Activistas desafían a la farmacéutica Gilead por su medicación para el VIH

 

Activistas protestan durante la 25 Conferencia Internacional sobre el Sida, celebrada en la ciudad alemana de Múnich, y exigen un precio asequible para un fármaco actualmente a la venta por la compañía Gilead. Imagen: Ed Holt / IPS

MÚNICH, Alemania – Activistas y expertos han exigido que una intervención innovadora contra el virus que provoca el sida, aclamada como “lo más parecido a una vacuna contra el VIH”, esté disponible lo antes posible y a un coso asequible para todos aquellos que la necesitan, mientras el fabricante enfrenta protestas por su desorbitado precio.

Los activistas llevaron su exigencia en una manifestación masiva durante la 25 Conferencia Internacional sobre el Sida, celebrada en la ciudad alemana de Múnich entre el 22 y 26 de julio, con participación de más de 10 000 personas entre delegados gubernamentales, expertos y representantes de la sociedad civil.

En la conferencia se presentó un estudio que demuestra que lenacapavir, un fármaco actualmente a la venta por la biofarmacéutica estadounidense Gilead por más de 40 000 dólares al año como tratamiento para el VIH, podría venderse tan solo por 40 dólares anuales como profilaxis previa a la exposición (PrEP) para ayudar a prevenir la infección por el virus.

Los grupos comunitarios que trabajan en la prevención, así como los expertos y figuras destacadas en organizaciones internacionales que luchan contra el VIH, hicieron un llamado a la compañía para que garantice que el precio se fijará para que sea asequible en los países de ingresos bajos y medios, donde se encuentra  95 % de las infecciones por VIH.

“No exageramos cuando decimos que lenacapavir es revolucionario. Podría cambiar la vida de algunas poblaciones. Debemos procurar que se produzca genéricamente y se suministre a países de ingresos bajos y medianos para las personas que lo necesitan”, dijo Helen Bygrave, asesora en enfermedades crónicas para la Campaña de Acceso de Médicos Sin Fronteras (MSF).

Durante la conferencia, se presentaron los datos de un ensayo sobre el lenacapavir, un fármaco inyectable que se administra dos veces al año. Los resultados fueron anunciados por Gilead en julio y demostraron que el medicamento proporcionó una protección de 100 % a más de 5000 mujeres en Sudáfrica y Uganda.

Muchos expertos y líderes de comunidades que ayudan a administrar intervenciones contra el VIH conversaron con IPS durante y después de la conferencia y describieron el fármaco como realmente “revolucionario”, que no solo tiene una eficacia espectacular, sino que también ofrece discreción y facilidad relativa de administración.

Esto esto último es clave para combatir el estigma vinculado con las intervenciones para la prevención de VIH en algunas sociedades y lo diferencia con otras intervenciones, como PrEP por vía oral.

Sin embargo, advirtieron sobre su difícil acceso y se anticipó que  su costo sería la principal barrera.

Lenacapavir está actualmente aprobado solamente como tratamiento para el VIH a 42 000 dólares por persona por año.

Si bien se esperaría que como intervención de PrEP fuera vendido a un precio mucho menor, un resumen presentado en Múnich demostró que podría costar tan solo 40 dólares por año por cada paciente.

En una declaración publicada luego de las protestas, Gilead comunicó que estaba desarrollando “una estrategia para facilitar el acceso amplio y sustentable a nivel global”, pero que era demasiado temprano para aportar detalles sobre el precio.

Las críticas afirman que Gilead no fue transparente en su declaración. La empresa habló de estar comprometida con fijar precios accesibles para países de alta incidencia y recursos limitados, en lugar de países con ingresos bajos y medianos específicamente.

Además, existen temores de que el precio al que finalmente se haga disponible como PrEP será tan alto que estará fuera del alcance de los países que más luchan contra la epidemia por VIH.

“Cabotegravir, un medicamento de PrEp inyectable que se administra cada dos meses, está siendo adquirido por MSF para los países de bajos ingresos por 210 dólares por persona por año. No preveríamos que [el precio de lenacapavir] sea más alto que eso; esperamos que esté más cerca de los 100 dólares por persona por año”, explicó Bygrave.

Añadió que “se le han hecho preguntas a Gilead acerca del precio de lenacapavir y la empresa ha dado respuestas bastantes vagas”.

“La sociedad civil debe presionar continuamente a Gilead sobre esta cuestión porque, sin esa presión, no confío que Gilead haga lo correcto”, dijo Bygrave, que fue parte de las protestas en la conferencia contra la determinación del precio de Gilead.

Algunos oradores de la conferencia le presentaron una serie de demandas a la firma.

Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Onusida, instó a Gilead a otorgar una licencia a los fabricantes de genéricos para que produzcan el medicamento a un costo más accesible a través de mecanismos como el Banco de Patentes de Medicamentos (MPP,  en inglés), un programa respaldado por la ONU que negocia acuerdos sobre genéricos entre los titulares de las patentes y las empresas farmacéuticas de genéricos.

Otros, como por ejemplo la oradora principal Helen Clark, presidenta de la Comisión Global sobre Políticas de Drogas, sostuvo que esas intervenciones deben considerarse como “bienes globales comunes y se deben encontrar maneras de hacerlas accesibles para todos”.

“La industria farmacéutica ha sido beneficiaria de una gran inversión pública para la investigación. En lo que respecta al VIH/sida, se ha beneficiado de la movilización de científicos y comunidades comprometidas que han abogado por la inversión en investigación, desarrollo y tratamientos. A primera vista, la noción de que las compañías pueden entonces obtener importantes ganancias y no compartir la propiedad intelectual creada es incorrecta”, afirmó.

Otros fueron aún más lejos y acusaron a algunas firmas farmacéuticas de ser parte de la creación de un sistema global de facto de dos niveles para el suministro de medicamentos.

“Las empresas deben compartir sus medicamentos. No podemos aceptar un apartheid en el acceso a los medicamentos en los que se considera que la vida de los habitantes del Sur global no tiene el mismo valor que la vida de los habitantes del Norte”, expresó Thabo Makgoba, arzobispo de la Iglesia Anglicana de la sudafricana Ciudad del Cabo y activista por el VIH, en una conferencia de prensa promovida por Onusida durante la conferencia.

Algunas personas que trabajan con poblaciones clave pusieron énfasis en la necesidad de obtener todas las aprobaciones necesarias y fijar el precio de lenacapavir a un nivel accesible lo antes posible para salvar vidas.

“Es excelente contar con innovaciones y obtener herramientas importantes nuevas en la lucha contra el VIH. Pero la pregunta es: ¿cuánto tiempo llevará dárselas a quienes las necesitan? Hasta entonces, son meramente un gran anuncio, como una pintura colgada, que puedes ver, pero en realidad no puedes tocar», comentó a IPS Anton Basenko, presidente del Directorio de la Red Internacional de Personas que Usan Drogas (Inpud,  en inglés).

A su juicio, «debemos proporcionar a las comunidades los fondos y las herramientas que necesitan para llevar a cabo su labor vital”.

Diferentes llamados se hicieron luego de que los activistas subrayaran el potencial excepcional de lenacapavir. No solo su eficacia es sorprendente, sino también la relativa facilidad y discreción de su administración, por lo que los expertos están entusiasmados.

En algunas regiones, el estigma en torno a la prevención de VIH (como PrEP por vía oral) por tomar comprimidos diarios, se ha identificado como una importante barrera para la aceptación de intervenciones contra el VIH.

Algunos especialistas de salud sobre VIH que concurrieron a la conferencia dijeron a IPS que habían visto casos de mujeres saliendo de la clínica con frascos de comprimidos que, no bien escucharon el sonido de las pastillas al agitar el frasco, las tiraron en el cesto de basura fuera del establecimiento.

Ello porque el ruido de los comprimidos haría que otros noten que los estaban tomando y eso dejaría abierta la posibilidad a discriminación o incluso a violencia por género.

“La falta de aceptación y adherencia de PrEP por vía oral entre las mujeres y jóvenes se debe a una serie de factores, como el estigma y las preocupaciones de ser vistas con un frasco enorme de pastillas. ¿Y qué ocurriría si estás en una relación y tu pareja ve el frasco y te empieza a preguntar si lo estás engañando u alguna otra cosa?», dijo  Sinetlantla Gogela, defensora de la prevención contra el VIH en Ciudad del Cabo.

En diálogo con IPS, la activista aseguró que “cualquier mujer podría ir y recibir una inyección de lenacapavir un par de veces al año; nadie debería saberlo y esa mujer no tendría que pensar acerca de tomar las pastillas todos los días, podría simplemente seguir con su vida».

«Este medicamento podría cambiarles la vida por completo. Sin duda la querría si estuviera disponible”, insistió.

Las preocupaciones en cuanto al acceso a lenacapavir a un precio asequible para los países de ingresos bajos y medianos aparecen en un contexto de niveles récord de deuda en los países pobres que, según expertos, podría tener un impacto negativo grave sobre la epidemia por VIH.

Un informe reciente del grupo de campaña Debt Relief International mostró que más de 100 países están luchando para pagar sus deudas, para lo que hacen recortes sobre la inversión en salud, educación, protección social y medidas relativas al cambio climático.

Los diferentes oradores que hablaron durante la conferencia advirtieron repetidamente que se deben resolver esas deudas para garantizar la continuación de programas contra el VIH, ya sea que incluyan o no lenacapavir. Muchos de ellos solicitaron el alivio inmediato de la deuda en los países.

“Se debe restructurar la deuda africana para que los países puedan acceder a los medicamentos que necesitan”, señaló Byanyima, la máxima responsable de Onusida, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida.

“Cancelen las deudas; están asfixiando a los países del Sur global y nos niegan lo que necesitamos para la salud. Déjennos respirar, por favor”, exclamó Makgoba.

T: PI / ED: EG

 

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