Que en muchos casos la educación, tanto en casa como en el colegio, ha fallado es un hecho, como también lo es la banalización de la sexualidad en un momento histórico en el que el acceso a la pornografía es cada vez más temprano. Hay niños que ya acceden a él sin ningún control entre los 5 y los 8 años.
Urge abordar el problema con sinceridad, revisando cuanto se haya hecho mal, y apostando por una educación integral de la persona, sin desgajar la sexualidad del todo y sin entenderla como mera genitalidad. De nada servirá rasgarnos las vestiduras si seguimos alarmándonos con las consecuencias y al mismo tiempo seguimos avivando las causas que nos han llevado hasta aquí.
Domingo Martínez Madrid