EFE/ Rodrigo Zuleta
Las bases del Bayern actual, que se ha clasificado por cuarta vez a una final de la Liga de Campeones en los últimos diez años, se sentaron sobre las ruinas de una catástrofe sufrida ante el mejor Barcelona de la historia, en 2009, cuando los bávaros cayeron por 4-0 en el Camp Nou probablemente.
El dato tiene cierta ironía, si se piensa en lo ocurrido en los cuartos de final de la actual edición del torneo con la victoria por 2-8 ante el equipo catalán que no se olvidará en muchos años, al margen de lo que ocurra en la final del domingo contra el PSG.
En realidad, lo que ocurrió en 2009 fueron dos catástrofes seguidas. El Bayern, dirigido por Jürgen Klinsmann, llegó al Camp Nou tras haber sido goleado por 5-1 por el Wolfsburgo, que ganaría ese año la Bundesliga.
El equipo ya llegó agonizante al Camp Nou. Era claro que Klinsmann tenía los días contados. La cúpula le permitió estar en el banquillo en la vuelta, que saldó con un 1-1 decoroso, y luego recurrió a Jupp Heynckes que asumió el cargo como interino y recomendó a Louis van Gaal para la temporada siguiente.
Van Gaal se hizo cargo de un equipo que estaba desde hacía años lejos de la elite europea, que había sido humillado dentro y fuera de Alemania y consciente de que tenía que cambiar muchas cosas.
El holandés quería jugar con un 4-3-3 y para ello intentó convencer a Franck Ribery de que jugase por el centro. El francés no quiso y entonces Van Gaal hizo saber al club que necesitaba un jugador similar a Ribery para la otra banda, lo que dio origen a fichaje de Arjen Robben.
Además convirtió en titular indiscutible a un tal Thomas Müller, que tenía apenas unos pocos minutos con el primer equipo, y sentó las bases del 4-2-3-1 que el Bayern ha venido jugando desde entonces al margen de los cambios que se han producido en el banquillo.
Al final de la temporada, contra todo pronóstico y después de un comienzo difícil -Van Gaal se había llevado a vacas sagradas como Lucio, Martin Demichles o Luca Toni- el Bayern no solo ganó el doblete sino que estuvo en la final de la Liga de Campeones que perdió ante el Inter por 2-0.
En su segunda temporada Van Gaal se estrelló con el Borussia Dortmund de Jürgen Klopp y no terminó de entender lo que pasaba. En los enfrentamientos directos el Bayern tuvo la pelota, como quería Van Gaal, pero ganaba el Dortmund que, además, dominó la Bundesliga de forma intratable.
Van Gaal, además, se enredó en el manejo del vestuario, y no terminó la temporada. A la siguiente regresó Heynckes, esta vez en propiedad, y Manuel Neuer llegó procedente del Schalke.
En la Liga de Campeones el Bayern llegó otra vez a la final, que perdió por penaltis ante el Chelsea en su propio estadio. Y en Alemania, Karlheinz Rummenigge lo reconoció tras la final de la Copa que el Dortmund ganó por 5-2, había un equipo que era mejor.
El Dortmund de Klopp fue el segundo impulso para la transformación del Bayern. Y si la derrota ante el Inter en 2010 no había dolido mucho el perder la final ante el Chelsea si dejó una espina clavada en el Bayern.
Heynckes siguió. Pidió el fichaje de Javi Martínez que para él era la pieza que faltaba en el engranaje. El Bayern volvió a mandar en Alemania, manteniendo el esquema básico de Van Gaal aunque con menos fijación en la posesión de pelota y con más atención a la parte defensiva.
En la Liga de Campeones en semifinales esperaba el Barcelona. Muchos pensaron que esa iba a ser la estación final. El prestigio del equipo catalán era demasiado grande. Ya se sabía que Heynckes no continuaría y que su sucesor sería Pep Guardiola.
Heynckes, en la previa, se mostró confiado. Dijo que conocía al Barcelona casi mejor que al Bayern y que sabía lo que había que hacer. Se molestó cuando le preguntaron si hablaría con Guardiola pidiéndole consejo.
El resultado fue aquel 7-0 global, 4-0 en la ida y 0-3 en la vuelta, pero también es cierto que el Barcelona llegó mal física y anímicamente al duelo. Y luego vino el título, ante el Dortmund como para dejar claro quien mandaba en el fútbol alemán.
El triple de 2013 fue el comienzo de ocho Bundesligas seguidas, la hegemonía nunca antes había sido tan grande en Alemania, aunque en la Liga de Campeones -con Guardiola, Carlo Ancelotti y Niko Kovac- el equipo siempre se quedó por el camino.
Ahora está otra vez en la final y desde 2013 ha habido una renovación paulatina de la plantilla. Siguen Neuer, Jerome Boateng, David Alaba, Thomas Müller y, aunque haya dejado de ser titular, Javi Martínez.
Han llegado con los años Thiago Alcántara, Robert Lewandowski, Joshua Kimmich y Kingsley Coman y, más recientemente, Serge Gnabry y Alphonso Davies.
Si el Bayern gana el domingo será su segundo título de la Liga de Campeones en la década, en la cuarta final. Por debajo de lo que ha conseguido el Real Madrid, sin duda, pero sería una credencial para seguirse sintiendo en élite europea.
EFE