Sheila Morataya, experta en cuestiones relacionadas con la autoestima, señala los 5 sentimientos que dañan a la persona y propone criterios para salir de ellos
Hay sentimientos que amenazan nuestra autoestima. Estos sentimientos son :
- La inseguridad.
- La necesidad de aprobación.
- Los complejos.
- El miedo a la gente.
- El miedo al fracaso.
Veamos uno por uno:
1 LA INSEGURIDAD
No hay nada más triste que sentirte inseguro o insegura como persona. La inseguridad es ese sentimiento que te hace desconfiar de tus propias capacidades y talentos.
Tienes miedo a expresarte.
Sientes miedo de perder a las personas.
Tienes miedo a tomar decisiones y a entablar amistad con las personas.
Tienes miedo de hasta si caminas bien o no.
La inseguridad te hará vivir en un estado de tristeza siempre.
¿Cómo puedes pasar de inseguridad a seguridad en ti mismo?
Lo más importante : conócete. Piensa que la vida es una tarea, tal y como lo explicaba Viktor Frankl, creador de la logoterapia o terapia del sentido de la vida.
Piensa que al ser tarea, debes prepararte no sólo académicamente, sino también interiormente (salud mental) y espiritualmente (vida con Dios).
Dios te ha puesto en el mundo para tener una experiencia única, original e irrepetible. Cuando la inseguridad está presente, te limita a hacer muchas de esas cosas, que quizá te gustan. Debido a las dudas que tienes sobre ti mismo o sobre ti misma, evitas muchas de estas experiencias que te ayudarían a conectar con tu sentido de ser persona y de estar vivo.
2 LA NECESIDAD DE APROBACIÓN
Este es un sentimiento de dependencia afectiva hacia una o varias personas en particular. Tienes miedo al rechazo, a ser juzgado o juzgada mal, a ser abandonado o abandonada. Pero también esto puede llevarte a una tendencia a manipular a los otros.
La necesidad de ser aprobado lleva muchas veces a llamar la atención de forma exagerada y a compartir constantemente con los otros los propios logros intelectuales y materiales.
¿Cómo puedes sanar esta necesidad de aprobación?
No desprecies el afecto de los demás. Esto es muy importante. Debido a que en ti se da una co-dependencia a gustarle a ciertas personas, muchas veces pasarás por alto y hasta despreciarás el cariño que otras puedan darte. Abriendo heridas o creando resentimientos que tú mismo no imaginas, pues en realidad, solo te interesan aquellos que quieres que te quieran.
Cuando fracases en algo, acéptalo. Fracasar no quiere decir no valer. Vales porque vales, vales porque eres una persona, porque tienes una dignidad innata como cristiano.
En momentos de fracaso y necesidad de aprobación piensa y repite: Dios me acepta tal y como soy. Dios no me pide que triunfe sino que ame. Dios me ha creado persona y con ello me ha dado la más alta de las dignidades, la de ser su hijo.
3 COMPLEJOS
Este es otro sentimiento que puede destruir el concepto que una persona tiene de sí mismo o de sí misma. Los complejos, ya sea por la apariencia física, ya por las capacidades para el estudio o para el placer que da la popularidad, iluminan una imagen distorsionada de uno mismo.
Estas son las personas que dudan de su valía, que viven con un sentimiento de inferioridad o culpa. Son mujeres, hombres, que salen de compras y regresan frustrados porque después de probarse 100 vestidos, nada les queda bien, nada les gusta y se detestan por su cuerpo frente al espejo.
Muchas veces, optan por ya no salir de compras y esconder su cuerpo debajo de la ropa.
¿Cómo sanar los complejos?
En mis talleres o en mi consulta, casi siempre comienzo este proceso de sanación de la autoestima utilizando un espejo. Hago esto, porque estadísticamente, las personas que tienen baja autoestima son personas a las que no les gusta verse en el espejo.
De manera que te invito a pararte frente a un espejo y empezar por aceptar todos los rasgos de tu rostro, incluyendo la forma de tu cabeza; la textura de tu cabello y el color del mismo. En un próximo artículo ahondaré en este ejercicio, pues, a nivel psicológico e inclusive espiritual es muy importante vivir sin complejos.
Otro aspecto muy importante para superar los complejos es evitar compararte con otros.
Es verdad que las redes sociales son una maravilla y que impresiona la manera en cómo se mueve el mundo. Pero también es verdad que las redes sociales hieren la autoestima de muchos.
Esto ya se ha investigado por prestigiosas universidades, e inclusive, la compañía Dove y su campaña «Belleza Real» previene -a las chicas sobre todo- de cómo cuidarse de la parte oscura de las redes. Cuida tu cuerpo y tu mente. Saca partido a tu belleza original e irrepetible sin obsesionarte. Una autoestima sana, se cuida y se acepta, no se obsesiona.
4 MIEDO A LA GENTE
Existen varios tipos de ansiedad. Uno de ellos es la ansiedad a la gente.
Evitas las relaciones, buscas la soledad y padeces de una timidez que no es normal y que muchas veces se convierte en fobia.
Verdaderamente, el miedo a la gente te impide desarrollar al máximo tus capacidades como persona, como un ser que ha sido creado para tener relaciones abiertas a otras personas.
Cuando tienes miedo a las personas muchas veces, malinterpretas la comunicación, te sientes ofendido u ofendida con facilidad y hablar en público te causa mucha ansiedad.
Tanta, que eres capaz de darte la vuelta, ya estando en un lugar, con tal de no pararte frente a todos y decir simplemente cómo te llamas.
¿Cómo sanar el miedo a la gente?
Inscríbete en un curso de modelaje o de desarrollo personal como los de Dale Carnegie y busca la soledad para reconectarte con Dios y contigo y no para huir de los demás. Busca un trabajo que te obligue a relacionarte con la gente. El miedo sólo puede vencerse atravesando aquello a lo que tienes miedo y te paraliza.
5 MIEDO AL FRACASO
Una persona sin autoestima se sentirá siempre frustrada, desmotivada, dejará las cosas a medias, será poco constante, se volverá apática y tendrá miedo a tomar decisiones. Muchas personas se refugiarán en la comida, el alcohol o se abandonan en su aspecto personal.
¿Cómo sanar el miedo al fracaso?
Aprende a aceptar las frustraciones, no te hundas si fracasas en tus objetivos y hasta sueños. Date cuenta, la vida es una tarea, la vida es maravillosa. Por lo tanto, impúlsate a innovar y a encontrar tu propia creatividad.
Persevera en tus metas. Inscríbete en un gimnasio y empieza poco a poco una rutina constante y consciente. Si te refugias en la alimentación, busca un coach de nutrición y empieza a amarte cuidando de tu salud por medio de la alimentación.
La persona con una buena autoestima se conoce a sí misma, por eso no compite con nadie.
Sabe que es un verdadero original en el mundo, por eso se acepta tal y como es.
Está consciente de sus talentos y habilidades pero también de sus carencias y defectos y no por ello se quita valor.
Es consciente de su alta dignidad, sabe que está hecha a imagen y semejanza de Dios ¡y que Dios es su Padre!
Sheila Morataya