Hay un torneo inalcanzable para los clubes peruanos. La Copa Libertadores, la competencia interclubes de América del Sur, cada vez aparece más lejana en el horizonte futbolístico.
Hace apenas unas horas, el sorprendente Deportivo Municipal tuvo que resignarse ante el Independiente del Valle de Ecuador. El carismático equipo edil no pudo pasar la primera fase de esta competencia.
Estamos al inicio del certamen. Pronto le tocará el turno a Universitario de Deportes. Los cremas abrirán su actuación en la segunda fase ante el Deportivo Capiatá de Paraguay que viene de eliminar al Deportivo Táchira de Venezuela.
Aunque la ‘U’ tiene tradición copera en los últimos años tampoco ha conseguido logros interesantes. Esta temporada Roberto Chale ensambló un plantel interesante. La Libertadores será un exigente banco de prueba para ese grupo.
El Sporting Cristal y Melgar FBC, campeón y subcampeón nacional 2016, respectivamente, tienen rivales complicados en sus grupos. Los celestes del Rímac forman parte del grupo 2 en el cual aparecen Santos de Brasil e Independiente de Santa Fe, por ejemplo.
En tanto que el club arequipeño en el grupo 3 tiene como contendores a River Plate de Argentina, Emelec de Ecuador y Deportivo Independiente de Medellín. Unos nombres con enorme valor en el mercado sudamericano.
La selección peruana cerró el 2016 en el puesto 19 del ránking FIFA, pese a que en las eliminatorias aparece en el octavo casillero de la tabla, sin opción a un boleto al Mundial de Rusia 2018.
A nivel de clubes nuestra realidad es más preocupante aún. Después del doblete internacional de Cienciano en la Copa Sudamericana 2003 y la Recopa Sudamericana 2004 no hubo más alegrías en el país.
Por el contrario, las eliminaciones exprés son la norma para los equipos nacionales. Hay una deuda enorme con el hincha. Aunque la responsabilidad principal recae en los clubes mismos, también la Federación Peruana de Fútbol (FPF) y la Asociación Deportiva de Fútbol Profesional (ADFP) tienen su cuota de participación.
Que la circunstancia sea propicia para señalar que la FPF carece de ideas precisas para establecer un torneo profesional competitivo. Para colmo de males, La ADFP se ha burocratizado y acepta con resignación la preeminencia de la federación. Entre ambas solo existe una insana relación de dependencia y no una saludable vinculación de cooperación.
Pese a todas estas circunstancias desfavorables, incluida la temprana eliminación del Deportivo Municipal, hay un deseo de que este año los resultados favorezcan a los clubes locales. Ojalá que los planteles y los comandos técnicos estén a la altura de estos buenos deseos del sufrido aficionado peruano.