La sequía deja sin alimentos y educación a niños en la Amazonia

 

Pobladores de la región amazónica caminan tranquilamente por los cauces cada vez más secos de los ríos cuyo caudal decreció considerablemente este año. La sequía ha impactado en el acceso a alimentos, agua potable, medicinas y servicios médicos, y en el transporte, incluida la posibilidad de llevar los niños hasta las escuelas, lo que ha afectado a cientos de miles de alumnos. Imagen: Diógenes / Unicef

PANAMÁ – Unos 420 000 niños en la Amazonia de Brasil, Colombia y Perú encaran un acceso muy precario a alimentos, agua potable, educación y salud, como consecuencia de la severa sequía que minimiza el caudal de los ríos de la cuenca, alertó este jueves 7 el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

“Durante siglos, la Amazonia ha albergado valiosos recursos naturales. Estamos siendo testigos de la devastación de un ecosistema esencial del que dependen las familias, dejando a muchos niños sin acceso a alimentos adecuados, agua, atención sanitaria y escuelas”, afirmó Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef.

Desde el año pasado la sequía ha dejado a los ríos amazónicos en su nivel más bajo, y gran número de comunidades en esa región dependen de buenos caudales para transportar y acceder a alimentos, agua potable, combustible y suministros médicos, así como para desplazarse a las escuelas.

Por su parte, durante la jornada la Organización Meteorológica Mundial (OMM) informó que 2024 va camino a convertir se en el año más cálido de la historia, y el alza de las temperatura incrementa el impacto de la escasez hídrica.

En medio del calor tórrido, servicios esenciales como la sanidad, la educación y la protección de la infancia, y medios de subsistencia propios de la agricultura y la pesca también se ven gravemente alterados, poniendo vidas en peligro.

Solo en la región amazónica de Brasil, más de 1700 escuelas y más de 760 centros de salud han cerrado o son inaccesibles debido al bajo nivel del agua en los ríos.

Una evaluación de Unicef en 14 comunidades del sur de la Amazonia brasileña mostró que la mitad de las familias afirman que sus hijos no van a la escuela como consecuencia de la sequía.

En la Amazonia colombiana, el nivel de los ríos ha descendido hasta en 80 %, lo que restringe el acceso al agua potable y al suministro de alimentos, y ha provocado la suspensión de las clases presenciales para los niños en más de 130 escuelas.

Esto, a su vez, ha aumentado el riesgo de que los niños sean reclutados, utilizados y explotados por grupos armados no estatales, y además ha provocado un aumento de las infecciones respiratorias, las enfermedades diarreicas, la malaria y la desnutrición aguda entre los menores de cinco años.

En Perú, la región nororiental de Loreto es la más afectada por la actual sequía, que pone en peligro a comunidades remotas, en su mayoría indígenas y ya vulnerables.

Más de 50 centros de salud han quedado inaccesibles, mientras que los incendios forestales, cuya propagación se ve facilitada por las sequías de los dos últimos meses, también causan devastación y pérdida de biodiversidad en 22 de las 26 regiones del país, y aumentan la contaminación atmosférica a nivel local y regional.

En toda la Amazonia la falta de alimentos causada por la sequía aumenta el riesgo de malnutrición, retraso del crecimiento, y emaciación y muerte en los niños, sobre todo en los menores de cinco años, mientras la escasez de agua puede provocar un aumento de las enfermedades infecciosas.

Investigaciones también han establecido que las mujeres embarazadas que sufren sequías tienen más probabilidades de tener hijos con menor peso al nacer.

Unicef estimó que se necesitan 10 millones de dólares durante los próximos meses para atender las necesidades más urgentes de las comunidades afectadas por las sequías en Brasil, Colombia y Perú.

Esa atención incluiría distribución de agua y otros suministros esenciales, la movilización de brigadas sanitarias, y el fortalecimiento de la resiliencia de los sistemas comunitarios y los servicios en las comunidades indígenas afectadas.

“En todas las partes del mundo, los niños se enfrentan a las devastadoras consecuencias de las crisis climáticas. La salud de la Amazonia afecta a la de todos y debemos mitigar los efectos de esas crisis extremas para proteger a los niños de hoy y a las generaciones futuras”, expresó Russell.

A-E/HM

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