Historias de un periodismo que siempre estuvieron y estarán ligadas con la verdad

 

Hay historias que permanecen brindadas con el tiempo y que se atraviesan con sólo volverlas a mirar y recordar como si hubieran ocurrido ayer. En mi larga vida como periodista ¡qué cosas no me ocurrieron! y donde muchas de ellas no pudieron dejar de estar acompañadas del humor, tan indesligable del periodismo deportivo muchas veces porque total, como una vez lo dijo el famoso Bob Marley (1945-1981“el fútbol es libertad” o la del famoso excampeón mundial de boxeo, Jose Louis (1914-1981) de “puedes correr pero no esconderte”. Y, así, con la libertad que tuve en muchos pasajes -de mi vida en el periodismo en general- hoy las cuento en libertad y sin esconder nada.  Estas son las que más recuerdo:

Arsene y el Mundial de Francia 98: Ese domingo 28/6/1998 en Lens asistía al partido entre Francia-Paraguay y que tras 113’ de juego se definió 1-0 para los franceses con gol de Laurent Blanc. Era la primera vez que se aplicaba la “muerte súbita” (gol para cualquiera y fin del partido). Entre esas pausas le pregunté a un colega inglés quién era el entrenador del Arsenal y me respondió con una sola palabra: Arsene. Creí que no me había entendido (total Arsene y Arsenal por ahí van) y tras dos intentos míos tomó su lapicero y me escribió Arsene Wenger. Un ¡plop! al mejor estilo de Condorito quedó en mí esa tarde en el estadio ‘Felix Bollaert’.

Rubén Darío Insúa y Alianza Lima: El entrenador argentino dirigía de visita esa noche del 23/2/2005 al Alianza Lima ante Banfield por la Copa Libertadores y donde el equipo ‘intimo’ tras ir abajo 0-2 empató con goles de Aldo Olcese en el estadio “Florencio Sola”. Pero sobre los 87’ el meta Leao Butrón fue batido por Diego Cevallos que hacía segundos había ingresado. Ya en la puerta del camarín me encuentro con Insúa y le hago ver cómo el rival con tres jugadas de ‘pelota muerta’ (lateral, tiro libre y córner) les podía haber ganado. Insúa me miró y me respondió: “Fernández si la pelota estaba ‘muerta’ no hubieran sido goles”. Otra vez ¡plop!

Roa Bastos despeinado y somnoliento:  Nos había citado en su departamento de Asunción para las 10 am de ese 11/11/2000 pero nos abrió la puerta 90’ después. Alargó sus horas de sueño porque esa madrugada había ido a saludar al arquero Chilavert en la concentración del seleccionado guaraní tras enterarse, años después, de que ‘Chila’ le había pagado su operación corazón en la clínica bonaerense Favaloro. Por eso cuando nos abrió la puerta en pijama y pantuflas y algo despeinado, de arranque nos recibió con un supremo humor: “Me disculparán que los reciba así, pero déjenme ponerme un saco, peinarme de paso para salir bonito, aunque mantendré mis pantuflas porque en las fotos casi nunca salen los pies”.  Y fue, además bromista (“disculpe que esté un poco afónico, creo ser entendible todavía, no vaya a ser que en Lima usted escriba: Don Augusto estuvo un poco borracho, pero felizmente pudo superar su ebriedad y me contó una serie de mentiras»). Es la entrevista que recordaré toda mi vida.

Benedetti, los contratos y las ‘barras bravas: Desde Lima antes de ir a cubrir el partido por Copa Libertadores entre Nacional de Uruguay y el Cienciano de Franco Navarro concertamos una cita con Mario Benedetti a través de su secretario y albacea Ariel García. Ese mediodía del 24/4/2008 solo cuando le tratamos el tema fútbol pudimos sacar adelante la entrevista con Mario -la última que dio en vida- porque, desde un comienzo, fue difícil sacarle una sola palabra. Y nos terminó diciendo: “Espero que gane mi Nacional. No le doy un marcador porque no soy adivino y como ateo no creo en Dios. Si debe haber un triunfador, entonces que gane el que juegue mejor. Es lo lindo del fútbol (Nacional ganó 3-1) aunque ya no me interesa ir a los estadios porque las noticias del fútbol hoy se caracterizan por las cifras de los pases y su gran comercio; la violencia entre hinchadas y las barras bravas y esto aleja de la cancha a los adeptos a una sana competencia y a donde uno asiste, al menos yo, que iba a disfrutar…”

Rodrigo Borja y ¡mamita! un accidente:

El doctor Rodrigo Borja era presidente en funciones de Ecuador ese año de 1989 cuando asistí a una competencia de veleros donde iba a participar el gerente de “El Comercio”, Luis García Miró Elguera primero en las Islas Galápagos y terminar en el puerto de Salinas. Justo ese domingo de setiembre en la fecha final durante la competencia en una curva del velero de la Armada del Perú llamado “Victoria” se zafó una botarata que impactó en la clavícula de Borja que iba en el velero “Alcance” de su Armada. Tal impacto que no sólo le fracturó la clavícula sino que  le hundió tres costillas. Le caía en la cabeza, explicaron veleristas concursantes y su muerte hubiera sido instantánea. Allí nomás vimos acercarse una lancha con Borja ya entablillado pero pálido por el intenso dolor. Ningún colega se acercó a él. Solo yo y al identificarme como periodista peruano lanzó una maldición requintando que por culpa del velero peruano estaba así. En minutos fue traslado al aeropuerto y de allí a Quito. La noticia ya redactada y tras el visto bueno de García Miró Elguera se despachó a la Redacción del diario. Fue tapa del día lunes. Los otros diarios de la competencia la dieron el martes con notas de las agencias noticiosas.

El ’Zorro’ Alamos ¿fue un zorro de verdad?:

 En Lima por las Eliminatorias del Mundial de 74 se le había ganado a Chile 2-0 con goles de Hugo Sotil. Fue el 29/4/1973. Para el partido de vuelta (13/5) viajamos casi con una semana de anticipación. En la primera práctica de los chilenos su entrenador Luis ’Zorro’ Alamos al notar nuestra presencia frente a los otros colegas chilenos, nos preguntó: ¿Usted es peruano sí o no? La respuesta fue afirmativa y, entonces, el ‘Zorro’ dirigiéndose a todos los periodistas presentes de su país les dijo: “Ven ustedes, así trabajan los peruanos: ordenaditos, en silencio y todo lo hacen bien. Y por eso les voy adelantando que el partido de este domingo 13 -que espero no sea fatídico para nosotros- va a ser muy difícil”. El ‘Zorro’ se murió 20 años después en 1993 y no sé hasta hoy si esas palabras que dijo aquella vez fueron como decimos de la boca para afuera o no. Lo cierto que nos ganó en Santiago (0-2) y luego en Montevideo (1-2) y llevó a su país al Alemania 74.

Menotti tan directo como siempre:

Cuándo lo entrevisté el 9/9/2008 el entrenador César Luis Menotti sin ser un pitoniso a nuestra realidad futbolística 14 años después, entre la serie de preguntas que le hice, escribo estas respuestas: “El Perú necesita proyectos claros y de largo alcance, con políticas deportivas serias. No se logran metas cambiando cada 15 días de caballo. Si no se sabe lo que se busca, es difícil encontrar algo. El futbolista peruano tiene genética; es reconocido en la historia al nivel de los brasileños, argentinos y uruguayos. Pasa lo mismo con los uruguayos, a los que se les quiso asociar a ‘la garra del campeón del mundo’, aunque tenían cinco jugadores que pesaban 50 kilos y eran gambeteadoresEntonces ¿dónde estaba la garra? Solo en Obdulio Varela. Por eso cuando quiso apostar a la garra, perdió su estilo. En el Perú es lo mismo. Si no se desarrollan desde la estética, va a ser muy difícil querer transformar a un jugador peruano en un alemán. Me resulta difícil cuál de sus futbolistas el que más me impresionó. Está el equipo del 70, que era un lujo. Uno que me asombró porque era un mágico y lo demostró hasta cuando oscurecían las tardes de Cruyff fue Hugo Sotil. De esa generación del 70 al 80, con algunos después del 80, el Perú llegó a tener de 10 a 15 entre los mejores de Sudamérica”. Cuando intenté hacerle picar el anzuelo al preguntarte (ese 2009) si hoy los tenía, el ‘Flaco’ me respondió esto: “No me meta en líos, Mario Fernández”.

Sanguinetti , Joya y el Peñarol

Habíamos viajado a cubrir los amistosos entre Chile y Perú (1-2) en Santiago 24/2/1985 y Uruguay-Perú (2-2) en Montevideo cinco días después. Desde la dirección de “El Comercio”, el doctor Aurelio Miró Quesada Sosa me llama al hotel esa noche del 29 para decirme si podía cubrir la asunción de mando del presidente uruguayo José M. Sanguinetti que sería al día siguiente. Lo que cumplí previa acreditación. En la parrillada que ofreció después el Gobierno uruguayo a invitados y periodistas en general, tuve ocasión de saludar a Sanguinetti, quién tenía al lado al ministro italiano socialista Betino Craxi que años después falleciera en Túnez a donde huyó para no ir a la cárcel. A Sanguinetti le dije que peruano y mientras me saludaba cordialmente no solamente habló de su enorme simpatía por nuestro país sino que unió estas palabras: “Sigo guardando en mi mente a un peruano glorioso del que fui hincha todos los años que defendió a mi querido Atlético Peñarol como Juan Joya Cordero ¡qué delantero, por Dios!”.

 

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