Fue el mediodía del miércoles 20 de febrero de 1985, es decir que ayer se cumplieron 40 años, que en la Redacción del diario «El Comercio» conversando con Alfonso ‘Pocho’ Rospigliosi, Jefe de Deportes, le dije: «Pocho, he sondeado a los colegas de la competencia y todos me han asegurado que no van a enviar a ningún periodista con la Selección (que la dirigía Moisés Barack) a Chile para el partido de este domingo 24 en el estadio santiaguino ni mucho menos al siguiente de la corta gira con Uruguay en Montevideo el 27″. ‘Pocho’ con su enorme saco celeste, camisa blanca y corbata azul, me preguntó muy serio: «¿Estás seguro?». Le respondí: «Como que dos y dos son cuatro». No pasaron ni 15 minutos y tras ir a decirle al doctor Alejandro Miró Quesada Garland no solo logró obtener el visto bueno del director del decano sino que me dijo: «Tú viajas pero sin fotógrafo, total los dos partidos son amistosos». Y así fue.
Ese domingo 24 Barack era lo que hoy -40 años después- resulta ser el ex arquero Óscar Ibáñez en la conducción del seleccionado. A Chile lo dirigía Pedro Morales. Nombres como los de José Gonzales Ganoza (tío de Paolo Guerrero), Toribio Díaz, Jorge Olaechea, José Velásquez, Franco Navarro, Eugenio La Rosa y Juan Carlos Oblitas –para citar a unos cuantos- hoy son representados por Gallese, Advíncula, Zambrano, Trauco y Guerrero. Para ser justo, sumaria el de Christian Cueva, quien es lo que aquél día resultó ser Eduardo Malásquez, brillante con la pelota pegadita en los pies y dejando sembrados rivales chilenos sin la menor desvergüenza.
Y esa tarde-noche porque el partido comenzó con sol y acabó en horario nocturno, el fútbol peruano logró vencer al chileno por 2-1 y yo fui ¡el único periodista peruano! que estuvo presente en esa última victoria rojiblanca en el mismísimo Estadio Nacional de Santiago porque solo en esa década del 80 de visita sacamos dos empates (ambos 1-1), Las demás fueron derrotas, incluso en Lima. Si por el lado nuestro repasé aquellas figuras que ayer vistieron de corto la rojiblanca, no podemos soslayar los nombres, en aquella época´, del meta Roberto ‘Cóndor’ Rojas, Garrido, Rubio, Letelier, el ‘Pato’ Yáñez, Aravena por el lado de la ‘Roja’ que suplen con creces en este siglo Claudio Bravo, Medel, Islas, Valdivia, Vidal y Alexis Sánchez…
Mucho recuerdo de aquél domingo que como preliminar y por el campeonato se jugó el Clásico entre Colo Colo y Universidad de Chile y no podrán creer que el lunes las páginas deportivas de «El Mercurio», «La Tercera» y «La Segunda» estuvieron dedicadas por completo a este partido. El triunfo peruano apenas mereció dos o tres columnas y en segundo plano. Malos perdedores.
Suelto en plaza, sin colegas limeños de por medio entrevisté a José Velásquez y Franco Navarro, precisamente los autores de los goles a los 11′ y 53′ respectivamente (descontó Hugo Rubio 70’), quienes me revelaron un hecho inédito que ocurrió con ellos un día antes del “amistoso” que ya era un decir: la gran mayoría del plantel se intoxicó luego de la cena. El equipo estaba alojado en el hotel Tupahue.
“No puedo olvidarme de los vómitos y lo mal que nos sentimos lo que obligó a que el médico buscara de hidratar a los que estaban muy mal. A pesar de todo, con más de medio equipo delicado, logramos ganar”, dijo Franco. Velásquez no solo ratificó lo expresado por Franco sino que junto con los malestares estomacales los jugadores tuvieron que soportar toda la madrugada el bullicio de hinchas chilenos que no cesaron de tocar bocinas y hacer bulla en las afueras del hotel. “Por eso los partidos con los chilenos nunca dejarán de ser amistosos a pesar de que algunos tengan esa carátula. Son clásicos, la rivalidad no creo que dé paso a una sana competencia», dijo Franco.
Su gol al ‘Cóndor’ me lo resumió así: “Eugenio (La Rosa) me cedió el balón y tras sobrar con un enganche a Garrido, vi que Rojas ni se atolondraba ni nada y solo en fracción de segundos logré cachetearle la pelota lejos de su alcance. Pienso que habiendo ganado ese gol que fue muy bonito, alcanzó el valor que merece”. El ‘Patrón’ no se quedó atrás y lo narró de esta manera: “Franco entró libre y su violento remate pegó en el horizontal y como yo seguía de cerca la jugada me adelanté a Garrido y con ¡la pierna izquierda!, sin ser zurdo, empujé la pelota».
Siempre es bueno jalonar la historia desde que el mundo es mundo y, si la misma es relatada por un testigo único -y yo, reitero, lo fui- entonces la falsedad queda en el rincón de la ánimas´ como relataba ante un gol el popular Humberto Martínez Morosini (+).