Por Jorge Zárate:
La muerte del genio del fútbol mundial fue llorada por su pueblo, por multitudes en todo el planeta. Personalidades dieron su pésame y saludaron su paso, su era en el deporte y en la escena comunicacional. Polémico, desordenado, leal, capitán de sus batallas, honró siempre su deseo de dar felicidad a la gente.
“Cualquiera podía reconocer en él una síntesis ambulante de las debilidades humanas, o al menos masculinas: mujeriego, tragón, borrachín, tramposo, mentiroso, fanfarrón, irresponsable. Pero los dioses no se jubilan, por muy humanos que sean. Él nunca pudo regresar a la anónima multitud de donde venía. La fama, que lo había salvado de la miseria, lo hizo prisionero»
Eduardo Galeano
Estaba enojado con Dios Padre.
No le perdonaba a “El Barba” que le haya llevado a los suyos, a Doña Tota y Don Diego, “Chitoro”, como le decían a su papá los íntimos.
Se sentía solo y cansado de su leyenda.
No había podido cumplir su último sueño, la idea de juntar a todos sus hijos en un almuerzo familiar para su cumpleaños 60 que había sido el 30 de octubre pasado.
Algo de todo eso hizo que se pare la pelota, que apareciera la muerte en el horizonte de este genio, aquella a la que había gambeteado tantas veces.
Era el mediodía del 25 de noviembre cuando el dolor apareció instantáneo en ese universo electrónico de las redes sociales, para convertirse en la noticia más difundida de toda la historia: “Murió Maradona”
En carne y hueso, en las anchas avenidas de Buenos Aires, más de 250 mil personas fueron a despedirlo en un velorio por demás breve en la Casa Rosada, sede del gobierno argentino. La fila para el ingreso tenía más de 3 kilómetros y hubo serios incidentes cuando la policía comenzó a cerrar el ingreso porque debía llevarlo antes del anochecer del 26 a su descanso final en el cementerio de
Tanta lágrima para agradecer “alegría” y “felicidad”, las dos palabras más escuchadas en los testimonios de la gente, en los posteos de las redes en las banderas que se multiplicaron en las calles de los barrios y balcones de edificios.
“¡¿Cómo te vas a morir, Dieguito?!”, resumió un hincha el sentimiento de la multitud. Lo hizo al ingresar a la sala donde el cajón cerrado, adornado con la bandera argentina y las camisetas de la Selección y de Boca Juniors, iba recibiendo flores, camisetas, pañuelos, cartas y objetos varios acompañados de lamentos de un dolor sincero y profundo, como quien despide a un familiar.
Cerca del cajón, una réplica de la Copa del Mundo, aquella que alzara en 1986 recordaba su épica.
En una pantalla gigante frente al Obelisco que pasa las 24 horas videos históricos del ídolo aparece este primer episodio: “Mi sueño es jugar en la selección y ganar el mundial”, dice el Pelusa en la entrevista televisiva que le hicieron cuando era una cebollita de 10 años y deslumbraba con sus malabares con la pelota.
Cincuenta años después una marea humana llora al despedir al exquisito artista del balón, gladiador de batallas televisadas, sobre todo, al bocón, rebelde contra los poderosos que fue voz y brazo villero cada vez que se lo necesitó.
Negligencia criminal
Los fiscales ordenaron que se le haga una autopsia que determinó que falleció por un “edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada” e investigan para determinar si hubo mala praxis y abandono de persona en la atención del astro del fútbol mundial.
En las tres horas que duró el procedimiento se tomaron muestras toxicológicas; tejido adiposo, de pelos, y se hicieron varios hisopados.
Los médicos preservaron su corazón entero que pesó el doble de lo normal a causa de la “miocardiopatía dilatada” que sufría.
Había sido operado hace días de un “edema subdural” en la cabeza y todo indica que el procedimiento de su alta médica no fue el correcto.
Maradona fue trasladado para su recuperación después de la operación a una casa en Tigre, al norte de la capital federal donde finalmente falleció sin haber tenido una atención médica adecuada en sus últimas horas.
Los fiscales apuntan a la responsabilidad del médico Leopoldo Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov ya que en la noche del 24 ya habría registrado picos de presión y se entiende que un médico debió asistirlo antes.
Días antes, al salir de la operación, una mañana se levantó y preguntó:
“¿Qué harían ustedes si fueran Maradona?”
Su sobrino y las pocas personas que lo acompañaban en la clínica Olivos pensaban respuestas cuando uno de ellos se sinceró: “No me gustaría ser Maradona ni un minuto”, devolvió.
– “¿Viste? Eso me pasa todos los días. Estoy cansado, me gustaría tomarme vacaciones de Maradona”.
Le habían ofrecido espacios para una recuperación lejos del ruido en Cuba y Venezuela, pero antes debía reponerse de la operación, y, sobre todo, de su cuadro de abstinencia.
Años de problemas con las drogas, con el alcohol, con la vida desordenada por la desmesura, por una personalidad desbordante de equilibrista en la cornisa que supo protagonizar.
Al dejar la clínica, en principio se mostró contento por la nueva casa, salió a caminar al parque, pensaba en volver a dirigir a Gimnasia y Esgrima de La Plata, pero con el paso de los días fue ganado por la tristeza y la soledad.
Comenzó a quedarse en la habitación y fue dejando de hacer bromas, su alimento diario de sonrisas compartidas.
Recordaba a sus padres. “Cada vez que hablaba de ellos, se ponía a llorar, como cuando asumió en Gimnasia. Los extrañaba mucho”, contó alguien del entorno.
Jony Espósito, su sobrino lo despidió antes de ir a dormir el martes 24 a las 23.
Hay una versión de una enfermera que lo habría visto despertarse el 25 por la mañana, tomar la medicación y volver a acostarse aduciendo “cansancio”
A las 11.30 llegaron su médico Luque y un siquiatra y no consiguieron despertarlo, allí pidieron asistencia para reanimación, pero ya era tarde.
Y el mundo lloró
“Qué noticia triste. Perdí a un gran amigo y el mundo perdió a una leyenda. Aún hay mucho por decir. Espero que algún día podamos jugar juntos al futbol en el cielo”, escribió Pelé en Instagram.
El caricaturista inglés, David Squires, twiteó su viñeta más famosa. Diego elude a Winston Churchill, al rey Enrique VIII, William Shakespeare, los Beatles y la reina Isabel II para marcarle el segundo gol a Inglaterra ante la mirada incrédula de David Bowie
En Siria, entre los escombros de Binnish, en el muro de una vivienda destruida, Aziz Asmar retrató a Diego
“Lo que Diego hizo por el futbol, para que todos nosotros nos enamoremos del deporte rey, es único. Merece gratitud eterna por habernos maravillado”, dijo Gianni Infantino, presidente de la Federación Internacional del Fútbol Asociado (FIFA).
Aurelio De Laurentiis, presidente de Napoli anuncio que el estadio San Paolo pasará en breve a llamarse Diego Armando Maradona. El estadio que lo vio brillar durante 7 años fue convertido en un santuario con velas y banderas con las luces encendidas por las noches para dar el último adiós.
“Nos deja, pero no se va porque Diego es eterno”, consideró Lionel Messi. Cristiano Ronaldo hizo público su “adiós a un genio eterno, un mago inigualable.
El brasileño Neymar, el mexicano Cuauhtémoc Blanco, el italiano Gianluigi Buffon, los franceses Zinedine Zidane y Michel Platini, el catalán Josep Guardiola y el inglés Gary Lineker fueron algunos de los que expresaron sus condolencias.
“Pelotero genial, hinchas pelotas, amigo de Fidel, hermano mío, loco, enfermo, cabrón, líbero en zona. Benditos sean los tacos de tus botas, bendita tu receta contra el frío, mano de dios, bendito Maradona”, twitteó Joaquín Sabina.
Nicolás Maduro, presidente de Venezuela: “Mucha tristeza nos ha dejado la leyenda del futbol, un hermano y amigo incondicional de Venezuela. Querido e irreverente Pelusa, siempre estarás en mi corazón. ¡Hasta siempre, Pibe de América!”
Luiz Inácio Lula da Silva aseguró que Diego fue un gigante del futbol, con un talento y personalidad única. Evo Morales expresó que Maradona sentía y luchaba por los humildes, fue el mejor jugador.
El portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, contó que el Papa Francisco recuerda con cariño las reuniones que mantuvieron y que estará en sus oraciones.
«La mano de Dios depositó a un genio del fútbol en la tierra. Acaba de retomarlo con una jugada imprevista que engañó a todas nuestras defensas. ¿Quería con este gesto, dirimir el debate del siglo: ¿Es Diego Maradona el más grande futbolista de todos los tiempos? Las lágrimas de millones de huérfanos responden hoy con una evidencia dolorida», escribió el presidente de Francia, Emmanuel Macron.
Desde el diario La Stampa, el escritor Roberto Savio planteó que «la soledad lo traicionó, pero nos regaló felicidad a nosotros los infelices». Originario de Nápoles, Saviano afirmó que «Diego fue la compensación de lo que la ciudad nunca tuvo. La gente se reconocía en su lealtad», destacó el autor de «Gomorra», entre otros libros.
Obrero de la felicidad
Fue en su discurso en Oxford, la antigua universidad británica fundada en 1249, donde el astro de Villa Fiorito dejó en claro la razón de su vida: Ser jugador de fútbol y dar felicidad a los demás.
“Los famosos de esa época eran mis ídolos no entendía cómo podían hacer vibrar a miles de personas una y otra vez todos los fines de semana y seguir siendo ellos mismos. Me divertía viendo las maravillas que hacían con el balón, me emocionaba cuando convertían un gol y saludaban al público”, contó.
“¡Qué felicidad era para mí el fútbol! ¡Qué felicidad era para todos los hinchas!”, les contó a los casi mil alumnos que lo escuchaban en el auditorio aquel 6 de noviembre de 1995. Afuera por pantallas gigantes lo seguía otra multitud, la más grande que figura alguna hubo reunido jamás en el templo educativo.
“Esa felicidad era producida por algo que creo que hasta ahora no puedo explicarlo… un deporte en el que existe una intercomunicación entre el jugador y el público que es mágica, inexplicable…”
“Fui creciendo y también dándome cuenta que como contrapartida de esa admiración generalizada existía una desvalorización de los jugadores… Decían los mayores de esos años que los jugadores eran personas incultas, muy rudimentarias o primitivas, de poca facilidad de palabra y muy poco hábiles para desarrollarse en su vida comercial o familiar. Siempre ligaron a los jugadores de fútbol a la vida fácil y vacía.
En un principio eso me conmocionó, amaba a mis ídolos, envidiaba la capacidad de generar felicidad en los demás, no podía entender que personas que tenían la capacidad de alegrar a los demás fuesen vacíos, rudimentarios, inhábiles, etc
Al poco tiempo entendí el porqué de esta dualidad, que hasta entonces era inexplicable para mí.
Había que traer a la tierra de los humanos a esos personajes que eran idolatrados por la mayoría. Los jugadores de fútbol sabían y podían generar ese momento de felicidad colectiva…
Cuando entendí esto mi gran anhelo se transformó en una convicción inmodificable porque supe que, si estaba destinado a realizar una actividad que generaba alegría y felicidad en los demás, el endiosamiento no era problema mío, sino de quienes consideraban así a los jugadores de fútbol, yo siempre me sentí un hombre común, un ser humano normal y así sería siempre”.
Entonces describió la pelea por instruirse, por capacitarse de los futbolistas rodeados de ese monstruo que es el negocio del fútbol que muchas veces los tritura sin más. “Nos fuimos dando cuenta – de esa necesidad de humanizar nuestra profesión”, les contó informando de la creación del Sindicato Mundial de Futbolistas en eso días en París para intentar generar condiciones de justicia en la dispar relación que rige la vida de los deportistas.
Años más tarde contaría: “Yo era un pibe de Fiorito que jugaba más o menos bien a la pelota. Un día me pegaron un voleo en el traste, me mandaron a la cima del mundo y ahí me dejaron sólo”.
Desde que se puso la camiseta de Boca en febrero de 1981 ya no pudo caminar solo por las calles. El acoso asfixiante de la fama amenaza con seguirlo hasta después de muerto, por eso, intuyéndolo, firmó ante escribano público el 13 de octubre pasado: “Yo, Diego Maradona, en uso de mis facultades, quiero dejar expresada mi voluntad para el día de mi muerte, que es que me embalsamen y me exhiban”.
(Para lateral)
Pablo Velázquez: “Ponía Plata de su bolsillo”
Para dimensionar el fenómeno vale citar al futbolista compatriota Pablo Velázquez que lo tuvo como técnico en Gimnasia. “Nosotros entrenábamos en Gimnasia y casi no había prensa, pero cuando llegó Diego se llenaba de periodistas. Fue movilizador. Hasta cuando íbamos a concentrar donde estaba la selección argentina, en Ezeiza, nos sorprendía como en el predio de la AFA abrían las puertas porque era Maradona”, dijo en julio pasado a Universo 970.
“Maradona ponía premios de su bolsillo, entraba al vestuario ya con un bolsito lleno de dinero y nos trabajaba la cabeza antes de jugar. Hasta hubo partidos de Gimnasia que no ganamos y él ponía plata de su bolsillo como premio”, contó. También que Víctor Ayala era uno de los “mimados” por el entrenador. “Dentro del vestuario y en las prácticas se entendía muy bien lo que Diego quería para los partidos. Él se acercaba para arengar y, por ejemplo, siempre a Víctor Ayala le hacía practicar los centros, diciendo que era un arma que teníamos que usar”, dijo el delantero que jugó un total de 11 partidos y marcó un gol en esa temporada.
“Maradona nos sorprendía siempre. Yo me solía cepillar los dientes en el baño y un día aparecía (Claudio) Caniggia, al día siguiente (Gabriel) Batistuta, luego actores y demás. En una de esas aproveché y le pedí una foto al vocalista de la banda La Beriso (Rolando Sartorio)”, finalizó.
«Llegó Maradona al club, yo ya lo conocía porque era el ídolo máximo del fútbol mundial, pero conocerlo como persona realmente me sorprendió, ya que se aprende tanto en todos los aspectos de una persona que lo ha ganado prácticamente todo… aprendizaje para la vida. Yo aprendí mucho de él como futbolista y como persona fuera de la cancha, y todos los consejos que recibí de él voy a tratar de ponerlos en práctica cuando me toque ser entrenador», señaló.
Más reciente, en una entrevista con la agencia de noticias china Xinhua, Velázquez elogió también el don de gente y la humildad de Maradona y contó la pasión con la cual dirigía en los entrenamientos, su paciencia y su fijación por las jugadas tácticas y sus indicaciones para los encargados de los balones parados.
«Diego era uno más de nosotros, una persona humilde y dada que trataba a todos por igual. Siempre nos recalcó la importancia de los padres, de la familia».
«El siempre estaba atento a los entrenamientos y te indicaba tácticamente como pegarle a la pelota, como moverte como delantero, de tratar siempre de marcar el pase a espaldas de los defensores. Con los compañeros encargados de la pelota parada se quedaba a entrenar con ellos aparte, porque él era un experto», añadió.
(Para lateral)
Palabras para el 10
Gabriela Cabezón Cámara, escritora, del texto “Réquiem para un río imposible”
“…Te atravesaba un río, Diego, te atravesaba un río: el de los artistas grandes, el de los que no se ahorran nada, el de los que se brindan hasta romperse, Diego, el de los que pueden crear una fiesta del pueblo porque son el pueblo, Diego, y por eso la fiesta y por eso brindarse hasta el final y por eso el delirio, Diego: a los pueblos no nos gusta la austeridad. Te atravesaba un río, Diego, un imposible Riachuelo cristalino, y a veces te llevaba al mar, te maremoteaba, te partía de un tsunami y qué desastre, Diego, que tristeza era verte desastrado, saberte roto y a veces peor, rompedor, qué tristeza las estrellas estrelladas. Te lloramos, Diego, estamos llorando porque queremos ser ese pueblo mojado y feliz de bailar con vos otra vez. Qué tristeza, Diego, por qué no se mueren los caranchos, las caretas, los que mandan el hambre y los incendios, Diego, por qué se nos mueren los artistas. Y los más grandes, los artistas del pueblo, Diego, los atravesados por un río, Diego, el río siempre vivo aunque siempre traten de matarlo, el de la fiesta lujosa del pueblo, Diego. Chau, barrilete cósmico, cebollita que venció a la gravedad”.
Marcelo Bielsa, ex director técnico de la Selección Argentina
«Fue para nosotros y va a seguir siendo un ídolo… Que ya no esté nos da muchísima pena. La pérdida de un ídolo es una sensación de debilidad para todos nosotros…En cuanto a lo que significa para nosotros en particular, Diego nos hizo sentir la fantasía que genera el ídolo…
El ídolo, el mito, la leyenda hace que un pueblo crea que lo que hace esa persona somos capaces de hacerlo todos. Por eso la pérdida de un ídolo golpea tanto a los más excluidos, a los más indefensos, porque son los que más necesitan creer que es posible triunfar…
Maradona fue un artista. La dimensión de su arte tiene infinidad de reconocimientos. Para poner un ejemplo que sale de lo común, las canciones que se han escrito sobre él son extraordinarias… todo lo que él hizo como futbolista fue de una belleza inigualable».
Jorge.zarate@gruponacion.com.py
Fuente: https://barometrolatinoamericano.blogspot.com/