BOGOTÁ/Colombia.- El tristemente célebre John Jairo Velásquez (a) “Popeye”, exjefe de los sicarios del desaparecido Pablo Escobar, fue trasladado a la cárcel de máxima seguridad de Valledupar, La Tramacúa, acusado de extorsión y amenazar al candidato presidencial Gustavo Petro.
Su nuevo lugar de reclusión está en uno de los penales más calurosos del país y en el pabellón de tratamientos especiales, en donde cumplen sus condenas seis de los hombres más temidos del país informa La Semana.
Asesinos en serie y protagonistas de escabrosos crímenes contra niños son los inquilinos que harán parte del vecindario de Popeye en las próximas semanas mientras avanza su proceso penal.
El exsicario de Pablo Escobar estará recluído al lado de Rafael Uribe Noguera, el hombre que violó y asesinó a Yuliana Samboní; también de Luis Alfredo Garavito, más conocido como La Bestia, el asesino en serie de más de 175 niños en Colombia; y de Luis Gregorio Ramírez, mejor conocido como el monstruo de la soga.
El ente acusador había pedido la medida de aseguramiento intramural debido a que en la calle podría hacerse a sus mañas y evadir a la justicia. Y es que dos familias, que ahora cuentan con el amparo de la justicia estadounidense, lo acusan de cobrar deudas hasta por 55,000 dólares a través de la intimidación.
De esta manera, y después de varias polémicas que van desde amenazas a ciudadanos ante cámaras de periodistas internacionales, hasta salir a disparar desde los cerros de la ciudad, Popeye se enfrenta a la justicia aseguró el comandante de la Policía Metropolitana de Medellín, general Óscar Gómez Heredia aseguró:
“Desde el mes de diciembre, después de la captura de alias Tom, se tomó la firme decisión de investigar los nexos que tenía alias Popeye con la estructura criminal de la que era cabecilla ‘Tom’. En esta investigación faltan otras personas por capturar. Teníamos varias víctimas que denunciaron los hechos por los que venían siendo afectados por este delincuente por extorsión en los que obligaba a ciertas personas a retornar ciertos bienes, entre ellos, inmuebles, vehículos y esto está soportado en la investigación”.
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Por algunos momentos, Popeye se creyó intocable, y hasta llegó a decir, sobre su presencia en la fiesta de captura de Tom —quien era el máximo capo de la Oficina de Envigado—, que no era delito estar departiendo en una fiesta.
Sin embargo, ahora vuelve a pisar una prisión de máxima seguridad, después de haber estado preso 23 años por los crímenes cometidos con el Cartel de Medellín, condena que cumplió hasta el 26 de agosto del 2014, cuando salió en libertad condicional.
Según Claudia Carrasquilla, directora nacional contra el Crimen Organizado, el exsicario —quien dicho sea de paso recibe enormes regalías por la venta de libros y la adaptación de ellos a series de televisión— “podría tener una pena entre 18 y 20 años de prisión porque son delitos que han tenido unos aumentos por la Ley 1121, que no permiten ni siquiera preacordar, por ellos la pena quedaría bastante alta y teniendo en cuenta el otro concurso por las otras conductas delictivas que posiblemente se le va a imputar”.
Lo cierto es que la figura de Popeye había incomodado a la sociedad paisa. Algunos encontraban plausible su militancia de derecha, pues argumentaban que ya había pagado con cárcel sus crímenes, mientras otros lo recibían como un pésimo ejemplo, pues ostentaba como un honorable estilo de vida, su pasado de sicario al servicio de la mafia. (ECHA – Agencias)