La civilización de Caral, considerada la más antigua de América al desarrollarse hace 5,000 años en la costa central de Perú, realizó intercambios comerciales con otras sociedades de los Andes, la Amazonía, el sur de Ecuador y el norte de Chile, según su descubridora, la arqueóloga Ruth Shady.
La investigadora, que dirige la Zona Arqueológica Caral (ZAC), confirmó este lunes en una conferencia de prensa las relaciones interculturales que tuvieron los habitantes de Caral gracias a los hallazgos encontrados en Áspero, que en su día fue la ciudad pesquera de esta civilización.
Shady sostuvo que Caral ofrecía algodón y pescado deshidratado, en su mayoría anchoveta, a cambio de productos de zonas remotas como plumas de guacamayos y caracoles de la Amazonía, tubérculos andinos como la oca o conchas spondylus de las aguas tropicales de Ecuador, que utilizaban para elaborar adornos y collares.
«En Áspero ha habido una fuerte presencia de bienes de la Amazonía. Estamos investigando por qué hay una presencia tan fuerte de la selva. Las relaciones se dieron en condiciones de paz, respetando las diferencias étnicas y religiosas», indicó Shady.
Estos hallazgos demuestran que la primera civilización de América mantuvo relaciones con otros grupos sociales supuestamente menos desarrollados que habitaban a no menos de 400 kilómetros de distancia y a los que les separaba los Andes, una abrupta cadena montañosa que supera los 5.000 metros de altitud.
Entre las evidencias encontradas en Áspero destacan los adornos de la sepultura de la Dama de los Cuatro Tupus, considerado el Instituto de Arqueología de América como uno de los hallazgos más importantes de 2016 al revelar la importancia de la mujer dentro de esta civilización contemporánea a Mesopotamia.
Este personaje llevaba cuatro tupus (broches, en quechua) con forma de mono aullador, «una especie que solo se encuentra en la selva amazónica», apuntó Shady.
También se encontraron decenas de «ojos de dios», un emblemático adorno amazónico consistente a un rombo trenzado con hilos a una cruz que hasta ahora es utilizado por el pueblo shipibo-konibo, uno de los más numerosos de la Amazonía peruana, concentrado eminentemente en la región de Ucayali, fronteriza con Brasil.
Para obtener los spondylus, Shady consideró que los habitantes de Caral fueron capaces de navegar largas distancias por la costa peruana, tanto hacia el norte como hacia el sur.
La civilización de Caral se desarrolló entre los años 3000 y 1800 antes de Cristo en el valle costero del río de Supe, a unos 130 kilómetros al norte de Lima, con 25 asentamientos distintos cuya capital o centro más importante la ciudad de Caral.
Los edificios monumentales de Caral se caracterizan por ser pirámides escalonadas con una escalinata central que comunica la cúspide del edificio con una plaza circular excavada frente a la construcción.
En Áspero, donde este mes se celebran los 14 años del inicio de las investigaciones, hay 22 edificios que antes de excavarse estaban cubiertos por unas 8,000 toneladas de basura, ya que el lugar era utilizado como un vertedero por dos municipios de la zona.
EFE/Foto: ojo.pe