COCTELERA es el nuevo titular de una serie de secuencias informativas en que narraremos hechos imprevisibles, ocurrencias, anécdotas de personajes reconocidos, además del ya consabido rincón del humor. Disfruta de manera amena nuestras entregas diarias porque nos debemos a ti amable seguidor.
RECTIFICAR ES DE SABIOS
Bien conocida era la animadversión que sentía Ramón María del Valle-Inclán hacia el polifacético José de Echegaray, contra el que soltaba, cada vez que podía, más de un improperio en público.
Cierto día, en una de esas acaloradas discusiones que el escritor mantenía con asiduidad en las tertulias a las que asistía, perdió la paciencia con uno de los contertulios al ver que éste defendía con fervor las obras escritas por el Premio Nobel.
Ni corto ni perezoso, el dramaturgo gallego espetó al hombre un sonado «¡pedazo de bruto!» a lo que el ofendido espetó:
«¡Retire usted esas palabras!»
Valle-Inclán quedó pensativo, se acarició su larga barba y dijo con toda la tranquilidad del mundo:
«De acuerdo, retiro solamente lo de “pedazo”»
EL MÉDICO NI DE LEJOS
Jean-Baptiste Poquelin, más conocido como Molière sentía autentica aversión hacia los médicos, por lo que trataba de no pisar ni una consulta, pero en cierta ocasión cayó enfermo, teniendo una fiebre muy alta, por lo que su esposa, ni corta ni perezosa, hizo llamar a un galeno para que visitase en casa a su marido.
Cuando el doctor se presentó en el domicilio, Molière llamó a su esposa y le dijo:
«Querida, no dejéis que entre; decidle que estoy enfermo y que ya iré yo a visitarle cuando mejore»
GANARSE LA VIDA COMO UNO PUEDE
En 1906, tras ser elegido Armando Palacio Valdés nuevo miembro de la Real Academia Española, apareció en todos los diarios del país la noticia del nombramiento junto a su retrato.
Sin darle mayor importancia de la que tenía, el académico entró en su cafetería habitual con la intención de tomar su desayuno. El camarero que sirvió su mesa se plantó frente al novelista y le preguntó.
«¿Es usted el que ha salido en los papeles de hoy?»
A lo que el escritor respondió afirmativamente.
«¿Y escribe novelas de esas?»
A lo que volvió a dar como respuesta un sí.
«Bueno, pues no se apure, que cada uno se gana la vida como puede»
Contando cornudos
El escritor Narciso Sáenz Diez Serra (más conocido como Narciso Serra) paseaba en cierta ocasión con un amigo cuando le preguntó:
«¿Cuántos cornudos te parece que viven en esta calle sin contarte a ti?»
El acompañante indignado contestó:
«¡Cómo sin contarme a mí! Esto es un insulto…»
A lo que el dramaturgo reformuló la pregunta:
«Bueno, no te enfades. Vamos, contándote a ti, ¿cuántos te parece que hay?»
LA GUÍA TELEFÓNICA
Georges Simenon, creador del célebre comisario Maigret, comenzaba sus novelas leyendo una guía telefónica. Pronunciaba nombres y apellidos en alto hasta que encontraba los que mejor sonaban a la hora de dar forma a sus personajes.
UN PEQUEÑO TAPÓN
Tennessee Williams murió de manera muy peculiar. Decidió suicidarse a los 71 años tras la muerte de su pareja, Frank Merlo. Para elló ingirió una gran cantidad de alcohol que iría seguida de la toma de barbitúricos para culminar el fatal desenlace. A la mañana siguiente fue hallado muerto, asfixiado por el pequeño tapón del bote de pastillas, que se había quedado atascado en su tráquea al abrirlo con la boca.
A MANO Y CON ORDENADOR
Umberto Eco contrario a otros escritores más radicales, combina la escritura a mano con el ordenador. «Uso los dos instrumentos, pero no indistintamente sino con arreglo a un estado de ánimo o una situación. Algunos asuntos requieren la lentitud de la escritura a mano, justamente porque el papel se resiste a la velocidad del pensamiento. Otros, sobre todo los que se han reflexionado mucho, se prestan mejor a ser tecleados, porque hace falta, literalmente, arrojarlos de sí», explica.
Fuente: 20minutos.es/iberlibro.com