COCTELERA es el nuevo titular de una serie de secuencias informativas en que narraremos hechos imprevisibles, ocurrencias, anécdotas de personajes reconocidos, además del ya consabido rincón del humor. Disfruta de manera amena nuestras entregas diarias porque nos debemos a ti amable seguidor.
EL HOMBRE MAS RICO
Un desconocido solicitó ser recibido por , pero no lo consiguió hasta que, de tanto insistir, este deseó quitárselo de encima. Le recibió de pie, como para anunciar que la entrevista sería corta.
El desconocido se limitó a pedirle dinero, con el siguiente peregrino argumento:
—Somos de la misma familia, y es justo que nos ayudemos unos a otros.
—¿De la misma familia? —preguntó Shaw.
—Sí, los dos descendemos de Adán y Eva.
Shaw, sin discutir, le dio un chelín y le dijo:
—Ahí va esto. Y si los demás miembros de la familia le dan lo mismo, no tardará en ser mucho más rico que yo.
MUJER BONITA
En una ocasión, Albert Einstein explicó de una manera aún más gráfica la esencia de su teoría de la relatividad:
—Pon la mano sobre una estufa caliente durante un minuto y te parecerá una hora. Siéntate junto a una mujer bonita durante una hora y te parecerá un minuto. Eso es relatividad.
BURROS
Un rico ateniense le pidió a Sócrates (471-399 a. C.) que se encargara de la educación de su hijo. El filósofo le dijo que le cobraría quinientos dracmas, pero al rico le pareció mucho dinero.
—¡Es mucho dinero! Por esa cantidad podría comprarme un asno.
—Efectivamente, le aconsejo que lo compre, así tendrá dos.
A MEJOR VIDA
Honoré de Balzac notificaba a los presentes la defunción de su tío, el cual le había dejado en herencia todos sus bienes.
—Ayer al anochecer —dijo—, mi tío y yo pasamos a mejor vida.
NOSOTROS LO HACEMOS
Cuando Jean-Baptiste Colbert (1619-1683) se hizo cargo de las finanzas de Francia, hizo llamar a los principales hombres de negocios del reino. A fin de congraciarse con ellos y para ganar su confianza, les preguntó:
—Caballeros, que puedo hacer por ustedes.
—Le rogamos, señor —le contestaron todos a una—, que no haga nada. Déjenos que lo hagamos nosotros.
ESTUDIO DE MERCADO
Una vez se le preguntó a Steve Jobs cuánta investigación de mercados había hecho para decidir el lanzamiento del iPad. Su respuesta fue:
—Ninguna. No es el trabajo de los consumidores saber qué es lo que quieren. Es difícil que los consumidores te puedan decir qué quieren cuando nunca han visto nada ni remotamente parecido a lo que les ofreces.
¿CUÁL VIAJE?
En una acción promocional a la que sólo se le suponían ventajas, la compañía aérea estadounidense Eastern Airlines introdujo un descuento del 50 por ciento en el precio del billete de avión para las esposas que acompañasen a sus maridos en sus viajes de negocios. La campaña fue un éxito, hasta que a alguien se le ocurrió que quedaría muy bien ofrecer en la publicidad algún testimonio de las esposas que hubiesen utilizado este descuento, así que mandaron cartas a todas ellas, pidiéndoles que, con el incentivo de un premio, escribiesen una breve nota sobre su experiencia. Sin embargo, el inesperado resultado fue que estuvieron mucho tiempo recibiendo cartas preguntando: «¿Que viaje?».
LEY SECA
Durante la llamada «ley seca» puesta en vigor en Estados Unidos durante los locos y felices años veinte, se vendían unos paquetes de zumo de frutas en los que se podía leer el siguiente mensaje: «Atención: el contenido de este paquete no debe ponerse en una vasija de barro, mezclado con levadura y ocho litros de agua, porque entonces se obtendría una bebida alcohólica cuya fabricación está prohibida».
TODO UN SABIO
A los diez años, el filósofo italiano Giovanni Pico della Mirandola (1463-1494) era un auténtico prodigio. En cierta ocasión, un anciano cardenal, molesto por la inteligencia precoz del muchacho, le dijo en tono imponente:
—La verdadera pena es que, cuando se tiene tanto talento de niño, se suele acabar siendo un imbécil cuando se llega a anciano.
—Por lo que decís, señor, deduzco que vos debisteis ser todo un sabio de niño —le respondió con toda la intención Pico della Mirandola.
COMPONIENDO UNA SINFONÍA
Un mozalbete aspirante a músico pidió en cierta ocasión a Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) que le dijera cómo había de componer una sinfonía.
—Tú eres muy joven —le contestó Mozart—. ¿Por qué no comienzas con baladas?
—Vos compusisteis sinfonías a los diez años —replicó el compositor en ciernes.
—Sí —respondió Mozart—, pero yo no pregunté cómo se componían.
Fuente: larazon.es