El fotógrafo y Enviado Especial de “El Comercio”, Eduardo ‘Cachito’ Ramírez a ese partido en el Centenario de Montevideo el 23/8/1981 pegadito a la línea lateral del arco que defendía el meta uruguayo Rodolfo Rodríguez, tras el gol de Guillermo La Rosa, en cuestión de segundos mientras no se cansaba de tomar fotos con su cámara Asahi Pentax le escuchó mentar la madre al ‘9’ puentepiedrino exteriorizando su alegría, haciendo la señal de la cruz y levantando sus brazos hacia el cielo celeste del color de la camiseta del rival y con el frente hacia la tribuna Colombes. Era el primer gol del seleccionado que dirigía el brasileño Elba de Padua Lima, ‘Tim’.
‘Cachito a su costado tenía a sus colegas peruanos Jesús Scollo (“Última Hora”), René Pinedo (“Expreso” y “Extra”), Carlos Ángeles (“La Prensa”), Pedro Navarro (“Correo”) y otros más que no recuerda a los que les escuchaba decir repetidas veces “lo tienes, “lo tienes” (en referencia al gol) porque solamente con el revelado ya en el laboratorio podían constatar si había salido perfecta la toma y no es como ahora -41 años después- que en segundos puedes ver en tu cámara que tal salió la escena. Tiempos modernos le llaman.
Y cuando Julio César Uribe hizo el segundo, tras un genial pase de José Velásquez, ‘Cachito’ escuchó de su autor la misma mentada de madre pero sumó una extentórea puteada. No era para menos. Ganábamos 2-0 en el mismísimo Centenario que vio ganar a la celeste el primer Mundial en 1930. Ese 1981 en el estadio sólo los gritos de los hinchas peruanos presentes esa tarde e instalados en la tribuna Olímpica dejaban oír el ¡Arriba Perú”! de su autor y director Roberto ‘Pecoso’ Ramírez mientras que en las de Amsterdan y Olímpica los aficionados locales veían como los minutos avanzaban casi como el tiempo y la marea que no esperan a nadie.
En la tribuna Olímpica estuvimos los periodistas peruanos sentados porque el palco de prensa no lo distinguimos nunca. No es como hoy donde uno puede acreditarse y le señalan el número de su a siento y ya está. Ese día sentado al lado de Luis Felipe Sánchez Espinar (“Expreso”) y Manuel Doria (“La Prensa”) seguimos las incidencias del partido mientras a nuestras espaldas, dentro de las cabinas escuchábamos las voces de Humberto Martínez Morisini para Panamericana Televisión con la voz comercial de Fernando Farrés, en tanto que Radio El Sol con su programa “Ovación” de Alfonso ‘Pocho’ Rospigliosi rompía un Perú en sintonía con la trasmisión de Lucho Izusqui y en los comerciales de Germán Villalobos Lino.
Si nuestro fotógrafo ‘Cachito’ Ramírez desde la posición que tuvo en el arco de Rodríguez escuchó a sus colegas peruanos -al otro lado del arco del portero se colocaron los fotógrafos uruguayos- y los gritos de La Rosa y Uribe en los goles y, por supuesto lo que se decían los 22 en el transcurso del partido; nosotros en la tribuna ante esas conquistan atinamos a ponernos de pie y gritarlos con pasión. Hasta hoy sigo recordando el silencio y sin murmuración alguna de los hinchas orientales que solo atinaban a mirarnos. Un respeto que hay que decirlo siempre. Y hubo algunos que hasta nos dieron la mano cuando el árbitro chileno Juan Silvagno tocó el pitazo final. “Ganaron bien, ojalá vayan al Mundial porque lo merecen, ¡qué equipo tienen por Dios! dijo uno de ellos.
Han pasado 41 años de ese triunfo peruano ante Uruguay y los autores de los goles de ese memorable triunfo hoy viven como cualquier peruano. Julio César formando con su hijo Edson a las nuevas figuras que queremos en nuestro fútbol. Hace poco llevaron a sus jóvenes pupilos a una gira por México donde ganaron y perdieron pero la rica experiencia alcanzada les servirá para toda su vida. De ese 1981 recuerda que en el camarín algunos de sus compañeros tenían el rostro adusto, otros normal pero a él se le dio por cantar salsas y el vals ‘Contigo Perú’ de Augusto Polo Campos. “Era mi forma de expresarme, de la personalidad que la he tenido toda mi vida. ‘Chumpi’ (por Héctor Chumpitaz) por ser el capitán en un momento se me acercó y me dijo ‘¡Poquito más serio! ¡Ya, un poquito más serio!’ Pero por Dios que estaba seguro que ese domingo no perdíamos y ni siquiera el empate pasó por mi mente. Y todos estuvimos a la altura de lo que estábamos buscando”.
A La Rosa solo la pandemia lo privó de llevar adelante un programa que tiene a través de una congregación religiosa de rehabilitación hacia jóvenes con problemas de drogas. Lo comenzó en el Callao y hoy lo tiene en San Borja, donde vive, como me cuenta su gran amigo Germán Leguía y que ya tiene alrededor de tres mil a cuatro mil personas con problemas que ayuda a salir de ese mundo. Con ex ‘cracks’ como el propio Leguía, César Cueto, Uribe, Alfonso ‘Puchungo’ Yáñez, Percy Olivares entre otros todos los años lleva adelante un festival de fulbito y cuyos fondos permiten mantener a esta congregación.
Si ambos en 1981 gritaron sus goles en el Centenario hoy uno de ellos (Julio César) enseña a jugar un mejor fútbol a sus pupilos y el otro (Guillermo) a jóvenes de uno y otro sexo a pensar que quién ama el peligro, en él perece.