MADRID (España).- Materiales utilizados para proteger las turbinas eólicas de la corrosión marina se filtran al agua circundante, lo que puede suponer riesgos para los ecosistemas, la acuicultura y la salud humana. Es la conclusión de un nuevo estudio de la Universidad de Portsmouth, publicado en Ocean Sustainability.
Los parques eólicos marinos liberan miles de toneladas de metales como aluminio, zinc e indio cada año. Se espera que esta cifra aumente drásticamente, ya que los parques eólicos están llamados a desempeñar un papel importante en la reducción de las emisiones de carbono del mundo.
El Reino Unido cuenta actualmente con 13 gigavatios de capacidad de generación de energía eólica marina y el objetivo gubernamental de alcanzar los 100 gigavatios para el 2050.
El profesor Gordon Watson, de la Facultad de Medio Ambiente y Ciencias de la Vida de la Universidad, afirmó en un comunicado: «Los parques eólicos marinos son una parte vital de nuestro futuro energético limpio, pero por el momento hay datos limitados sobre cómo estos metales afectan al medio ambiente cerca de los parques eólicos marinos en funcionamiento, por lo que es difícil evaluar todos los riesgos.
«Definitivamente no estamos diciendo que dejemos de construir parques eólicos marinos, solo necesitamos monitorearlos adecuadamente, especialmente a medida que continúan expandiéndose. Los planes de ampliación son ambiciosos y presentan desafíos que deben abordarse».
Para proteger las turbinas de la oxidación, se utilizan sistemas de protección contra la corrosión, que pueden liberar metales al océano con el tiempo.
El estudio estimó que las liberaciones anuales de metales de los parques eólicos europeos actuales son 3,219 toneladas de aluminio 1,148 toneladas de zinc y 1.9 toneladas de indio. En el caso del zinc, esto ya supera la suma de todas las entradas directas conocidas y las descargas fluviales en el Atlántico Norte de los principales países europeos.
La ubicación de granjas de algas y mariscos en las proximidades de los parques eólicos marinos, como la primera granja de algas a escala comercial del mundo ubicada en el Mar del Norte, podría hacer que los metales de las turbinas se acumulen en estas especies, lo que llevaría a concentraciones que podrían superar los límites seguros para el consumo humano.
Por ejemplo, el consumo de ostras con altos niveles de zinc podría superar la ingesta semanal recomendada para adultos, lo que plantea riesgos para la salud humana.
«Nuestra investigación destaca la importancia de vigilar de cerca las sustancias químicas liberadas por los parques eólicos marinos, para que podamos controlar y gestionar el impacto ambiental», dijo el profesor Watson.
Los científicos piden un control más exhaustivo del agua y los sedimentos alrededor de los parques eólicos, utilizando sistemas de protección contra la corrosión con menos impactos ambientales y directrices de control estrictas para la ubicación conjunta de la acuicultura con los parques eólicos.
El profesor Watson dijo: «Hay soluciones para abordar estos problemas, pero debemos tomar medidas ahora para mitigar los riesgos. Esperamos que esta investigación proporcione una hoja de ruta para que los responsables políticos y la industria de la energía eólica aborden estos desafíos de manera efectiva antes de que causen daños innecesarios».
Fuente Europa Press / foto X