El tiempo es cada vez más corto, las manecillas avanzan con un galope a campo traviesa, los obstáculos se multiplican, y el camino es insólitamente largo.
En ese correr del tiempo, escasean los líderes de envergadura, que tengan la capacidad de conducir los destinos de nuestros pueblos y de la humanidad entera, en este maridaje de tanta mediocridad revestida de ambición desmedida.
Nos parece interesante recordar un pensamiento de Confucio quien expresaba 500 años antes de Cristo:
“En un Estado bien organizado, el progreso no se estipula en términos de riqueza. La pureza del pueblo y de sus líderes es lo único que constituye la verdadera riqueza de la Nación”.
Nos dice, “la pureza del pueblo y de sus líderes es lo único…”
Es evidente que se va produciendo un escarnio del escenario político, y cada vez más, los procesos van adquiriendo un carácter represivo. La violencia se va generalizando, y se van produciendo vacios y manipulaciones alarmantes.
Es como si estuviéramos montando en todos los escenarios una pre-crisis muy personal, que se suma a la crisis global que se vuelve ya insoportable, y que no podemos imaginar qué evolución tendría, el desempleo crece, las privatizaciones avanzan, se pretende destruir todo lo que representa el aparato del Estado, pero al mismo tiempo, comprobamos que es tan corto el tiempo que nos va quedando, para reaccionar en términos políticos y estratégicos, que solamente atinamos a preguntarnos:
¿Podrán nuestros pueblos seguir soportando la humareda del desorden institucional, la malévola intriga y el odio que siembran los sectores poderosos y los medios de comunicación monopólicos y oligopólicos, que desenfrenadamente se dedican a desinformar y a abrir grietas en nuestras sociedades? Nuestra respuesta es fortalecer nuestra conciencia de clase!
¿Cuál debería ser el nuevo papel de la sociedad civil organizada, del Estado efectivamente democrático, rescatado de las manos oligárquicas, para ponerla al servicio de los trabajadores y del pueblo?
¿Y qué nuevo papel deben desempeñar las organizaciones sindicales, cooperativas, movimientos sociales en general, para garantizar una vida digna en el presente Sigo XXI?
*La consigna pareciera ser simple: cambiemos lo que es necesario cambiar, para derrotar a los supuestos líderes farsantes de siempre.
¿Cómo enfrentamos los agravios de la lógica del poder dominante, que sigue jugando con propuestas ricardianas, que buscan sacralizar en términos económicos, la división internacional del trabajo y las ventajas comparativas, entre países industrializados y países agrícola-ganaderos, que proporcionan insumos-materias primas; y el libre cambio o proteccionismo, según las conveniencias del más fuerte y poderoso en la correlación del poder?
¿Es que podemos seguir aceptando el empobrecimiento creciente de nuestros pueblos, como lo diseña el neoliberalismo de Macri – Bolsonaro – Duque, etc… capitaneado por un trumpalismo desaforado, que tiene la desfachatez de amenazar a todo el mundo con aranceles, atropello a los derechos de los migrantes, guerras comerciales y tecnológicas de cuarta y quinta generación?
¿Acaso solamente los ricos tienen el sagrado derecho de ser cada vez más ricos y vivir muy bien, concentrando más del 50% de la riqueza en manos del 1% de la población del mundo?. La Fundación OXFAM lo demuestra y denuncia.
¿Es acaso la lógica implacable del poder neoliberal que impone las reformas laborales, fiscales, de las pensiones y las jubilaciones, para garantizar la acumulación y concentracion de las riquezas en pocas manos y en pocos países, donde merodean las corporaciones transnacionales?
Es entonces que nos preguntamos casi airados: ¿Por qué tantas injusticias y tantos atropellos a los derechos humanos, supuestamente en nombre de la libertad de comercio y de una democracia capitalista?.
Y ¿qué nos puede quedar de la inflación premeditada, de la deuda externa aviesamente acumulada, que se engorda con la evasión de divisas y los depósitos offshore?
¿En qué tiempo, y por qué caminos, después de formularnos las preguntas inevitables, armamos el tejido orgánico coherente, para forjar la unidad, tejer la solidaridad y poner en marcha la acción que pueda liberarnos de tanta miseria y opresión, que el capitalismo salvaje nos va imponiendo?
Estas son preocupaciones centrales de la Confederación Latinoamericana y del Caribe de Trabajadores Estatales – CLATE – y de toda organización sindical, social y política, en ésta hora aciaga de nuestro destino histórico.
Nuestro compromiso es más exigente que nunca.
El pensamiento de Confucio tiene una vigencia extraordinaria.
Pareciera que efectivamente, en Argentina, en Brasil, en Colombia, en Chile, en Paraguay, en Venezuela, en toda América Latina – Caribe.
“EL TIEMPO ES CORTO Y EL CAMINO ES LARGO, Pero, “NO PODEMOS PERDER LA ESPERANZA”.