Cambio climático aumentará pobreza en América Latina

 

Para finales de esta década podrían sumarse otros cinco millones de pobres en la región, advierte un informe de la Celac. Foto: Alex Barth/Flickr bajo licencia de Creative Commons

Para finales de esta década podrían sumarse otros cinco millones de pobres en la región, advierte un informe de la Celac. Foto: Alex Barth/Flickr bajo licencia de Creative Commons

SANTIAGO (IPS) – Solo en un año, 4,8 millones de latinoamericanos pasaron a vivir en extrema pobreza debido a la crisis sanitaria actual. Pero si la recuperación económica pospandemia no busca hacer resilientes a los países frente al cambio climático, para finales de esta década se sumarán otros cinco millones de pobres en la región.

Así asegura el informe “Una recuperación Verde y Resiliente para Latinoamérica” presentado por el Centro Global de Adaptación y la Presidencia pro tempore de México de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

Según datos del World Economic Forum, América Latina y el Caribe es la región del mundo con más inequidad. Ahora, la pandemia no ha hecho más que profundizar esa diferencia. Según datos de Cepal, en la región hay cerca de 230 millones de pobres, de los cuales casi 90 millones viven en pobreza extrema.

La falta de inversión social, la debilidad de los sistemas de salud y la gran tasa de informalidad laboral —que fluctúa entre 30 y 70 por ciento según el país— hicieron que los efectos de la pandemia hayan sido mucho más severos en la región.

“Existen subsidios en algunos países, pero ellos no están focalizados. Ello hizo que la región quedara mucho más golpeada que el resto del mundo después de la primera ola de contagios por covid-19”, dijo a SciDev.Net Marcelo Mena, director del Centro de Acción Climática de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y coautor del reporte.

De esta manera, y considerando solo 2020, Latinoamérica ostenta seis de las 20 principales tasas de contagios per cápita del mundo. Mientras que de las 20 naciones con mayores tasas de defunción por COVID-19, nueve son latinoamericanas.

Y aun cuando la pandemia parece ser el tema más preocupante, el cambio climático no se ha detenido. Sus impactos no solo siguen creciendo de manera acelerada, sino que las consecuencias son más severas y se están produciendo de forma más temprana que lo estimado por los científicos, explicó a SciDev.Net Ede Ijjasz-Vásquez, asesor sénior del Centro Global de Adaptación y quien no fue parte del estudio.

 

América Latina y el Caribe pierden en promedio 11 mil millones de dólares anuales por causa de desastres naturales asociados al clima. Además, nueve de los 20 países con mayor merma en su PIB debido al cambio climático a nivel mundial son de la región, según el informe.

A pesar de esta realidad, destaca el informe, la inversión en infraestructura resiliente solo se ha incrementado en 3 por ciento comparada con la infraestructura convencional. Pero si los países destinaran entre 3 y 13 mil millones de dólares al año a construir infraestructura que se adapte al nuevo clima, para findes de la década se habrán generado 700 mil millones de dólares en beneficios netos solo por la prevención de daños.

 

Mena aseguró que sumando un 3 por ciento al costo de la obra se logra tener un diseño resiliente de la infraestructura. Eso no solo permitiría asegurar que una comunidad no quede aislada por el corte de un puente, por ejemplo, sino también que no se pierda toda la actividad económica asociada a ese paso.

De los pequeños negocios que cierran más de dos semanas por una inundación, el 70 por ciento no vuelve a abrir, recordó Ede Ijjasz-Vásquez. “Por ello todavía queda mucho por hacer en adaptación y resiliencia en Latinoamérica”, agregó.

Además de abordar las brechas en infraestructura, el informe recomienda a los países que los estímulos económicos consideren beneficios directos para las personas y así cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Movilizar inversiones y crear empleos para reducir la inequidad, pero también generar inclusión para mujeres, indígenas y afrodescendientes.

“Si el propósito de esos empleos se volcara a la resiliencia se podrían generar beneficios inmediatos”, aseguró Mena. Limpiar las quebradas para evitar incendios forestales, eliminar los basurales o reforestar permiten, además, incluir en los programas de empleo a la mano de obra no calificada.

“Si la región no enfrenta la desigualdad tendrá más estallidos sociales (como los de Chile y Colombia), pero también se demorará más en pararse de la pandemia y en reponerse del cambio climático”, advirtió el científico.

El Banco Mundial estima que, para mediados de siglo, la región tendrá cerca de 20 millones de migrantes climáticos internos.

Este artículo lo publicó originalmente SciDevNet.

RV: EG

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