Hace un par de meses corrieron ríos de tinta, tanto para denunciar que la ONU estaba promoviendo la despenalización de la pedofilia, como para desmentir dicha noticia. Lo cierto es, que en el documento: “Los Principios del 8 de marzo para un enfoque del derecho penal basado en los derechos humanos que proscribe conductas asociadas con el sexo, la reproducción, el consumo de drogas, el VIH y la falta de vivienda y pobreza” dice en el Principio 16 sobre Conducta Sexual Consensual: “La conducta sexual consentida, independientemente del tipo de actividad sexual, el sexo/género, la orientación sexual, la identidad de género o la expresión de género de las personas implicadas o su estado civil, no podrá ser tipificada como delito en ningún caso. Las relaciones sexuales consensuadas entre personas del mismo sexo, así como las relaciones sexuales consensuales entre sexos diferentes, o las relaciones sexuales consensuadas con o entre personas trans, no binarias y otras personas de género diverso, o fuera del matrimonio, ya sea prematrimonial o extramatrimonial no pueden ser criminalizadas. Con respecto a la aplicación de la ley penal, cualquier edad mínima prescrita para el consentimiento sexual debe aplicarse de manera no discriminatoria. La ejecución no puede estar vinculada al sexo/género de los participantes o la edad de consentimiento para el matrimonio. Además, la conducta sexual en la que participen personas menores de la edad mínima de consentimiento para las relaciones sexuales prescrita en el país puede ser consentida de hecho, si no de derecho. En este contexto, la aplicación de la ley penal debe reflejar los derechos y la capacidad de las personas menores de 18 años para tomar decisiones sobre la participación en conductas sexuales consensuales y su derecho a ser escuchados en la materia. De acuerdo con sus capacidades evolutivas y su autonomía progresiva, las personas menores de 18 años deben participar en las decisiones que les afecten, teniendo debidamente en cuenta su edad, madurez e interés superior, y con especial atención a las garantías de no discriminación.” (1)
A pesar de lo escandaloso del texto, la mayoría de los grandes medios de comunicación consiguieron apaciguar el alboroto alegando que se trataba de una tergiversación y que dichos principios se referían a “adolescentes de edades similares para actividad sexual consensuada entre ellos”. Sin embargo, en dicho documento, no se define explícitamente que dicha relación tenga que ser con alguien de edad similar.
El revuelo, que parecía calmado, volvió a principios de mayo cuando el autor y periodista holandés David Sorensen, fundador de la Plataforma StopWorldControl (2) declaró que las Naciones Unidas (ONU) en unión con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el apoyo de otras organizaciones como Planned Parenthood y la Fundación Bill & Melinda Gates; están trabajando para la normalización de la pedofilia a nivel mundial. Su bien documentada investigación demuestra, cómo varias organizaciones internacionales están promoviendo la sexualización de la infancia al derribar, a través de la llamada educación sexual, los sistemas de defensa naturales de los niños; dejándolos, vulnerables ante los depredadores sexuales. Estas organizaciones parten de la falacia de que el niño es un ser sexual prácticamente desde su nacimiento lo que hace necesario que éste, desde la más tierna infancia, conozca y comprenda su sexualidad a fin de que pueda desarrollar relaciones sociales y sexuales respetuosas.
Si la “Educación Sexual Integral” promovida por la ONU, insta a los educadores a que enseñen al niño, a partir de los nueve años, a proporcionarse placer a sí mismo; los “Estándares para la Educación Sexual en Europa”, de la OMS, son aún más pérfidos pues aconsejan a los educadores a animar a los niños, de cero a cuatro años, a descubrir el “disfrute y el placer de tocarse”. El “sexo en los medios” es el tema por tratar entre los niños de seis a nueve años y para los niños de nueve a doce años, la OMS aconseja a los educadores que permitan a los niños tomar una “decisión consciente” sobre si desean tener experiencias sexuales o no.
Por otro lado, la Fundación Rutgers, financiada por la Fundación Bill y Melinda Gates y estrechamente relacionada con la OMS, la ONU y Planned Parenthood; imparte “educación sexual” en 27 países. En su informe, Sorensen demuestra que su más reciente plan de estudios de educación sexual, Spring Fever (fiebre de primavera) “promueve, a través de historietas con imágenes, las relaciones sexuales entre niños de al menos 9 años y siempre y cuando, claro está, que éstas sean “consensuadas”. Además, en dichas historietas, se incluyen las prácticas homosexuales a través de varias imágenes de; dos niños o dos niñas que dicen ser “pareja y algo más”. Por si fuese poco, las historietas dirigidas a los menores de edad también promueven todo tipo de perversidades sexuales.
¿Nos sorprenden estos datos? No deberían, puesto que desde hace ya algunos años es, cada vez más frecuente: la presencia de los llamados “drag queens” (travestidos) en innumerables escuelas, bibliotecas y hasta lugares de ocio; los padres indignados al enterarse que sus hijos tienen acceso a la más abyecta pornografía, mas no a escondidas, sino como parte de la asignatura escolar; los políticos que afirman que los niños pueden tener relaciones sexuales con quienes deseen; los programas y la música que presentan todo tipo de perversiones y obscenidades.
Estamos, en apariencia, librando un combate terriblemente desigual en la que nos jugamos, no solamente la salud mental y la integridad física de nuestros hijos, sino sus mismas almas. Nuestra batalla no es cultural, sino espiritual. No es nuestra lucha contra la sangre y la carne sino contra los principados, contra las potestades, contra los grandes poderes de este mundo, contra los espíritus del mal. Mas, para tan descomunal batalla contamos, como nos recuerda san Pablo; con la armadura de Dios, con la coraza de la justicia, con el Evangelio de la paz, el escudo de la fe y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Y además, contamos con toda suerte de oraciones y plegarias, en especial el santo rosario. Recordemos que los cristianos hemos librado nuestras mejores batallas, espada en mano y de rodillas. Y digamos como Donoso Cortes: “Toda mi doctrina está aquí: el triunfo natural del mal sobre el bien, y el triunfo sobrenatural de Dios sobre el mal. Aquí está la condenación de todos los sistemas progresistas y perfecciones con que los modernos filósofos, embaucadores de profesión, han intentado adormecer a los pueblos, esos niños inmortales”.