Este es un artículo de opinión de Philippe Benoit, director general de Global Infrastructure Advisory Services 2050 (Servicios de Asesoría sobre Infraestructura Global 2050), y de Kaushik Deb, director del Programa India en el Centro de Política Energética Global de la estadounidense Universidad de Columbia.
NUEVA YORK – Uno de los principales esfuerzos en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) impulsados por las Naciones Unidas es proporcionar a los hogares pobres acceso a tecnologías de cocción limpias para sustituir, en particular, la quema de biomasa sólida, como leña y carbón vegetal, en cocinas abiertas tradicionales, que mata a millones de mujeres y de niños.
Hasta ahora, una de las opciones preferidas ha consistido en sustituir la biomasa sólida por gas licuado de petróleo (GLP) embotellado. Este enfoque, sin embargo, puede considerarse contrario a la oposición al uso de combustibles fósiles impulsada por el cambio climático en general.
Sin embargo, el GLP para la cocina limpia puede y debe permitirse como combustible de transición para salvar vidas a corto plazo hasta que podamos proporcionar acceso universal a sistemas alternativos de cocina limpia de bajas emisiones.
África sufre de forma desproporcionada la falta de acceso a tecnologías limpias para cocinar, ya que más de 60 % de su población depende de la biomasa. Esta cifra se eleva a 85 % en las zonas rurales de África. En Asia, más de 45 % de la población rural depende de la biomasa para cocinar.
Permitir a las mujeres pasar rápidamente de las cocinas tradicionales a tecnologías más limpias salvaría millones de vidas, especialmente en las zonas rurales más pobres, donde se concentra el uso de la biomasa.
Como se ha documentado en un informe tras otro, varios millones de mujeres y niños mueren cada año por el impacto adverso de la contaminación atmosférica muy localizada, creada por la quema de leña y otra biomasa sólida en cocinas abiertas, a menudo utilizadas en interiores sin ventilación adecuada.
Además de evitar estos efectos negativos sobre la salud, el abandono de la recolección y el uso de biomasa no sostenible generaría importantes beneficios medioambientales y de mitigación de los gases de efecto invernadero.
Existen varias tecnologías limpias para cocinar que podrían resolver este problema. Una solución es sustituir el uso de biomasa por cocinas alimentadas con GLP. Otras alternativas son las cocinas eléctricas y las cocinas que queman la biomasa de forma más eficiente.
En particular, las cocinas eléctricas, cuando funcionan con electricidad renovable, son soluciones de emisiones casi nulas.
Al contrario, es cierto que las cocinas de GLP potencialmente producen menos emisiones de gases de efecto invernadero que el uso tradicional de la biomasa, pero su promoción puede ser criticada por ir en contra de las campañas relacionadas con el cambio climático para eliminar toda la combustión de fósiles y las emisiones relacionadas.
Los esfuerzos para eliminar gradualmente los combustibles fósiles han cobrado impulso en los debates sobre el cambio climático, como se refleja en la discusión de la última cumbre climática, conocida como la COP28, que abarcó a todas las formas de combustibles fósiles (es decir, carbón, petróleo y gas), en comparación con, por ejemplo, la COP26, que se centró en el carbón.
Sin embargo, este esfuerzo más amplio y reforzado se produce después de que muchos países en desarrollo ya hayan puesto en marcha importantes programas de cocina limpia basados en el uso de GLP.
Por ejemplo, India introdujo un programa en 2013 para lograr el acceso universal al GLP. Camerún está ejecutando un plan maestro para aumentar la proporción de GLP para cocinar de menos de 20 % a 58 % en 2035.
Muchos de estos programas intentan abordar uno de los problemas del GLP: su asequibilidad para los hogares más pobres. Por ejemplo, el Programa Cero Kero de Indonesia -dirigido inicialmente al queroseno, pero que luego se amplió a los usuarios de biomasa sólida- proporciona una estufa y una primera bombona gratuitas, además del GLP a precio subsidiado a partir de entonces.
El programa insignia de energía para cocinar de la India, Pradhan Mantri Ujjwala Yojana, lanzado en 2016, ofrece una subvención y un préstamo para el coste inicial de la adopción de una conexión de GLP y ha dado lugar a la adopción de más de 80 millones de hogares.
Muchos de los programas de GLP en curso gozan de cierto impulso institucional que sería difícil reproducir rápidamente si se sustituyeran por nuevas iniciativas basadas en una elección diferente de tecnología para cocinar.
Las fuerzas de la sostenibilidad climática suelen coincidir con los esfuerzos contra la pobreza, como el objetivo de la ONU de lograr el acceso universal a la cocina limpia.
Pero el uso de GLP presenta tensiones.
Aunque el cambio al GLP para cocinar puede generar los mencionados beneficios para la salud y de otro tipo para los hogares pobres que actualmente dependen de la biomasa, estos mismos hogares también se encuentran entre los más vulnerables a los impactos negativos del cambio climático inducido por las emisiones de combustibles fósiles.
Y en el contexto de las campañas contra el cambio climático para reducir las emisiones, podría decirse que es estratégico adoptar objetivos y comunicaciones claros y directos, como «reducir/eliminar gradualmente los combustibles fósiles», en lugar de un mensaje matizado dirigido a «la mayoría de los combustibles fósiles, pero no todos».
En este contexto, en el que los pobres se ven perjudicados por el uso de la biomasa, pero también por el cambio climático inducido por las emisiones, ¿cómo deben tratarse los programas de cocción con GLP?
A la hora de decidir qué emisiones priorizar y de quién en el esfuerzo por avanzar hacia los objetivos climáticos globales, y específicamente cómo abordar las emisiones de la cocción con GLP, «es útil situar el debate y las opciones en el contexto más amplio de la desigualdad de emisiones».
Como señala un reciente informe de organización Oxfam sobre el tema, el 50 % más pobre de la población mundial (que incluye a los hogares que actualmente dependen de la biomasa) es responsable de solo 8 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, una cifra que se vería marginalmente afectada por la adopción del GLP.
En cambio, el 10 % más rico es responsable de 50 %, y el 50 % más rico, de 92 %.
Además, el uso de combustibles fósiles para cocinar es algo que se manifiesta en todos los niveles de renta. Por ejemplo, el gobierno estadounidense acaba de promulgar una norma que endurece los requisitos de eficiencia de las cocinas de gas, con lo que implícitamente legitima su uso continuado en los años venideros.
Los consumidores a los que se dirige esa norma estadounidense pertenecen a 10 % más rico de la población mundial, mientras que las mujeres que utilizan cocinas tradicionales insalubres pertenecen al segmento más pobre del mundo.
Debido a las vidas de mujeres y niños pobres que pueden salvarse actualmente cocinando con GLP, junto con las diminutas emisiones por habitante de estos consumidores, los esfuerzos basados en el GLP deberían continuar y potencialmente incluso ampliarse bajo un «régimen de transición, centrando las actividades de reducción de emisiones a corto plazo en las actividades de 10 % más rico del mundo, responsable de 50 % de las emisiones globales».
Es importante destacar que este régimen transitorio incluiría una disposición de caducidad sobre el uso del GLP con una segunda transición clara hacia las energías renovables, la electricidad y otras soluciones para cocinar que no produzcan emisiones.
El objetivo principal es salvar vidas que, de otro modo, se perderían por la contaminación relacionada con la cocina a corto y medio plazo, al tiempo que se apoyan las emisiones netas cero a largo plazo.
El GLP puede desempeñar un papel productivo en los esfuerzos de mitigación de la pobreza y, en concreto, en el objetivo de la ONU de lograr el acceso universal a una cocina limpia.
Sin embargo, el uso de GLP para cocinar es una estrategia que, dadas las emisiones de dióxido de carbono que conlleva, debería considerarse transitoria a la espera de un mayor despliegue de alternativas de cocción limpias y bajas en emisiones.
T: MF / ED: EG