SÍDNEY (Australia).- La colonización de América puso fin a los linajes genéticos de los antiguos pobladores del continente, según un estudio publicado hoy, que también confirma que las primeras oleadas migratorias cruzaron Beringia -el actual estrecho de Bering- hace 16,000 años.
La investigación liderada por la Universidad de Adelaida reconstruyó la historia genética de los indígenas americanos a través del análisis del ADN de 92 momias y esqueletos precolombinos, la mayoría de ellos de Sudamérica y de entre 500 y 8,600 años de antigüedad.
El estudio también plasmó los escenarios demográficos tras la llegada de los primeros habitantes desde Asia durante la última glaciación, que fueron desplazándose progresivamente a lo largo de los siglos hacia el sur formando grupos aislados geográficamente con características genéticas únicas.
Y revela una «sorprendente ausencia» de los linajes genéticos precolombinas en los actuales indígenas americanos, lo que prueba «la extinción de estos linajes con la llegada de los españoles».
«Sorprendentemente ninguno de estos linajes genéticos que encontramos en casi cien restos humanos estaban presentes o mostraron evidencias de descendencia en las poblaciones indígenas actuales», declaró a Efe Bastien Llamas, de la Universidad de Adelaida y autor del documento publicado en la revista Science Advances.
El experto explicó que los análisis de las secuencias de los genomas mitocondriales de momias y restos óseos revelaron que «hubo un rápido declive de la diversidad étnica inmediatamente después de la llegada de los europeos, quizá en los primeros 50 años de esa llegada».
«Muchas poblaciones desaparecieron y con ellas la diversidad genética», precisó Llamas.
Si bien a la investigación le faltan algunos datos genéticos, especialmente de los habitantes modernos de los Andes centrales, los modelos construidos matemáticamente para incorporar los datos desconocidos ofrecen una idea clara de lo que sucedió tras la llegada de los españoles a finales del siglo XV.
El estudio determinó la desaparecieron los linajes genéticos de los primeros pobladores de América, pero «lo que aún no se puede saber es la escala (del proceso) en todo el continente».
«No sabemos cuántas poblaciones se extinguieron, pero parece que hubo un fuerte patrón», acotó Llamas.
El siguiente paso de la investigación será evaluar el impacto genético causado por enfermedades como la viruela, la guerra o el colapso de las sociedades, así como las claves ligadas al bagaje genético de los pobladores modernos como su metabolismo o su adaptación al medio ambiente, precisó Llamas.
Los investigadores consideran este estudio como un ejemplo sobre la extinción genética en América, aunque no están seguros si el patrón observado en este continente podría reproducirse en otros lugares como África u Oceanía para ver si hay coincidencias o se trata de un caso único.
En todo caso, Llamas subrayó que «es interesante cuando retrocedes en el tiempo para apreciar el encuentro entre dos culturas, ya sea por colonización o por oleadas pacíficas, y se da un cambio en una o ambas por el intercambio genético y que puede ser de gran ayuda para la adaptación, la evolución».
Otra de las aportaciones de la investigación, en la que también participaron científicos de la Universidad de California y la Escuela de Medicina de Harvard, fue el establecimiento de una fecha más precisa de la llegada de los primeros habitantes de América a través del estrecho de Bering.
«Nuestra reconstrucción genética confirma que los primeros habitantes entraron hace 16.000 años por la costa del Pacífico, bordeando las capas de hielo que bloqueaban el corredor interior de la ruta que se abrió mucho después», remarcó Alan Cooper, de la Universidad de Adelaida, en un comunicado de su institución.