Una lección de vida

 

Esta es la historia real de una maestra que nos dejó hace muy pocas horas, pero que cuya profunda huella ha quedado marcada en la vida de sus estudiantes y de sus compañeros de trabajo.

La maestra sabía que estaba muy enferma. Era consciente que su vida pronto llegaría a su fin pues las fuerzas le faltaban cada día más. Los médicos le aconsejaron que dejara todo y que se dedicara a descansar en su casa. Pero ella seguía asistiendo a su trabajo entre consultas y tratamientos que cada vez la dejaban más y más agotada. Pero ella era ante todo una maestra y no quería dejar de lado a su centro de trabajo, la que era como su casa y que significaba parte de su vida desde hace muchas décadas, desde que siendo muy joven abrazara la carrera de educadora que era la pasión de su existencia. Se sentía renovada en las aulas y se preocupaba por tratar de que sus alumnos asimilaran los conocimientos y avanzaran siempre para ser los mejores.

Sus alumnas la recuerdan con afecto y dicen que sus ojos se iluminaban cada que ingresaba al salón de clases y que muchas veces se pasaba de la hora porque siempre tenía algo nuevo que enseñar. Que en las últimas clases que le escucharon hacía más pausas que de costumbre, como si las fuerzas le faltaran, pero que luego tomaba impulso y seguía adelante con su clase.

Seguramente que a partir de esta historia, muchos de nuestros lectores recordarán a algunos de sus maestros. Tal vez alguien a quien no supieron reconocer en su momento pues llevados por el ímpetu juvenil pensaban que les exigía demasiado, pero después se dieron cuenta que el maestro trataba de dar todo de sí y lo que intentaba era preparar a sus alumnos para la vida y no solo para cumplir con las exigencias de un curso o porque quería mantenerse en su puesto de trabajo.

Los buenos maestros no son aquellos que cumplen solamente con las tareas que les encomiendan en su centro de trabajo ni menos aquellos “buena gente” quienes dejan que sus alumnos hagan lo que les venga en gana. Son aquellos docentes que dan todo de sí, que actualizan sus cursos permanentemente. Son buenos maestros sobre todo aquellos que les dan lecciones de vida. Como aquella maestra que enseñó a sus alumnos hasta que las fuerzas se lo permitieron. Aquella que les dio lecciones de vida ¿No les parece?

 

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