En el año 2000 hubiera sonado loco que alguien dijera que un día íbamos a estar hartos de Roberto Palacios. Acababa de meter el gol contra Paraguay, ese de la camiseta “Te amo Perú”, que se convertiría en icono de una época. En el momento más glorioso de todos estos tiempos de sequía de clasificaciones a Mundiales, el país entero se rendía ante el “Chorrillano”. Las comparaciones ante la publicidad de Gillette que usaba Nolberto Solano eran la “comidilla” de la prensa. Luego vendrían las imitaciones donde el humilde “Chorri” dejaba mal parado a Claudio Pizarro y a Paulo Autuori.
Ha pasado tiempo, y la imagen de Palacios anotándole al soberbio arquero José Luis Chilavert aún levanta emociones, aunque su autor hoy provoque otras sensaciones muy distintas. Esta columna vendría a ser una suerte de inintencionada segunda parte de una que escribí en el mes de setiembre, donde abarcaba el bochorno tras su autobiografía. En ella Roberto Palacios publicó bajo su nombre una serie de trascendidos donde lesionaba las honras de muchos de sus compañeros, sobretodo Nolberto Solano, y la horma de su zapato fue el entrenador colombiano Francisco Maturana quien fue el único que le respondió y barrió el piso con el ex volante de Sporting Cristal.
El “Chorri” Palacios, lejos de las canchas de fútbol, no supo defenderse (realmente, no tenía como) y soltó la verdad. Su biografía la había escrito un “escritor fantasma” (un autor que no firma, pero maneja mejor las letras que el protagonista) y su mayor omisión era no haber siquiera revisado el texto, pues según las propias palabras de Roberto Palacios el libro tenía muchas páginas. Un chiste, una vergüenza, una autoflagelación y una estafa a todos aquellos ingenuos que pensaron que el ex crack podía escribir una novela y más aún se la compraron y leyeron, cosa que él no hizo.
No hubiera querido volver a criticar a Roberto Palacios, pero él lo hace inevitable. Ahora pretende ser congresista de República. El “Chorri” nos quiere cobrar a todos los peruanos la felicidad que nos dio vistiendo las sedas de la selección nacional convirtiéndose en un asalariado de un país que necesita a gritos parlamentarios preparados, que vayan al hemiciclo a trabajar y no a ganar plata. ¿Qué puede aportar Palacios al Congreso?
El propio Roberto Palacios nos responde esta interrogante, sobre su futuro desempeño congresal. El futbolista dice “en el camino aprenderé”. El Perú no es una probeta para improvisados, por más que muchos parlamentarios funcionen así. La verdad que Palacios hace lo mismo que Susy Díaz, quiere llegar a una curul a repetir la estafa de su autobiografía, esta vez en un momento tan complicado como el proceso de renovar nuestra alicaída fe en tener un gobierno positivo. “Chorri” nunca nos llevaste a un Mundial, pero por lo menos en ese terreno tenías argumentos. En el Congreso no tienes nada que ofrecer y para colmo vas por el partido del plagiario de César Acuña. Con él puedes conversar sobre firmar libros que nunca escribiste. Ya te empiezo a entender un poco.
Foto: La República