El escritor peruano José María Arguedas, recordado esta semana en Perú en diversos coloquios, impactó en occidente con la apertura del «Mundo andino» de la cultura quechua, dijo hoy el crítico literario y poeta Hildebrando Pérez Grande.
«La obra de Arguedas visibilizó, pues, una cultura agredida, postergada, ninguneada (como decía el mismo Arguedas) por el canon cosmopolita imperante», declaró Pérez Grande a Xinhua.
El también catedrático emérito de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos afirmó que la obra de Arguedas (1911-1969) se ha convertido en la verdadera esencia que forma parte de la identidad de Perú.
«La vida y obra de Arguedas alcanza los niveles de una extraordinaria metáfora: en nuestra América, para usar la expresión martiana (José Martí), su voz es la voz de los pueblos que construyen su identidad social y cultural, atendiendo la diversidad, la variedad de la riqueza humana», explicó el poeta.
Pérez Grande subrayó que la obra de Arguedas «Todas las sangres» (1964), que es una metáfora sobre la riqueza cultural de Perú, logró cohesionar diversas expresiones culturales y lenguas que existen en el país.
«Es un canto a la unidad en la diversidad. Y él lo dijo de manera transparente: somos pueblos de todas las sangres, de todas las esperanzas en un mundo mejor», anotó.
Pérez Grande también destacó la universalidad del lenguaje arguediano que, pese a su originalidad andina quechua, supo insertar un espíritu americanista a sus obras, al trascender fronteras estéticas y geográficas.
«El canon de occidente de muchas maneras, con diversos lenguajes, en cierta forma marginó lo que llamamos la ´expresión americana´ (como lo señaló el libro del escritor cubano, José Lezama Lima), hasta que percibió las bondades de nuestra literatura en el tono, la dicción y el discurso andino del poeta peruano César Vallejo«, anotó.
De acuerdo con Pérez Grande, el mundo occidental y sus escritores finalmente reconocieron el valor de la obra arguediana y sus aportes al recuperar la voz del hombre andino y su cultura milenaria.
«Entonces el canon se abre y asume la humanística voz vallejiana y percibe que se enriquece notablemente, y así está atento a otras escrituras como la de José María Arguedas, quien, con su voz expresa el sentir y el alma más entrañable del mundo andino», precisó.
Arguedas fue autor de obras emblemáticas como «Warma Kuyay» («Amor de niño», en idioma quechua), publicado en 1935; «Todas las sangres» (1964); «El Zorro de arriba y el Zorro de abajo» (1971), entre otros que han sido traducidos a todos los idiomas.
En sus obras, este autor, que nació en la ciudad surandina de Andahuaylas, en la región Apurímac, 796 kilómetros al sur de Lima, fue un difusor de la cultura ancestral andina con la fidelidad del hombre que ha vivido en el seno de esta cultura.
Al respecto, el Premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, dijo en una ocasión que uno de los aportes de este escritor del mundo quechua fue el impulsor de la unidad de un país fragmentado.
«Siempre con la tradición india, quechua, como la tradición urbana, occidental, su obra es un gran esfuerzo por unir esas dos mitades del Perú en una sociedad integrada de todas las sangres como él la llamó simbólicamente en uno de sus libros», puntualizó.
Aunque en vida fue criticado por la élite cultural peruana de mediados del siglo XX, conservadora y negacionista de la cultura quechua, sus obras trascendieron el tiempo y se impuso en este país, proyectándose al mundo.
El autor de «Todas las sangres» ha sido reconocido por los peruanos del siglo XXI por dar a conocer el «Mundo andino», elemento que constituye la esencia de la identidad nacional.
Precisamente, el próximo año, el 2 de diciembre del 2019, Perú celebrará medio siglo de su muerte y los estudiosos e investigadores de su narrativa ya preparan para participar en coloquios y seminarios sobre la vigencia de su obra.
Arguedas fue un viajero incansable para difundir sus obras y pensamiento por varios países.
En 1967 participó en el Segundo Congreso Latinoamericano de Escritores, en la ciudad de Guadalajara, México.
Ese año también estuvo en Santiago de Chile y en Austria.
En 1968 fue elegido jurado del Premio Casa de las Américas y en 1969 realizó tres viajes a Santiago de Chile, poco antes de su muerte.
Arguedas, quien enfrentaba problemas existenciales debido a las experiencias traumáticas que le tocó vivir en su infancia, no pudo soportar más esta situación y el 28 de noviembre de 1969 se disparó un tiro en la cabeza, luego de cinco días murió el 2 de diciembre. (Xinhua)