Sería de agradecer que los líderes de la minoría que detenta el poder económico mayoritario actuaran de modo semejante a los gángsteres de Chicago del siglo pasado. Las cosas, claras y el chocolate, espeso. Ellos iban a lo que iban y hacían lo que fuera preciso, sin importarles un carajo ni la propia madre, si se daba el caso, en aras de sus intereses, de sus beneficios. John Houston lo retrató de modo genial en “Cayo Largo”. Excelente cine negro. En un hotel de los cayos de Florida, cuando amenaza una tormenta tropical, coinciden un oficial estadounidense, que vuelve a casa de la Segunda Guerra Mundial en Europa, y Johny Rocco, un gángster deportado que ha regresado clandestinamente a Estados Unidos para un negocio sucio. La proximidad del huracán pone nerviosa a la gente y en un momento de tensión entre el gángster, sus secuaces y las personas decentes del hotel, el soldado interviene y hace una pregunta retórica para destensar el ambiente: “¿Qué quiere Rocco?” Y él mismo soldado se responde: “Quiere más”. Rocco lo confirma: “Eso es, quiero más, más”. Y el soldado pregunta de nuevo: “¿Alguna vez Rocco tendrá bastante?”
Y el gángster Rocco contesta: “Nunca tengo bastante”.
Eso es justamente lo que pasa con esa minoría (pues minoría es) que se ha apropiado de la mayor parte de la riqueza del planeta. Su objetivo es tener más y más, pero nunca tienen bastante. Y, cuando se acumula el capital y los beneficios se disparan surge y crece la desigualdad. Últimamente han oído hablar bastante de desigualdad, ¿no?
Y hablando de desigualdad, está documentado que el Reino de España es uno de los países de la OCDE donde más aumenta ésta. A pasos agigantados desde hace unos años, por cierto. Y, para que no quepa duda, la propia OCDE reconoce que la desigualdad es “históricamente alta” en los países de la OCDE …y de modo destacado en España. Según un reciente informe de Reformas Fiscales, España es el séptimo país de los 33 de la OCDE donde más ha crecido la desigualdad de 2010 a 2014.
Por su parte, la Comisión Ejecutiva de la Unión Europea señala que pobreza y desigualdad salarial en España son de los más altos de la Unión y ha aumentado la diferencia entre lo que gana el 20% más rico de la población y lo que recibe el 20% más pobre.
Desde el gobierno del Partido Popular, socios y voceros presumen de que el PIB aumentó un 3,2% en 2016. Siendo cierto, la mala noticia es que la gente común (es decir, la mayor parte de la ciudadanía) no lo ha notado en sus vidas; es más, aún sufre las consecuencias depredadoras de la crisis. Pero esas no son las cifras que airea el gobierno de Rajoy sino las de creación de empleo. Aunque olvide decir que casi todo ese empleo nuevo es precario y temporal. Y que el dato de empleo, por ejemplo, oculta el recorte de la protección social a los parados. Hay algunos parados menos, sí, pero eso no logra ocultar la cruda realidad de que muchas personas sin trabajo reciben peor trato, si es que lo reciben, porque el gobierno de Rajoy ha retirado a la chita callando la protección a los parados, que son los ciudadanos más vulnerables.
La realidad documentada con papeles oficiales es que, de todos los desempleados, sólo el 58% de parados reciben hoy algún tipo de prestación de la Seguridad Social. ¿Y el 42% restante? Pues resulta que más de un millón y medio largo de parados no tiene ninguna ayuda del Estado siquiera para sobrevivir a duras penas. Cuando estalló la crisis, con un desempleo similar al de hoy, la ayuda a desempleados atendía a casi un 74%, según datos oficiales.
Hoy no sólo hay muchos menos parados que reciban alguna ayuda sino que la prestación se ha rebajado. En diciembre de 2008, el importe medio de prestación o subsidio por desempleo era 830 euros mensuales, pero a finales del año pasado ya era solo de 820 euros. En lugar de aumentar fue a menos. Y eso sin contar la inflación que merma el poder adquisitivo. En diez años, el gobierno de Rajoy ha recortado el gasto mensual de ayuda al desempleado un 36%. Y eso es mucho dinero.
Hoy lograr una prestación por desempleo es más difícil, por lo que las prestaciones son muchas menos y, si añadimos las rebajas de la misma desde que gobierna Rajoy, resulta que, en vez de ayudar los parados, el gobierno Rajoy ha ahorrado dinero. A costa de que los parados sean más pobres. Con Rajoy el gasto medio mensual en desempleo ha descendido de 2.293 millones de euros a 1.477 desde 2009. Ochocientos millones largos de euros menos para los desempleados son muchos parados pasándolo mal.
Esa es la cruda verdad. Así se entiende mejor, entre otras razones, de que aumente la desigualdad y ni siquiera se vislumbre si alguna vez cesará.