En nuestro incansable ecosistema mediático, en el que los contenidos circulan las 24 horas del día por todas las plataformas, elegir el mejor formato para una cobertura es crucial. Si bien la profundidad de un artículo de largo aliento, el engagement directo de un boletín de noticias o la experiencia sensorial de un podcast pueden parecer buenas ideas, cada medio tiene su propio conjunto de normas y una audiencia con determinadas expectativas que también deben tenerse en cuenta.
Elegir cómo presentar tu historia va más allá de poder mostrar que puedes producirla: influye en cómo se recibe, comparte y recuerda tu trabajo periodístico.
Pero, ¿cómo adaptar pitches (propuestas) a los distintos formatos? Conversé con cinco especialistas que me orientaron sobre cómo llevar las historias escritas, sonoras y visuales de la propuesta a la publicación.
Artículos de fondo
Ofrecer de manera efectiva un artículo de fondo —pieza básica de la mayoría de los freelancers— consiste en destacar la relevancia y actualidad de la historia.
«Una buena historia tiene un ángulo claro, aporta información nueva y arroja luz sobre un problema existente», dice Madeleine Schwartz, fundadora y redactora jefe de la revista en línea The Dial. «La propuesta inicial debe responder a las siguientes preguntas: ¿Qué información nos aporta? ¿Por qué importa? ¿Por qué ahora?».
También es importante demostrar que se ha hecho un trabajo de investigación preliminar y presentar un plan de acción, subraya Schwartz. Incluir en la propuesta los nombres de los involucrados siempre que sea posible puede sumar credibilidad.
Para proponer artículos a newsletters o boletines, es fundamental tener en cuenta que deben tener una personalidad única que destaque en una bandeja de entrada abarrotada. Deben ir al grano y, de ser posible, tener ya el tono de la publicación, aconseja Cadence Bambenek, redactora jefe del boletín de soluciones climáticas Hothouse. «También es de ayuda incluir enlaces a trabajos que demuestren una ejecución similar en cuanto a estilo y voz», dice.
Bambenek dio algunas referencias útiles para sortear las limitaciones de la comunicación por correo electrónico. «Intento encargar trabajos de entre 1.800 y 2.500 palabras, y los más extensos pueden resultar demasiado largos dependiendo de los gráficos o imágenes que se quieran incluir», explica. Pero existe la posibilidad de dividir los textos extensos en más envíos. «Como el boletín Hothouse aborda cuestiones profundas sobre el cambio climático y sus soluciones, hemos pasado a encargar versiones más seriadas de los artículos».
Reportajes en foto y video
Cuando se trata de historias visuales, Nina Berman, fotógrafa documental, realizadora y profesora de periodismo en Columbia, pide una visión clara y planificación logística. «La propuesta debe abordar desde el principio qué vamos a ver, a qué tiene acceso el periodista y qué acontecimientos o escenas importantes se van a filmar, si es que se van a filmar», explica. También hay que tener en cuenta el presupuesto, ya que los proyectos de video suelen exigir un esfuerzo de equipo, mientras que los reportajes fotográficos ofrecen más flexibilidad para el trabajo en solitario.
«Cuenta siempre por qué la cobertura es relevante ahora y, si ya se ha tratado, por qué tu enfoque o lenguaje visual serán únicos», agrega. «Para los ensayos fotográficos también necesitamos conocer el enfoque visual y la estética».
Algunos editores querrán ver un mood board: un conjunto de imágenes y otros materiales para transmitir la dirección del proyecto. Si ya se tiene una relación establecida con la redacción, no hace falta haber filmado nada del proyecto antes de recibir el encargo. Los nuevos en la profesión, en cambio, pueden incluir un avance del trabajo.
Berman recomienda asimismo ya contar con los protagonistas de la cobertura a la hora de hacer el pitch: «El periodista necesita describir escenas o personajes relevantes, dónde viven, qué hacen y, de manera crucial, qué podemos verlos hacer y cómo esto es relevante para la historia».
«Un ensayo visual se elige en el caso de historias que se cuentan mejor visualmente», dice Caitlyn Ralph, de la publicación de datos The Pudding y directora de Polygraph. El formato analiza temas complejos y perennes en diferentes productos finales —desde visualizaciones de datos hasta videos, cuestionarios, juegos e incluso productos físicos— de maneras que las palabras por sí solas no pueden lograr.
Sin embargo, al menos para The Pudding, no es necesario tener conocimientos gráficos o de programación. «Aceptamos freelancers de todo tipo. Es una combinación de compatibilidad, interés del equipo y recursos generales/ancho de banda en ese momento», dice Ralph.
Piensa en temas que cuestionen ideas preconcebidas e inviten a los lectores a debatir. La clave para conseguir un encargo es demostrar cómo los elementos visuales pueden simplificar y amplificar la narración, y no al revés.
Pódcasts
Los podcasts necesitan historias que interesen y enganchen a los oyentes episodio tras episodio. «Probablemente se parezcan más a la televisión que al periodismo escrito», opina Rowena Henley, productora de Mags Creative, que está detrás de docuseries en audio como «Frozen Out«, de la BBC.
«Si fuera periodista, ocuparía mi energía en encontrar historias increíbles», afirma Henley. En comparación con los formatos repetitivos, como las emisiones de entrevistas semanales, los programas únicos tienen más posibilidades de ser elegidos. El objetivo es llevar a los oyentes a través de una historia —no de un tema general— con un principio, un nudo y un desenlace bien definidos, personajes y acontecimientos y, lo más importante, giros y sorpresas.
«Mi propuesta ideal incluiría un título provisorio, tres o cuatro frases sobre la historia y por qué es oportuna, y un breve desglose de cada episodio», explica. «Puntos extra si puedes dar algunos cliffhangers al final de cada uno. Luego daría detalles sobre el acceso a las fuentes, ya sean personas con las que has hablado o con las que piensas hablar».
Por último, presta atención a los efectos de sonido que piensas incorporar. «Piensa por qué la historia se presta más al audio que a cualquier otro formato. Algunas historias simplemente no tienen una textura sonora rica y no van a funcionar», dice Henley.
Foto de Firmbee.com en Unsplash.
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