La mitad del país disfruta el nuevo título logrado por Alianza Lima en un año en que se preparó para jugar segunda división, pero el TAS lo devolvió a primera y logró el título.
Entenderlo cuesta. En Matute mismo contrataron a Carlos Bustos para jugar la Liga 2, pero en el camino marcó el paso para ser protagonista del campeonato. Y en medio de tantas dudas, alistó el equipo para jugar en segunda o primera.
En el nuevo Alianza Lima, distanciado del anterior equipo de Carlos Ascues, Rinaldo Cruzado, Joazinho Arroé, Alberto Rodríguez y Leao Butrón, la llegada de Hernán Barcos dejó el rostro fruncido a más de uno.
Barcos, cerca del retiro y no muy conocido en el medio, mostró su fútbol y convenció a todos. Se trataba de un jugador de mucho oficio. Conocedor, hábil, goleador, con identificación pronta del equipo que lo acogía.
El argentino en cada partido convencía. Era un buen jale, denunciado por jugar bien en un equipo sin habilidosos.
En toda la temporada Barcos fue el eje aliancista, con la experiencia dada por los años se abocó a buscar un socio. Lo encontró en Jairo Concha, se sumó Wilder Aguirre y cuando llegó Jefferson Farfán, se completó la sinfonía victoriana.
Con la suficiencia mostrada Alianza Lima gana la Fase 2 como equipo de catálogo, de muestrario, para mostrar las credenciales de que ya no era suficiente ganar el segundo apéndice del campeonato peruano.
Así, Alianza Lima se fue convenciendo de que podía mirar la parte alta del torneo. El título podía ser. Lo hizo y llegó a la definición con Sporting Cristal, impávido y sereno.
En Alianza Lima se supo bien que, para ser parte del show, simplemente se tenía que llenar el formulario de eficiencia. Edú Oliva, Jefferson Portales. Yordy Vílchez y Arley Rodríguez pasaron por la prueba de suficiencia y alternaron el primer equipo.
No lo hizo José Manzaneda, jugador de buenos atributos, gambeta larga y conocedor del puesto de interior izquierdo, se apartó de la cobija de Carlos Bustos. Otro que no apareció más fue Miguel Cornejo, aunque una severa lesión apagó sus ansias de consagración.
Míguez y Lagos igualmente fueron determinantes en el apogeo del juego al que se suma el arquero Ángelo Campos, rescatado de la segunda división. Se adueño del puesto ante la irregularidad de Steve Rivadeneyra.
Alianza Lima logra el título con el convencimiento de hacer una buena campaña en la venidera Copa Libertadores. Es bueno que el DT Carlos Bustos ya lo piense. El fútbol peruano está necesitado de triunfos internacionales. Las promesas se cumplen, mientras tanto en Matute hay espacio para la celebración.