Ante algunos de los últimos episodios, muy graves por cierto, en la guerra Ucrania-Rusia, es fácil quedar atenazados por el pánico. Los acontecimientos son tan inesperados, tan dolorosos que exigen una capacidad crítica a la altura de las circunstancias. La crítica no es solo un análisis geoestratégico, económico o militar, siempre necesario. La crítica, en estos momentos, requiere preguntarnos qué posible esperanza tienen los ucranianos y el resto de los europeos. La respuesta, necesariamente, debe incluir justicia para los muertos, y motivos suficientes para pensar que es posible un futuro mejor.
Domingo Martínez Madrid