En el ambiente futbolístico y dado que en poco tiempo la selección nacional de fútbol debe enfrentar dos partidos amistosos contra la selección de Marruecos y la selección de Alemania, se viene discutiendo si es conveniente que Paolo Guerrero integre el equipo. La discusión es interesante, pero es evidente que esta cargada por la nostalgia de un 9 que, no se puede dudar, dejó gratos recuerdos en tiempos recientes.
Pero además de esa nostalgia, observo que entre los polemistas existe un grado de persistencia respecto a la vigencia futbolística de Paolo, olvidando que si bien es cierto que ha sido contratado por Racing de Argentina y tiene minutos jugados, ya no es físicamente aquel jugador extraordinario que definía encuentros con gran calidad. Hoy es un jugador cargado de años, con lesiones que medicamente han sido superadas, pero que han dejado secuelas ingratas.
Claro que el entonces capitán tiene sus simpatizantes, los mismos que no lo abandonan. Esto, sin embargo, no es aval para pensar que pueda dirigir la oncena de la selección. Hay otros jugadores que están esperando su oportunidad o que en el mejor de los casos están en proceso de desarrollo para afirmarse con la camiseta blanca y roja. Esta, a no dudar, pesa mucho. Una cosa es jugar en los partidos de campeonatos locales y otra cosa es, de salir a defender los colores patrios. Esto auqnue se trate de partidos amistosos.
Valera tiene sus partidarios, Ruidíaz también, Ormeño de la misma manera y, sobre todo, el carismático Lapadula. Estos son algunos nombres, lo que no es suficiente para que Juan Reinoso no tenga fijada sus miradas en otros 9 que los hay en equipos de la categoría de Sporting Cristal y Alianza Lima, sin que esto signifique odiar a otros emergentes que podrían tener un sitio de honor.