WASHINGTON.- La excandidata presidencial estadounidense Hillary Clinton no descarta cuestionar el resultado de las elecciones de 2016 si la investigación de la trama rusa concluye que hubo una profunda injerencia del Kremlin en los comicios, aunque precisa que no cree que Estados Unidos tenga un mecanismo legal para hacerlo.
«¿Descartaría completamente cuestionar la legitimidad de estas elecciones si se concluye que la interferencia rusa es incluso más profunda de lo que sabemos ahora?», le preguntó hoy la periodista Terry Gross en la emisora pública NPR.
«No, no lo descartaría», respondió Clinton, quien horas después inició en Washington la gira de su libro sobre la derrota electoral What Happened (Lo que ocurrió), un tour que la llevará por 15 ciudades de Estados Unidos y Canadá.
Preguntada por si hay mecanismos legales con los que podría cuestionar la legitimidad de las elecciones del pasado 8 de noviembre, Clinton respondió: «Básicamente, creo que no hay».
«Hay académicos que argumentan que debería haber (…) La gente está haciendo estas argumentaciones. Yo creo simplemente que no tenemos un mecanismo», indicó.
Lo que sí tiene claro es el papel que jugó el Kremlin en los comicios: «no hay duda de que influyeron en las elecciones, ahora sabemos más sobre cómo lo hicieron», afirmó.
La ex secretaria de Estado, que ha concedido numerosas entrevistas en la última semana por la publicación de su libro, criticó con dureza la actitud del presidente Donald Trump ante la trama rusa.
«Déjame ponerlo de este modo. Si yo hubiera perdido el voto popular pero ganado el Colegio Electoral y, en mi primer día como presidenta, la comunidad de Inteligencia me dijera que los rusos han influenciado las elecciones, nunca lo habría tolerado», dijo.
«Incluso aunque me hubiera beneficiado, habría dicho que tenemos que llegar hasta el final de eso. Habría establecido una comisión independiente con poder de citación y todo lo demás», agregó.
Clinton no habló de la posibilidad de cuestionar el resultado electoral en el evento del lanzamiento de la gira de su libro en el Warner Theater de Washington, que tuvo un carácter distendido y personal.
Sí bromeó repetidas veces sobre la interferencia rusa en las elecciones, y llegó a decir que ella había competido no solo contra el candidato republicano y ahora presidente, Donald Trump, sino también contra el presidente ruso, Vladimir Putin.
Clinton dijo no poder elegir entre ambos mandatarios en un breve cuestionario de preferencias que le hizo la periodista y escritora Lissa Muscatine, una persona muy cercana a ella ya que ha sido durante muchos años una de sus asesoras y redactoras de discursos.
En las casi 500 páginas de What Happened, Clinton asume sus errores pero reparte culpas: al exdirector del FBI James Comey, al gobierno ruso, a su rival de primarias Bernie Sanders, a los medios y al sexismo de la sociedad.
En el libro, que publica Simon & Schuster y salió a la venta el pasado martes, Clinton no solo repasa los grandes temas del análisis postelectoral -el enfado de los blancos de clase trabajadora, la supuesta interferencia rusa- sino que abunda en uno que quedó relegado a un segundo plano: la resistencia social a la idea de una mujer presidenta de EEUU.
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