No ha sido un día feliz. Todo lo contrario. Hombres y mujeres, jóvenes y adultos, llegamos al 3 de mayo y, a diferencia de años anteriores, no fue jubilosa la celebración del «Día Mundial de la Libertad de Prensa». Un enemigo inesperado e invisible se encargó de poner las barreras más duras para dificultar el libre ejercicio de la libertad de prensa. Tal enemigo de la humanidad, identificado como el COVID 19, pretendió en medio de su perversidad, silenciar a las personas y a los pueblos, que no tuvieran participación ni acceso a los medios de comunicación. Su pretensión, sin embargo, ha sido fallida. La prensa supo enfrentar las dificultades propias del mal y aunque no faltaron quienes se aprovecharon de tan mala situación, para despojar del derecho al trabajo a quienes arriesgan sus vidas en busca de la noticia, la libertad de prensa, en términos formales, se hizo patente.
Ligado a ello, ahora en tiempos distintos a décadas pasadas, con las restricciones que no faltan, hubieron quienes supieron enfrentar a ese mortal enemigo. Me refiero a los que hicieron uso del poder de pensamiento, que es el más grande de los poderes que tiene el ser humano a su disposición. A este efecto debo referir que el mundo globalizado no es otra cosa, que el resultado del pensamiento colectivo de cuantos habitamos el planeta Tierra. Naturalmente con las diferencias que ya se conocen, pero que permanecen en la agenda del trabajo humano por realizar. Cada lugar de la Tierra, en su estado actual, de prosperidad o miseria, de dictadura o democracia, es el resultado del pensamiento diario. De allí que cada persona es como es y su vida es lo que es. De la misma manera como las circunstancias que le rodean son como son. ¿Por qué? La pregunta es válida: Ello es el resultado de sus pensamientos.
Por tanto y en palabras breves, no se puede pasar por alto tan significativa fecha. El «Día Mundial de la Libertad de Prensa» nació como tal en África. En ese continente se institucionalizó la fecha, en homenaje a quienes se han inmolado en defensa de tal derecho fundamental de la persona humana. Y como expresión de aliento, a quienes siguen ese combate diario en otras latitudes. Nos adherimos a este acontecimiento. Tristes por la muerte de tanta gente, a causa de la pandemia, pero al mismo tiempo cargados de optimismo, porque el genio humano y el sustento poderoso de su solidaridad, sabrá superar este mal prolongado y pasajero. No olvidemos, jamás, que lo que el ser humano piensa se vuelve un torrente de fuerza formidable, cuando está animado por la firme voluntad de hacer el bien de todos y no de unos cuantos privilegiados.
Día Mundial de la Libertad de Prensa 2020: 63 ataques a periodistas y medios en Perú