Más que información, el periodismo con humor es una opinión. Con esta afirmación categórica el escritor y columnista del diario español El Mundo, Jorge Bustos, abrió su participación en una reciente edición en vivo de Hangouts Periodismo a través de la cuenta en Twitter (@HangoutsPer).
Buen debate para un tema inagotable. Participaron varios personajes de largo recorrido y mucho oficio; no hablaban del humor expresado en la caricatura como arma política o vehículo de crítica social; tampoco de los “memes” que viven su momento de reinado en las redes sociales sobre todo en el deporte y últimamente también en la política.
El programa analizaba el humor contenido en la palabra escrita, por ejemplo, en el periodismo informativo y las columnas de opinión y hasta en las páginas deportivas como en otras formas de expresión cotidiana. Todos empleamos el humor, unos más que otros. También hay humor en algunas de las obras literarias más populares, y no siempre es de fácil detección.
Don Quijote y El Nombre de la Rosa son dos de las novelas que hacen uso del humor con mayor éxito; en este caso, del humor satírico, ese que reclama agudeza para poder ser captado.
En la novela de Umberto Eco ¿no resulta irónico que el bibliotecario, el monje ciego llamado Jorge llegue a quemar la mejor biblioteca de la época con el fin de impedir el acceso al libro más buscado de todos los tiempos, la segunda parte de la Poética de Aristóteles que estaba dedicado a la comedia, el libro perdido en algún momento de la Edad Media?.
Además, ese personaje, el bibliotecario ciego que hablaba como si pudiese ver, parece ser también una alusión traviesa a un gran hombre de letras, Jorge Luis Borges, bibliotecario él y bibliófilo, ciego y sabio.
El novelista checo Milan Kundera (La insoportable levedad del ser) “nos descubre que la risa vino al mundo como el eco de la risa de Dios, la risa que surge de la divinidad cuando percibe que el hombre está pensando” (Parte de su discurso al aceptar el premio Jerusalén, citado por el diario El País el 09-07-85).
“Es un signo de madurez de los pueblos poder reírse de sí mismos”, el humor nace de la discrepancia con el mundo, dijo Bustos en su exposición llena de sentencias ingeniosas y tan categóricas como “el humor es un sesgo y una toma de postura” y además: “la tumba más segura del error es la carcajada”.
En los titulares periodísticos y en los comentarios en redes sociales, a veces el humor busca ser sarcástico… mal camino este. El sarcasmo no resulta grato, “quedarse solo en el sarcasmo hace que las ideas no lleguen a la gente” otra frase digna de destacarse entre las opiniones emitidas en el “Hangouts” que reseñamos.
Un caso reciente en que se demuestra lo dicho es el titular de un diario peruano aparecido el día del partido contra Ecuador, en la Copa América. En él se alentaba a la selección nacional a salir a la cancha a “freir monos”. Molestó a los vecinos del norte este titular, no sin razón.
No creo que esa frase contenga humor, es facilismo para parecer creativos. Además, conviene ser cautos porque nada está al margen del mundo globalizado. Si lo escribiste, está en la web o lo estará más pronto que tarde.
La reacción en redes fue de protesta, y en un caso hubo que explicar a dos colegas del país vecino que esa expresión había sido el desliz de una persona y no representaba la opinión general del periodismo peruano, que alguien había pretendido ser gracioso; me replicaron que eso no era humorístico pero al final se aplacaron los colegas. Nuevamente amigos.
El humor es ironía, sátira, agudeza que combinan bien con todos los géneros expresivos. Despierta la empatía. El sarcasmo en cambio es amargura, pocas veces agrada y el mejor ejemplo de ello se dio en el espacio periodísticos que estamos reseñando: la novela de Francisco de Quevedo “El Lazarillo de Tormes”, un pícaro con cuyas aventuras no nos sentimos cómplices como sí nos ocurre con las del sufrido y siempre honorable y querido don Quijote.