¿Cuándo una buena foto valdría más que una toma de TV distorsionada…?

 

Veo diariamente los periódicos y la televisión española y por eso puedo dar fe que cuando estalló la guerra de Rusia contra Ucrania, por dar un solo ejemplo, noté los despachos de prensa de un nutrido grupo de Enviados Especiales. Uno, entonces, puede tener una información fidedigna de los hechos. Bueno, hay que admitir que todo ello se da en Europa, concretamente España, donde el poder económico con euros mediante se hace fácil para los responsables de estos medios informativos de desplazar al número de periodistas que puedan. Y la noticia la tienen no sólo en directo sino que no hay otro medio que pueda refutar lo que presentan en sus páginas, pantallas ni VAR que diga lo contrario.

¿A que viene todo este ejercicio de palabras? Simple. A lo acontecido hace cinco noches en el estadio Centenario de Montevideo donde un centro pasado de Miguel Trauco se fue proyectando para hallar al arquero Sergio Rochet (29 años, 1.90 de estatura y 82 kilos de peso) visiblemente adelantado de su pórtico. De espaldas y por su tamaño le fue fácil volver y atenazar la pelota aunque él ya dentro del arco pero con la largueza de sus brazos, aproximadamente 92 centímetros (mismo “Hombre Araña” como lo calificó el ex árbitro FIFA Edison Pérez) impidió que la pelota ingresara del todo a su meta ¿O ingresó?

¿Gol? ¿No gol? Como en la tragedia del Hamlet de Shakespeare ‘ser o no ser’ he ahí la cuestión. Me he desviado un poco del tema que quería y quiero tratar y con el que comencé líneas arriba:  el de los Enviados Especiales. Vuelvo a mis tiempos del duro trajín periodístico en “El Comercio” donde para sus directores así como de otros medios llámense “La Prensa” de Pedro Beltrán, “Última Hora”, “La Crónica” y “La Tercera”, “Expreso y Extra”, “Correo” y hasta “El Peruano” era fácil desplazar fuera del país a sus periodistas cuando la importancia de la noticia así lo ameritaba. Esta última del jueves 24 lo era. Sin mayor de las dudas.

Si en mi última columna cuando traté del triunfo peruano 1-2 ante Uruguay escribí que junto con el reportero gráfico de “El Comercio”, Eduardo ‘Cachito’ Ramírez hubo esa tarde en el arco uruguayo del meta Rodolfo Rodríguez un total de ¡siete reporteros gráficos peruanos! La noche última del 24 ¡ni uno! Por la crisis o que sé yo no hubo uno siquiera. Hoy nos queda conformarnos con ver las imágenes de la televisión o con los encuadres que nos presenta el VAR o los despachos gráficos que hacen las agencias noticiosas.

De haberlos habido ¿no creen ustedes que más de uno hubiera captado -hasta dónde pasó la línea demarcatoria o no la bendita pelota atenazada por Rochet- usando sus modernas cámaras fotográficas que cuando se disparan más parecen ametralladoras por la rapidez de las tomas que enfocan? La respuesta es obvia. Hoy, mañana y pasado se estarían publicitando y no viendo las de la televisión distorsionadas o no.

Y me sigo preguntando: ¿en nuestro sano juicio no creen que más de un reportero gráfico uruguayo ubicado ese 24 en el arco de Rochet tengan esas tomas? Sin duda que sí pero ni locos para publicarlas. Y, entonces, la situación seguirá igual y pensar en Paraguay como una esperanza cierta a la que debemos aferrarnos pero sí jugando limpio y no escondiendo pelotas como el 24 y menos ‘ahuyentando’ a quienes las recogen fuera de la cancha.

Cierro con este recuerdo porque viene un caso: era 1985 y Perú dirigido por Moisés Barack iba jugar dos amistosos en Santiago y Montevideo. Al jefe de Deportes, Alfonso ‘Pocho’ Rospigliosi le dije que había ‘sondeado’ a la competencia y ninguno iba a enviar a sus periodistas a cubrir esos partidos. ‘’Pocho’ se dirigió a la dirección, habló con el doctor Alejandro Miró Quesada Garland, quién le preguntó dónde iba jugarse. “¿En Santiago? Ah no todo lo que sea con Chile hay que cubrirlo. ¿A quién piensas enviar?” fue el comentario de ‘Jan’ y ‘Pocho’ le mencionó mi nombre. “Listo. Que vaya”. Las fotos las cubriría el Grupo Diarios las Américas (GDA). Total era un amistoso y no como el de este pasado jueves donde estaba en juego nada menos que una Eliminatoria mundialista. Muchos años después recordé la vez que le propusimos entrevistar en el Callao al nieto marino de Arturo Prat con un familiar de la misma marina de nuestro Almirante Miguel Grau y por toda respuesta recibimos “primero que nos devuelvan el ‘Huáscar’”.

Así, pues, “El Comercio fue el único medio de prensa peruano que esa noche del 24/2/1985 presente cuando Perú derrotó 1-2 a Chile con goles de José Velásquez de toque sobre la raya tras un rechazo y Franco Navarro y de una ‘sombreada’ al arquero Roberto Rojas. El despliegue noticioso, como fue evidente, muy diferente a los que desde Lima siguieron las incidencias del encuentro. Y como para que el viaje saliera redondo en Montevideo su Selección dirigida por Omar Borrás que venía de una impresionante campaña invicta de local y fuera, a duras penas nos empató 2-2 en los descuentos sobre el arco que defendía José Gonzales Ganoza.

Hoy, sin embargo, seguiremos acostumbrados en continuar viendo esa imagen del arquero Rochet por la televisión y del propio VAR -repito, distorsionadas o no- y sí lamentando de no tener fotografías de esa jugada tomadas por lentes peruanos. Nunca mejor aquello que una buena foto vale más que mil palabras, aunque las dudas continuarán por los siglos de los siglos. Amén.

 

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