Esta es la segunda parte de la conclusión de un estudio, a escala global, publicado por expertos de la Universidad de Datmouth en la revista Nature sobre la huella física de la minería fluvial y su impacto hidrológico.
El estudio también incluyó ríos como el Congo en África, el Irrawaddy en Asia, el Kapuas en Oceanía, y el Amazonas y el Magdalena en Sudamérica.
“Muchos de estos sistemas fluviales tropicales son lugares muy biodiversos, si no algunos de los más biodiversos de la Tierra, y en la actualidad están poco estudiados -afirma el autor principal, David Lutz, profesor asistente de investigación de estudios medioambientales en Dartmouth-. El reto aquí es que hay muchas especies que podrían extinguirse antes incluso de que supiéramos que existían”.
Para evaluar el impacto ecológico de la minería fluvial en los trópicos, el equipo examinó las directrices de gestión ambiental utilizadas en Estados Unidos y otros países y aplicó las normas a sus datos.
Desde que comenzó la minería, descubrieron que dos tercios de los ríos representados en el estudio superaban las directrices de turbidez para proteger a los peces el 90% de los días o más, lo que significa que la turbidez de los ríos era superior a la recomendada.
“Cuando los ríos y arroyos experimentan altos niveles de sedimentos en suspensión, los peces son incapaces de ver a sus presas o depredadores y sus branquias pueden ahogarse con sedimentos y dañarse, lo que puede provocar enfermedades o incluso la muerte”, afirma Lutz.
“El trabajo previo de nuestro equipo ha informado sobre cómo la minería del oro es un problema en la región de Madre de Dios, en la Amazonia peruana, al envenenar a la vida salvaje y a las personas”, subraya el coautor Miles Silman, profesor de Biología de la Conservación de la Fundación de la Familia Andrew Sabin y presidente del Centro de Innovación Científica Amazónica (CINCIA) de la Universidad Wake Forest.
“Aunque la extracción de oro tiene mucho potencial para sacar a la gente de la pobreza, sobre todo en las remotas fronteras tropicales, la forma en que se hace ahora tiene un tremendo coste social por la degradación del medio ambiente, la contaminación por mercurio y la corrupción y las redes criminales”, alerta.
Aunque el oro es el principal objetivo de los mineros y representa casi el 80% o más de los yacimientos mineros, la extracción a lo largo de los ríos de África central y centro-occidental, en particular, en Angola, la República Democrática del Congo y Camerún, hace que los diamantes sean el segundo mineral más extraído en los trópicos. También se extraen otros minerales preciosos. En el sudeste asiático, el níquel se extrae en Indonesia, Filipinas y Malasia.
Muchos minerales que se utilizan en teléfonos móviles y baterías de coches eléctricos y se emplean en electrónica, como el cobalto, el coltán, el wolframio y la tantalita, se extraen en la República Democrática del Congo.
“Estos minerales son cada vez más necesarios en la transición de los combustibles fósiles a las energías limpias -apunta Dethier-, así que es un área importante a la que hay que seguir la pista”.
Los coautores piden a los responsables políticos que colaboren con las partes interesadas para ayudar a mitigar el impacto ambiental y social de la minería en los ríos tropicales, dado que es probable que continúe en un futuro previsible.
Ciencia: auge minero del siglo XXI degrada ríos y proximidades en 49 países (1)
Fuente Europa Press / foto Twitter