LA HABANA.- El
El gobierno cubano no desea la ruptura de relaciones con EE.UU. pero está lista para asumir ese desafío como lo hizo durante seis décadas en que el enfrentamiento con ese país no le quitó el sueño.
«No es algo que deseamos, Cuba cree que deben existir relaciones bilaterales con Estados Unidos y trabaja a favor de que existan. Sabemos que ese es el interés de la mayoría del pueblo estadounidense. Pero si no existieran, estamos listos a asumir ese desafío, así vivimos durante muchos años», afirmó este lunes el director para EE.UU. de la Cancillería cubana, Carlos Fernández de Cossío.
En declaraciones a la prensa durante un evento académico en La Habana sobre «Cuba en la Política Exterior de EE.UU.», el diplomático afirmó que no cree que vaya a darse esa ruptura pero reconoció que «hay un grupo de personas poderosas» con esa intención en el país vecino.
«Y lo que no puede Cuba es sorprenderse con esa realidad si es que sucede», apostilló.
Fernandez de Cossío consideró «difícil» prever cuáles serían las consecuencias de la ruptura bilateral más allá de los efectos que tendría «sobre aquello que depende de esos vínculos oficiales».
«Lo cierto es que vivimos 60 años sin vínculos oficiales con EE.UU. Durante años no tuvimos relaciones y aquí nadie perdió el sueño y no va a suceder si rompemos relaciones», insistió.
El alto funcionario comentó que en el foro celebrado hoy con la asistencia de más de treinta académicos de EE.UU. se discutieron los desafíos para que los dos países puedan avanzar hacia una relación bilateral, con la experiencia de los años precedentes «en que se demostró que es posible construir una agenda bilateral».
«Pero esto depende de la voluntad política y hoy no existe en el Gobierno de Estados Unidos la voluntad de construir una relación pacífica y respetuosa con Cuba», subrayó.
También defendió que mientras siga vigente la ley Helms-Burton «no es posible pensar en una relación sostenible», por lo que «cualquier esfuerzo futuro para la relación bilateral va a tener que tomar en cuenta el obstáculo que representa» esta legislación punitiva hacia la isla.
Cinco años después del histórico anuncio del «deshielo» diplomático, Cuba y Estados Unidos atraviesan uno de los momentos más bajos en su relación bilateral, ya que la Administración de Donald Trump es contraria al acercamiento a la isla impulsado por el anterior presidente, Barack Obama.
La tensión se ha ido incrementando en los tres últimos años a medida que EE.UU. ha endurecido no solo la retórica, sino también el embargo de sesenta años con nuevas sanciones que han repercutido con dureza sobre la economía cubana, y en especial sobre la industria turística y los viajes de estadounidenses a la isla.
Aunque las embajadas mutuas permanecen abiertas y se mantiene una cooperación limitada en temas como la lucha contra el narcotráfico o medioambiente, la escalada en el enfrentamiento bilateral ha provocado en los últimos tiempos especulaciones sobre una eventual ruptura de las relaciones diplomáticas entre los dos países.
EFE