera vez en la historia posar una nave en la cara oculta de la Luna, este jueves a las 10.26 de la mañana (hora local), consiguiendo un paso más en el ambicioso programa espacial que se ha trazado el país asiático.
La sonda Chang’e 4, lanzada el 8 de diciembre, tocó el suelo del satélite con precisión y de acuerdo a lo programado informó la Administración Nacional del Espacio de China.
El éxito del alunizaje, que no se anunció de forma oficial hasta aproximadamente dos horas después de haberse producido, supone un hito más para el ambicioso programa espacial del país asiático, aún lejos del de Estados Unidos en financiación pero convertido en una prioridad absoluta para las autoridades chinas.
La nave no tripulada ya había entrado en órbita lunar elíptica durante el pasado domingo, con el punto más cercano al astro a unos 15 kilómetros de su superficie y el más lejano a unos 100 kilómetros.
Desde entonces se buscó el momento idóneo para llevar la sonda a la superficie lunar, porque la parte no visible del astro tiene periodos de día y noche que duran unos 14 días terrestres y se necesitaba la luz solar para que tanto el módulo de aterrizaje como el vehículo móvil de exploración funcionaran como estaba previsto.
Entretanto, los ingenieros verificaron el buen funcionamiento de la sonda y del satélite Queqiao, que sirve de enlace para comunicar este vehículo explorador con la Tierra.
El hecho de que la comunicación con la sonda no pueda ser directa —la propia masa de la Luna lo impide— es uno de los principales obstáculos técnicos de la misión.
Finalmente la sonda tocó superficie sin problemas en el cráter Von Kárman, de 186 kilómetros de diámetro, situado en la cuenca Aitken (en el Polo Sur), que a su vez es uno de los mayores cráteres de impacto conocidos en el sistema solar y uno de los más antiguos de la Luna.
«Se ha abierto un nuevo capítulo en la exploración lunar por parte del hombre», dijo la agencia espacial china en un comunicado.
El principal objetivo de la sonda Chang’e 4 es analizar la composición del terreno y el relieve de la zona, lo que podría dar pistas sobre los orígenes y evolución del satélite.
Esa cara lunar, invisible desde la Tierra, es muy distinta de la que conocemos. Si la cara vista muestra mares llanos de basalto y relativamente pocos cráteres, el otro lado está lleno de estos y su composición parece diferente. La misión china podría recabar datos sobre la evolución y la geología de esta área desconocida del satélite. (ECHA- Agencias)