Un título silente se impone en los planes de dos de los más importantes directores de cine de la actualidad, de hombres acostumbrados a no ceder en sus estilos y gustos, exigencias que le imprimen sus sellos personales a las películas que realizan y además se dan el lujo de “brillar” en las salas cinematográficas.
Pues es difícil ser talentoso y también gozar de popularidad, por ejemplo existen cineastas esplendidos como el alemán Werner Herzog, que hoy trabaja su último proyecto en Bolivia, o el danés Lars von Trier que estrenó la polémica Ninfomanía que son monstruos del celuloide, pero no tienen un “jale” masivo.
Eso no sucede con Martin Scorsese, artífice de grandes filmes como Buenos muchachos, Los infiltrados, Pandillas de Nueva York, La última tentación de Cristo, El aviador y Isla siniestra. El hombre que le dio las mejores escenas de su carrera a Robert de Niro, que le recordó a Leonardo DiCaprio lo que es la actuación en serio.
Igual de atractivo y taquillero es el manchego Pedro Almodóvar, el mejor representante de una cinematografía tan interesante como es la española. Con proezas de la talla de Mujeres al borde un ataque de nervios, Todo sobre mi madre, Hable con ella, La piel que habito, Volver y ¡Átame!. Un hombre al que se le atribuye el don de “realmente” conocer a las mujeres.
Ambos directores nos tenían “castigados”, pues decidieron hacer una pausa de más de un año y se mantenían en “silencio”. Lo último que vimos de Martin Scorsese es ese retrato de un estafador de la bolsa en El lobo de Wall Street (2013), mientras Pedro Almodóvar nos dejó con la “miel en los labios” tras su traviesa comedia Amores pasajeros (2013).
Pero no es a ese “silencio” al que se refiere el nombre de esta columna, sino a la curiosa coincidencia a la hora de escoger los nombres de sus nuevas películas, ambas se llamarán Silencio. Claro, tratan de temas totalmente distintos, pero no deja de llamar la atención. En estos días Scorsese se encuentra culminando el rodaje en Taiwán, y Almodóvar debe de iniciar su filmación en diversos escenarios de España.
El Silencio de Martin Scorsese es un relato que levantara polémica tanto en la Iglesia como en el Japón. Retrata la persecución sufrida por sacerdotes jesuitas en tiempos del feudalismo japonés. Quizás por los siglos transcurridos no se debería temer protestas, pero ni los asiáticos ni a los poderes eclesiales les gusta que recuerden episodios como esos. Ya la novela de ShusakuEndo fue causa de revueltas, en ella se basó el cineasta para plasmar esta nueva cinta.
Por su parte, el Silencio de Pedro Almodóvar es el reflejo de una mujer y el peso de sus drásticas decisiones en el transcurso de tres décadas. Sí como dijimos el último fresco cinemero del español fue una comedia, ahora el mismo advierte que regresa al drama profundo, en un proyecto al que le tiene mucha fe. Personalmente sé que no saldré decepcionado de ver ambos filmes.