Me llama la atención el espacio desmesurado que, a través de los medios de comunicación, se brinda a la actividad futbolística. ¿Será que, en este Perú nuestro de todos los días, solamente hay deportistas y aficionados al fútbol? ¿Será que existen razones poderosas que hacen imposible que se cultive masivamente otras disciplinas? ¿Qué dice al respecto el Instituto Peruano del Deporte y, sobre todo, su flamante presidente ejecutivo?
Los casos de nuestras atletas en las carreras y caminatas de largo aliento, las y los que nos representan en lucha libre, son la excepción. Se trata de verdaderos campeones que, además de sus aptitudes innatas y enorme sacrificio, nos llenan de orgullo. Pero, lamentablemente, son algunas y algunos y eso, sí que está mal.
El deporte en líneas generales es una actividad que forma física y mentalmente a las personas de toda edad, pero da la impresión que ello no es parte de las políticas de Estado. Quienes ocupan transitoriamente Palacio de Gobierno, tienen todo el tiempo ocupado en encontrar la mejor manera de quedarse algunos años en tan importantes cargos. Posiblemente, por eso, no hacen esfuerzo alguno para darle espacio al deporte masivo.
Los periodistas de otras época recuerdan aquellos tiempos, cuando el basquetbol femenino y masculino se codeaba con los mejores de América del Sur. Fíjense que, hasta Monseñor Juan Luis Cipriani, se lucía con la camiseta de la selección, al lado de la gente chalaca del «Bilis» como Fito Salas, Camarón Fernández, Francisco Saldarriaga, sin dejar de mencionar a Fiestas, Ortiz y Sánchez, que estaban en otros equipos de primera división. Basta citar a los hermanos Enrique, Ricardo Duarte, Raúl y Fernando, todos ellos del Rímac, que representaron al Perú en los Juegos Olímpicos de Tokio, en 1964. Algo increíble y que ha quedado en los afamados récords Guinness. El «Bilis», inclusive, fue tras veces campeón de América del Sur. Y lo mismo ocurría en el atletismo, sobre todo en las carreras cortas, cuando teníamos a Julia Sánchez, Fernando Acevedo, Gerardo Salazar y el gran Eduardo Julve. Todos ellos campeones en esta parte del continente.
Hay mucho que hablar sobre el deporte de ayer. Los casos de Edwin Vásquez en tiro olímpico y esa generación de pugilistas entre ellos Mauro Mina, Esmeraldo Campos, los hermanos Quiroz, Antuco Frontado, Bombón Coronado, Luis Murakami, Vicente Pastor, German Effio, por citar algunos que dieron gloria al deporte nacional.
Cómo no escribir de la selección de vóley con Luisa Fuentes, Cecilia Tait, Gina Torrealva, Gaby Pérez del Solar, Rosa García, Ana Cecilia Carrillo, con otras grandes del deporte de la net, que brillaron hasta llegar a la cima del triunfo más allá del continente americano. Y en natación, con la evocación de Ismael Merino, el «conejo» Villarán, Risso, Modenessi, además de Choco Vivanco y otras grandes nadadoras.
Esto es historia que debería repetirse, porque el fútbol no es todo. Con el agregado que otros deportes, como los citado, atraen multitudes y hacen crecer al país en todo orden de cosas.