Falta poco para que nuestra selección de fútbol ponga su firma en la Copa América. Esto si se toma en cuenta que Ricardo Gareca, tiene que aprovechar cada día del mes para afinar un equipo que tiene sus altibajos y en el cual hay quienes no muestran sus mejores condiciones, otros han descendido en el rendimiento y hay pocas novedades entre los que necesitan ser promocionados.
Sin embargo, la afición mantiene su confianza en el director técnico. Se trata de un personaje que a la fecha ha mostrado conocimientos y disposición para realizar un trabajo serio. Las experiencias vividas a la fecha lo demuestran. El anecdotario es frondoso. Cómo olvidar, cuando allá por el 2008 Gareca les dijo a Juan Carlos Noli, Jaime León Pallete y Antonio García Pye, entonces dirigentes de Universitario de Deportes, que si querían tener un goleador del campeonato le dejaran armar su equipo. ¿Qué hizo en medio de las dudas de los dirigentes? Pues sacó a Johan Fano, quien venía precedido de una fama forjada con 19 goles y por entonces de la “U”.
A raíz de esa decisión, Donny Neyra, opaco mediocampista y un tanto indisciplinado, cobró vigencia y fue tal su protagonismo, que Universitario salió campeón. “Donny es el Riquelme de Ate” fue su comentario, que algunos críticos dijeron que era exagerado. No les faltó razón porque el moreno fue crack tan solo 6 meses del apertura. El sobrepeso le ganó, la poca disposición por entrenar físicamente quebró su futuro. Las posibilidades de ir a México se quebraron.
Gareca es, también, un hombre de cábalas. Por esos tiempos los recursos financieros no eran los mejores en Universitario. Tenían que alquilar la zona de estacionamiento de carros del estadio Monumental. La pasaban mal. Una tarde de entrenamiento, el buen Ricardo se molestó porque alguien había puesto música que no era de su agrado. Se enteró de que se trataba de una grabación muy popular en Colombia, interpretada por Marc Anthony. Le tenía fobia y soltó la frase “no tengo drama en entrenar con música, lo único que pido es que quiten esa canción. No quiero saber nada de ese portorriqueño”. Ocurre que le traía malos recuerdos. Partido que jugaba el equipo de Gareca y antes de comenzar ponían temas musicales de Marc Anthony, su escuadra perdía.
Hay mucho que recordar. Gareca los tiene presentes, entre ellos los encuentros que disputó en el estadio íntimo, en Matute, en los enfrentamientos clásicos entre Universitario y Alianza Lima. Los números hablan solos y quedan en la memoria. Nunca perdió en Matute. Siempre se le recordará como el técnico que llevó a la ‘U’ al éxito.
Hoy en día, Gareca es un devoto del Señor de los Milagros. Concurre en silencio, sin prensa de por medio. Le agrada contar sus cuitas en el marco de la mayor intimidad. Hay quienes hacen conjeturas y afirman, a pesar del secreto, que le pide al Nazareno, que le acompañe en las jornadas épicas que debe afrontar la selección. Esperamos que así sea.