El Ministerio de Cultura declaró como Patrimonio Cultural de la Nación a la música y danza chacareros, lawa k’umus o chacareros-lawa k’umus que se practica en el distrito de Ácora y algunos pueblos del distrito de Platería, en la provincia y región Puno.
Según una resolución viceministerial publicada ayer en el Diario Oficial El Peruano, este reconocimiento responde a que esta manifestación cultural constituye un complejo cultural que designa a la forma danzaria, al instrumento musical acompañante y a su estilo de interpretación, constituyéndose como una manifestación de los profundos vínculos que entrelazan las expresiones artísticas con prácticas rituales de manejo y control de tierras, y un sentido de veneración y respeto por la naturaleza que viene de una cosmovisión propia de la cultura aymara, heredada del antiguo pueblo Lupaca.
La danza chacareros o lawa k’umus es de carácter fundamentalmente agrícola, ligado con el cuidado ritual de las chacras o campos de cultivo. En ese sentido, su práctica se da en el contexto de las celebraciones del carnaval aymara o anata entre los meses de febrero y marzo, coincidiendo con el florecimiento de las primeras cosechas de papa.
Su representación cumple un rol particularmente significativo la fecha de lunes carnaval acompañando el ritual familiar del “jatha katu”, en el que se “asegura” o “atrapa” simbólicamente las semillas para la siguiente campaña de siembra y se agradece a la madre tierra, propiciando la abundancia de las cosechas.
En base a consultas directas con los portadores y testimonios recogidos en trabajos de investigación, la fecha en que se lleva a cabo este ritual puede variar entre el sábado y el miércoles de la semana de carnavales. Del mismo modo, se encontró información sobre el uso musical de los lawa k’umus a inicios de enero en la comunidad campesina de Titilaca, como parte de rituales desarrollados con el fin de prevenir heladas y granizadas.
El “jatha katu” es un ritual celebrado por el pueblo aimara en el ámbito altiplánico, consistente en la visita por parte de las familias a sus parcelas recién florecidas de papa. Se acompañan con la música de los chacareros o lawa k’umus interpretada por los varones de la familia, mientras que las mujeres avanzan danzando y cantando al ritmo de la música. Ya en el campo se procede a rodear la parcela y hacer la ch’alla, rociando la tierra con vino, aguardiente, pétalos de flores y serpentina, mientras que la música de los lawa k’umus sigue sonando.
Luego de esto se retira la primera mata de papas, limpiándola y colocando los tubérculos en una manta donde se vuelve a hacer la ch’alla. Posteriormente, los músicos de lawa k’umus se van juntando para visitar la casa de los alferados del carnaval. Aquí reciben atenciones en la forma de comida, bebida, adornos florales y serpentinas, para luego acompañar otros momentos rituales que forman parte de las celebraciones de la anata o carnaval, y que finalizan con el kacharpary.
La mayoría de testimonios y relatos de tradición oral recogidos por el expediente evaluado por el Ministerio de Cultura se remiten a dos correlatos para explicar el origen de la expresión. Por un lado se la vincula con el antiguo señorío aymara Lupaqa de la cuenca sur-occidental del lago Titicaca, del cual Ácora habría formado parte junto con otras cabeceras de provincia o pueblos principales como Chucuito, Juli, Ilave, Pomata, Yunguyo y Zepita, adjudicándole un origen ancestral.
Por otro se señala que la matriz cultural de los chacareros o lawa k’umus se localizó en donde actualmente se ubica el centro poblado de Santa Rosa de Yanaque junto a sus anexos y parcialidades, que anteriormente pertenecieron al ámbito territorial del denominado ayllu qullana surupa en Ácora, y donde actualmente residen los maestros constructores del instrumento musical denominado lawa k’umu.
La norma lleva la rúbrica del viceministro de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, Juan Pablo de la Puente Brunke.
ANDINA