Esta estigmatización es un ejemplo de sesgo inconsciente o implícito: el acto inconsciente de discriminar y estereotipar en función del género, la orientación sexual, la etnia, las habilidades o la edad.
Los profesionales de los medios, influidos por sus propios prejuicios o por los de la sociedad, pueden contribuir a su perpetuación a través de la elección de palabras, imágenes, temas de entrevistas, historias y secuenciación de acontecimientos en la cobertura informativa, determinando así la percepción del público.
Para abordar nuestros prejuicios inconscientes como periodistas, primero es preciso entenderlos.
Tipos de sesgos inconscientes
Sesgo de confirmación
El sesgo de confirmación hace referencia a nuestra tendencia a buscar e interpretar la información de forma que valide nuestras creencias preexistentes.
Por ejemplo, en 2011, WBBM-TV, una cadena de televisión de Chicago, entrevistó a un niño negro de cuatro años tras un tiroteo. «Cuando le preguntaron si iba a mantenerse alejado de las armas, contestó que conseguiría una en el futuro porque aspiraba a convertirse en policía. La parte sobre sus aspiraciones no se emitió, reforzando el estereotipo de que los varones afroamericanos son violentos. WBBM-TV se disculpó más tarde», cuenta Howard Ross, autor de los libros Reinventing Diversity, Everyday Bias y Our Search for Belonging.
En los noticieros de Estados Unidos, los estereotipos sobre los varones negros sirvieron de base para juzgar al chico que dijo querer un arma. Al omitir su deseo de convertirse en policía, el canal reforzó prejuicios existentes.
Los algoritmos también contribuyen al sesgo de confirmación. Los periodistas que utilizan plataformas como Google, que se basa en algoritmos para ofrecer resultados personalizados en función de factores como búsquedas anteriores y ubicación, pueden recibir resultados diferentes para la misma consulta. La tendencia a conectar con personas como nosotros y a seguir cuentas en redes que coinciden con nuestros intereses puede reforzar todavía más nuestros prejuicios.
Estrechamente relacionado con el sesgo de confirmación está el sesgo de anclaje: nuestra tendencia a confiar demasiado en la primera información que recibimos.
Efecto de arrastre
El efecto de arrastre se produce cuando los periodistas cubren una noticia porque otros lo hacen, en lugar de basarse en su interés periodístico o veracidad.
Un buen ejemplo es la teoría conspirativa del Pizzagate. En noviembre de 2016, WikiLeaks publicó los correos electrónicos del presidente de campaña de Hillary Clinton, John Podesta. Periodistas de derechas y otros internautas propagaron una falsa narrativa en las redes sociales que afirmaba que los correos contenían mensajes «codificados» que vinculaban a varios funcionarios del Partido Demócrata y restaurantes estadounidenses, entre ellos la pizzería Comet Ping Pong de Washington D.C., con una red de trata y explotación sexual infantil.
Convencido de que esto era cierto, un hombre armado se dirigió a Comet Ping Pong a «investigar» y abrió fuego. Nunca se encontraron pruebas de los supuestos delitos y, afortunadamente, nadie resultó herido.
Opresión internalizada
La opresión internalizada se produce cuando las personas interiorizan prejuicios acerca de su propia identidad, con lo que pueden autosabotearse o excluirse a sí mismos o a otros miembros de su grupo identitario de oportunidades, limitando así su potencial.
«Por ejemplo, una persona que usa silla de ruedas puede disuadirse a sí misma de pedir un ascenso laboral, a pesar de sus cualificaciones. También puede restar importancia a su necesidad de instalaciones adaptadas, como oficinas con accesibilidad, por miedo a que sea considerado una debilidad», explica Hamira Riaz, psicóloga clínica y coaching colegiada del Reino Unido.
Otros tipos de sesgo son el de afinidad, o preferencia por personas similares a nosotros; el edadismo, o estereotipo basado en la edad, y el sesgo de negatividad, o tendencia a prestar más atención a las noticias negativas.
Cómo identificar los sesgos inconscientes
Infórmate sobre los prejuicios implícitos y reflexiona sobre los tuyos
Todos tenemos prejuicios. Comprender que existen sesgos inconscientes y evaluar los que tienes puede ayudarte a gestionarlos eficazmente en tu trabajo.
Haz el Test de Asociación Implícita
El test IAT de la Universidad de Harvard mide la fuerza de las asociaciones que una persona puede tener entre rasgos de identidad (como negro u homosexual), evaluaciones (como bueno o malo) o estereotipos (como atlético o torpe). Combinar el IAT con otros métodos que se indican a continuación puede ayudar a identificar los prejuicios inconscientes que puedas tener.
Atención a las influencias externas
Las señales sutiles, o «empujones» conductuales, pueden influir en tu parcialidad a la hora de cubrir una noticia.
«Por ejemplo, si tu editor tiene un punto de vista específico y estás entrevistando a alguien a pedido suyo, eso puede afectarte tanto como si tú tuvieras ese punto de vista. Del mismo modo, saber que tus lectores tienen un punto de vista concreto puede influir en tu cobertura», afirma Howard Ross.
Busca patrones de comportamiento
Puede ser difícil reconocer inmediatamente los propios prejuicios. Observar patrones de comportamiento repetitivos puede aportar ideas.
«Si has escrito 10 artículos y en nueve de ellos presentas un punto de vista determinado, eso podría indicar un sesgo. Puedes poner parte de tu trabajo en una herramienta de inteligencia artificial (IA) y pedirle que busque patrones en tu escritura que revelen sesgos en tu forma de mirar las cosas», sugiere Ross.
Cómo abordar el sesgo inconsciente
Reflexiona sobre tus suposiciones
Nuestro cerebro procesa una gran cantidad de información. Y, para ahorrar tiempo y energía durante las interacciones, suele tomar atajos, percibiendo positivamente a las personas similares a nosotros y negativamente a quienes son diferentes (sesgo de afinidad). Además, un encuentro negativo con alguien de un grupo identitario particular puede llevar a las personas a desarrollar estereotipos sobre todo el grupo.
«Si no analizamos nuestros pensamientos y tomamos conciencia de las posibles inexactitudes, podemos dar lugar a falsos juicios, trastornos en nuestras relaciones, macroagresiones y discriminación abierta», dice Danya Braunstein, psicóloga especializada en medios de comunicación en Connected Psychology.
Busca perspectivas diversas
Rodearse de personas similares o seguir cuentas en redes sociales que solo coinciden con tus intereses puede crear cámaras de eco. Para contrarrestarlas, busca una diversidad de perspectivas.
«Estar más expuesto a personas diferentes en tu vida personal puede ayudarte a desmontar las generalizaciones y actitudes que puedas tener sobre un grupo de personas. Además, incluye una variedad de orígenes, culturas y experiencias en las narrativas de los medios de comunicación», señala Braunstein.
También puedes entrenar a los algoritmos para que ofrezcan perspectivas diversas en los resultados de las búsquedas o en las noticias rastreando activamente contenidos que promuevan perspectivas diferentes, dice Ross.
Investiga y busca feedback
La urgencia por tomar decisiones rápidas puede llevar a conclusiones sesgadas basadas en información limitada. Es recomendable ir más despacio, cuando sea posible.
«Siempre que puedas, tómate tu tiempo para investigar, escribir y armar historias. Pide a otros, editores incluidos, que te digan qué podría faltar o estar planteado de manera incorrecta antes de publicar», recomienda Braunstein.
Elige las palabras con cuidado
Considera las posibles implicaciones de las palabras que eliges, así como las asociaciones y significados que pueden darle los demás. Por ejemplo, términos como «antienvejecimiento» son populares, pero pueden sugerir que el envejecimiento es una condición negativa.
Además puede que algunas palabras que antes eran inocuas hayan dejado de serlo. «El lenguaje cambia con el tiempo y, con él, las normas sociales sobre lo que consideramos aceptable al referirnos a otras personas», señala Braunstein.
Aunque los prejuicios son inevitables, los periodistas pueden trabajar para reconocer y gestionar los suyos, con el fin de ofrecer información más objetiva, precisa y confiable, que resulte relevante y útil para su audiencia.
Foto de Milad Fakurian en Unsplash.
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