RÍO DE JANEIRO – Cuando todavía no superó el trauma de la pandemia de covid-19, Brasil ya enfrenta otra epidemia, después que el jueves 29 de febrero registró más de un millón de casos probables de dengue en los dos primeros meses de 2024.
Transmitido por mosquitos, principalmente por el Aedes Aegypti, el dengue es una enfermedad de las Américas, donde se concentra cerca de 80 % de los casos mundiales, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Y Brasil es el campeón latinoamericano con 36 % de los 4,5 millones de casos registrados por la OPS en el continente en 2023. En la historia ese negativo liderazgo gana con cifras tajantes. De 1980 a enero de 2024 Brasil tuvo 25,4 millones de casos, casi multiplicando por 10 los 2,7 millones de México en segundo lugar, según Statista, una plataforma de estadísticas mundiales.
Este año de 2024 empezó con pésimos augurios, que se van confirmando. Ya son 1 017 278 casos probables y 214 muertos, según los datos del Panel de Monitoreo de Arbovirosis del Ministerio de Salud en enero y febrero. Se sospecha que otras 687 muertes se deben al dengue, pero aún están bajo examen de confirmación.
“El dengue es una enfermedad de grandes aglomeraciones urbanas, donde hay mucha basura que sirve de criadero de los mosquitos, al lado de poblaciones numerosas”: Unaí Tupinambás.
Ocho de los 26 estados brasileños ya registran más de 300 casos por 100 000 habitantes, el nivel mínimo para su configuración como epidemia. Pero es el Distrito Federal, donde se ubica Brasilia, que presenta los números más alarmantes: 101 772 enfermos en una población de 2,8 millones de habitantes, es decir 3612 por 100 000 habitantes.
Los brotes epidémicos suceden cada tres años, un ciclo relacionado con la inmunización de los que ya sufrieron el contagio y la aparición de nuevos serotipos virales, destacó a IPS el infectólogo Unaí Tupinambás, profesor de la Universidad Federal de Minas Gerais.
Una persona infectada se vuelve inmune al serotipo del contagio, pero a Brasil llegaron gradualmente los cuatro serotipos del dengue y todos están presentes en el brote actual, lo que agrava la expansión y los riesgos. Una segunda infección se hace más posible y es en general más grave que la primera.
Del dengue a la chikunguña
“Tuve dengue dos veces en los últimos 25 años. Recuerdo de la primera vez que me sentía bien y fui al peluquero. Pero me desmayé en el sillón cuando me cortaban el pelo”, recordó Luciano Cordoval de Barros, agrónomo de la estatal Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), en Sete Lagoas, una ciudad a 65 kilómetros de Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais.
La segunda vez fue su compañía durante el partido de la final de la Copa Mundial de Fútbol de 2002 “acostado en un colchón tendido en el piso, febril y medio delirante”, incapaz de hacer esfuerzos, rememoró para IPS desde Sete Lagoas, donde vive.
Ahora, el 1 de febrero otro mosquito Aedes Aegypti lo picó, pero le transmitió el virus de la chikunguña. “Es mucho peor. Los tres primeros días fueron terribles, con fiebre de 38,5 grados centígrados, dolores en todo el cuerpo, especialmente en el pecho y el vientre. No conseguía ponerme de pie sin ayuda”.
“No hay remedio, solo un antitérmico, y la necesidad de hidratación, hidratación y mucho reposo. Es como la enfermedad del sueño, uno solo quiere dormir. Ahora, 29 días después, estoy mentalmente recuperado, pero los pies y el tobillo se hinchan en la tarde, lo que duele poco, pero molesta al caminar”, detalló Barros.
El agrónomo tuvo la mala suerte de contraer la chikunguña, una enfermedad cuyo brote coincide con el del dengue al ser transmitido por el mismo mosquito, pero es más temida, por dolores y secuelas prolongadas que provoca. El Panel de Monitoreo solo identificó 54 505 enfermos en enero y febrero, con 14 muertes y otras 56 bajo investigación, casi nada en comparación con el millón de víctimas del dengue.
Pero Barros fue tratado como enfermo de dengue y hasta que en el decimosegundo día un examen de sangre identificó la chikunguña.
Virosis se confunden y se agravan
Los síntomas parecidos, que también tienen similitudes con los de la covid, dificultan el diagnóstico precoz que podría ayudar el tratamiento y la recuperación de los pacientes.
La covid, que mató más de 710 000 brasileños en cuatro años, se volvió una enfermedad común, pero mantiene niveles importantes y provocó 1536 muertes y más de 310 000 nuevos casos en las ocho primeras semanas de 2024, advirtió Tupinambás.
Todo se agrava porque también aumentó el contagio por el coronavirus que provoca la covid en este inicio de 2024, favorecido por las aglomeraciones populares como las fiestas de carnaval.
En el caso del dengue y la chikunguña el auge se adelantó y apunta a cifras récord, ya que los brotes suelen ser fuertes hasta abril o mayo. “Este año habrá de cuatro a cinco millones de casos”, casi el triple de los 1,66 millones del año pasado, prevé Tupinambás.
“El calor y las lluvias del verano favorecen la epidemia. Y este año, además de los cuatro serotipos presentes, el fenómeno El Niño y el recalentamiento global, refuerzan la tendencia”, al elevar las temperaturas en general e intensificar las lluvias en muchas regiones, explicó en entrevista con IPS desde Belo Horizonte.
Minas Gerais, y especialmente su capital, Belo Horizonte, son “el epicentro de la epidemia actual”. El estado céntrico, que la geografía oficial ubica en la región Sudeste de Brasil, registró 35,2 % del total de los casos de dengue, mientras su población de 20,5 millones corresponde a solo 10,1 % de los brasileños.
Belo Horizonte acaba de instalar un hospital de campaña, una gran tienda, para atender a los enfermos, ante el agotamiento de la capacidad de los hospitales existentes. Iguales medidas se adoptaron antes en Brasilia y otras ciudades.
“Dengue es una enfermedad de grandes aglomeraciones urbanas, donde hay mucha basura que sirve de criadero de los mosquitos, al lado de poblaciones numerosas”, señaló Tupinambás. Cerca de 80 % de los criaderos están en las residencias.
Vacuna es la solución
La vacuna es la principal forma de contener los brotes, sostuvo. Brasil es el primer país a vacunar contra el dengue, pero de forma limitada. Logró adquirir 6,5 millones de dosis de la vacuna Qdenga, de la japonesa industria farmacéutica Takeda, para suministrar este año.
Como se necesita dos dosis para inmunizar una persona, el Ministerio de Salud decidió priorizar los niños de 10 a 14 años. Para 2025 se espera nueve millones de dosis, pero todavía muy poco para una población de 203 millones de habitantes.
Pero contando con tres años hasta el nuevo brote, hay tiempo para buscar más vacunas para evitar las formas más graves del dengue.
El Instituto Butantã, empresa estatal brasileña del sector farmacéutico, avanza en la producción de una vacuna propia con eficacia comprobada de 79,6 % contra los cuatro serotipos, pero no prevé cuando estará listo para la vacunación masiva.
Pero son esfuerzos que pueden convertir la epidemia de este año en “la última crisis” de dengue en el país, espera Tupinambás.
Para el agrónomo Barros, la principal causa del desastre sanitario son los plásticos, en forma de vasos, botellas y bolsas tirados al suelo, donde se estanca el agua y se reproducen los mosquitos. Campañas para eliminar esos criaderos mediante la fumigación y otras medidas han fracasado, así que coincide en apuntar las “vacunas para todos” como solución.
Una vacuna brasileña beneficiaria especialmente a las Américas, donde el dengue pasó de 1,5 millones de casos en los años 80 a 16,2 millones en la década de 2010 a 2019, según la OPS. Son 500 millones de personas en riesgo, solo Canadá y el Chile continental son considerados libres del dengue.
Pero el esfuerzo brasileño tiene razones internas. Mientras se enferman millones de brasileños de dengue, en otros países latinoamericanos afectados, como Perú, que decretó emergencia sanitaria en febrero, Argentina y Paraguay, los contagios se cuentan en decenas de miles.
ED: EG Cortesía ipsnoticias.net