CÓRDOBA (Argentina).- La guerra de las palabras en el periodismo de la era digital, la unidad para la literatura en español en ambos lados del Atlántico y el lenguaje «de las máquinas» marcaron la primera jornada del VIII Congreso de la Lengua que inauguraron este miércoles los reyes de España y el presidente argentino.
La unión que la lengua española logró entre España y América fue destacada hoy por la escritora brasileña Nélida Piñón y el peruano Mario Vargas Llosa, dos de los «grandes» escritores con los que comenzó la cita más importante del idioma español.
El Nobel de Literatura recordó en su discurso en la ceremonia inaugural del Congreso que la Lengua española no es solo una forma de comunicarse sino que llevó a América «las instituciones más avanzadas de la historia como la democracia, la libertad, una cultura capaz de criticarse a sí misma».
Con la lengua española, agregó, llegaron a América otras cosas como Grecia, Aristóteles y Platón y Roma con sus juristas, el Renacimiento y valores que son lo mejor de esta cultura occidental de la cual es parte integrante y protagonista el español: «la libertad y los derechos humanos».
Una lengua con una vitalidad «indiscutible» pero que no es un producto de las academias «como creen algunos ingenuos, sino que las crean de los hablantes y los escribientes».
Nélida Piñón se encargó de pronunciar la primera conferencia de este congreso, en la que hizo un repaso de español como lengua universal, un idioma que, recordó, fue conociendo desde su infancia.
Desde Cervantes, con Don Quijote y Sancho y la oralidad de lo cotidiano, al inca Garcilaso de la Vega, la brasileña habló también de las mujeres escritoras, desde Santa Teresa de Jesús a Rosalía de Castro, y se refirió también al ladino que mantuvieron los judíos expulsados de la Península.
Y ha recordado cómo, recientemente, al atravesar la Universidad de Salamanca sintió resonar el eco del habla de Miguel de Unamuno cuando, siendo rector, se enfrentó en 1936 al general falangista José Millán Astray en defensa de la cultura.
Junto a Vargas Llosa y Nélida Piñón, acuden estos días al congreso, que se celebra en Córdoba hasta el próximo día 31, escritores como el nicaragüense Sergio Ramírez; el argentino Jorge Fernández Díaz, la argentina Claudia Piñeiro, la española Elvira Sastre y el español Álvaro Pombo.
Además del español en la literatura a lo largo de los tiempos, el congreso abordó también hoy el futuro del idioma en las máquinas.
Bajo el título «La lengua de la inteligencia artificial», el director de la Real Academia Española (RAE), Santiago Muñoz Machado, consideró que en la actualidad se vive «la mayor revolución de la historia de la humanidad».
«Hoy no solo contamos con el español que están hablando más de 570 millones de personas, tenemos que sumar las miles y millones de máquinas y robots. Hoy en día las máquinas y robots hablan el idioma que imponen sus creadores: las grandes corporaciones», destacó Muñoz-Machado.
Es así que explicó durante su intervención que ha establecido con Telefónica un acuerdo de investigación y colaboración sobre la lengua de la inteligencia artificial abierto a otras grandes empresas tecnológicas y medios de comunicación.
La evolución de la lengua en los medios de comunicación en tiempos de la rapidez digital, y con el lenguaje inclusivo buscando su lugar, protagonizó un diálogo entre Fernández Díaz y la directora del diario español El País, Soledad Gallego-Díaz.
El autor de novelas como «Mamá» y «El puñal» destacó la importancia que tuvo la publicación hace cuatro décadas del primer libro de estilo, el de la Agencia Efe, una herramienta que se sigue haciendo fundamental frente a los desafíos de la rapidez en los medios digitales, en los que se advirtió «una cierta relativización del error ortográfico», y temió que ocurra lo mismo con los datos.
«Esa inmediatez tiene un riesgo enorme de simplificación del lenguaje y eso es un empobrecimiento del lenguaje y me parece peligroso. El matiz es fundamental, y las palabras no significan lo mismo», añadió Gallego-Díaz, en un momento de «guerra de palabras» -como definió Fernández Díaz- que se mezcla con el auge del lenguaje inclusivo.
La directora de El País recordó que cuando asumió el cargo el año pasado dijo que a lo único que había que tener «obediencia» era «al libro de estilo».
«Obediencia estricta en el papel, en la web y todos los productos», concluyó.
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